El éxito actual de nuestra ficción fuera de nuestras fronteras, muy bien ejemplarizado por La casa de papel, no se entendería sin ficciones del pasado como El Internado o El Barco, los primeros grandes y rompedores proyectos de la factoría Globomedia.
Y precisamente hasta allí hay que viajar para entender La Valla, la primera serie de Atresmedia en colaboración con The Good Mood -la productora de Daniel Écija- que llegará en enero a ATRESPlayer PREMIUM y después a Antena 3.
'La Valla' se fija en la fórmula que tan buenos réditos le ha dado a La 1 con 'Estoy vivo'
Y es que, esta distopía que nos traslada a un futuro próximo en el que las democracias occidentales se han convertido en regímenes dictatoriales, bebe sin ninguna duda de aquella fórmula de éxito que mezclaba costumbrismo y ciencia ficción, y que tan buenos réditos le ha dado a La 1 recientemente con Estoy vivo.
Si hace unos años aquella receta de serie familiar con variedad de perfiles de personajes para enganchar a todos los targets de audiencias posible abocó a Globomedia a una crisis, ahora parece que puede ser la clave para la supervivencia de la ficción en abierto.
Y más teniendo en cuenta del hecho de que las series de Atresmedia ahora duren 50 minutos ha llevado a sus creadores a no tener que meter tantas y tantas subtramas aburridas e innecesarias, evitando ralentizar el ritmo.
Así, La Valla es eso, la serie clásica de Globomedia con varias tramas protagonizadas por distintos personajes en distintas edades, pero reajustada a los nuevos tiempos para intentar atrapar a los espectadores más deseosos de historias con algo más de riesgo.
Riesgos como el poder aventurarse a idear cómo sería España en un futuro si, la escasez de recursos naturales y una Tercera Guerra Mundial, convirtieran a nuestro país en un régimen dictatorial. “Nos quitaron lo más importante: la libertad”, dice la siempre brillante Ángela Molina.
A partir de ahí resulta ‘divertido’ realizar paralelismos con la situación actual de nuestro país con el reciente auge de la extrema derecha, o la preocupación por el cambio climático.
Y todo ello, por supuesto, con una fotografía impecable y un reparto en el que se conjuga la veteranía de Molina con el talento de niños como Laura Quirós y, sin olvidarnos, de las grandes descubrimientos de Eleonora Waxler, Elena Seijo o Ángela Vega.
Atresmedia y The Good Mood tienen entre manos un gran producto para intentar una vez más probar si consiguen atrapar al público lineal. De no hacerlo, su consumo en plataformas está más que asegurado. Bien por Atresmedia que sigue dando valor a su marca de Series Atresmedia con un producto así. Y bien por The Good Mood, que vuelve a aprobar con nota con su segunda serie.