Pocas novelas y pocas series han inspirado tanto en la moda y la costura a sus lectores y seguidores. Hace poco en una entrevista un modisto me reconoció que desde que se emitió El tiempo entre costuras había aumentado el número de clientas que buscaban en su taller esa magia que habían visto por la tele. Las prendas hechas a medida, las pruebas, ese ritual que parecía estar perdiéndose con la crisis y la Fast fashion volvió a coger fuerza gracias a la certera aguja de María Dueñas, autora y creadora de Sira Quiroga.
Nova vuelve a reponer la exitosa ficción de Antena 3 cada lunes desde hoy a las 22.30 para que revivamos el maravilloso viaje de Sira Quiroga hacia un destino inesperado. La época en la que está ambientada y el proceso vital de la protagonista convirtieron, tanto a la novela como a la serie, en un catálogo de moda impresionante.
Del Madrid de la Segunda República, al Protectorado español en Marruecos durante la Guerra Civil, para volver a una Madrid franquista y un mundo en plena Segunda Guerra Mundial. Las tendencias de la época se veían reflejadas en la modista y espía Sira, pero también en los modelos que creaba para sus ilustres clientas, sobre todo Rosalinda Fox.
Preguntada por el valor de la moda como herramienta semiótica de su novela, María Dueñas contestó: “Es una herramienta que me permite ir marcando las etapas de la evolución del personaje. Al principio en la plaza de la Paja de Madrid con sus batitas humildes de percal (un fino tejido muy barato de algodón), ropa que le confecciona su madre con los retalillos del taller.
Ella va evolucionando y una de las mejores maneras de demostrar su nuevo modo de vida, su nueva personalidad y su crecimiento vital y ascenso social junto a Ramiro es la indumentaria. Me interesaba desde el principio hasta el fin que quedase plasmada esa evolución del personaje: es una novela de aprendizaje vital, de jovencita incauta e inocente transformada por las circunstancias en una mujer independiente y con un compromiso voluntariamente adquirido.
Para ello se va alterando todo el ecosistema que la rodea, las casas en las que vive, la gente que la acompaña y, por supuesto, la ropa con la que se viste. Y todo se va sustituyendo en cada parte de la novela. Ella siempre está rodeada de gente, pero no hay nadie que esté conella las 600 páginas de la novela, al final está siempre ella".
"Y con la ropa pasa lo mismo, las modas llegan y se van… Son complementos a su persona que van definiendo su crecimiento y su personalidad”. Si bien es cierto que no se respetaron al 100% para la versión televisiva los vestuarios descritos por María Dueñas en su novela, muchos incluso mejoraron, en opinión de la autora, tras la labor de Bina Daigeler (encargada de vestir otras series como Toledo, La Fuga o películas como Volver, Todo sobre mi madre, Biutiful y Pájaros de Papel).
Lo que desde luego sí que se ha mantenido es la perfectamente visible evolución del estilo de Sira, primero una joven con pocos recursos en Madrid, luego asciende de clase social y cambia de estilo de vida (y armario) junto a Ramiro, luego tiene que recuperar su vida como costurera en Tetuán y finalmente convertirse en alguien que no es para su nueva profesión de espía. En este caso, la moda es clave. Un disfraz perfecto para hacerse pasar por Arish Agoriuq, una modista marroquí atrevida.
“Hay dos partes, el vestuario de los protagonistas que es una recreación fiel de la moda de los 30 y 40 y la parte del salón de alta costura que tiene Sira, que recrea un mundo diferente por las telas y el poder adquisitivo de la clientela extranjera” explicó la diseñadora de vestuario de la serie.
Bina Daigeler aseguró que Chanel y Elsa Schiaparelli fueron parte de su inspiración a la hora de vestir a su protagonista, interpretada por la enorme Adriana Ugarte. También comentó que las actrices de Hollywood como Marlene Dietrich, Greta Garbo y Rita Hayworth le sirvieron para dar ese aire sofisticado y chic a Sira Quiroga.
Aseguró que destacaba dos diseños de forma especial. El primero es el vestido de estampado floral que Sira luce para celebrar fin de año con su padre. También el look de traje de chaqueta blanco y turbante con el que llega al Hotel Ritz en su primera misión como espía. Muy jequesa de Qatar. No le falta un detalle: perlas, guantes, bolso de piel de serpiente… Ojo cuando estéis viendo la serie a esas ideales maletas vintage de Louis Vuitton que le carga el botones.
Destacaremos una serie de looks para que veáis esta reposición veraniega de la serie con el ojo fashionista entrenado. Empezamos con el traje de la novia que nunca fue. La mantilla la alquilaron en la Sastrería Cornejo en Madrid y el vestido es un diseño de Bina Daigeler con un encaje que compró en Inglaterra. “Me inspiré en fotografías antiguas”.
Con las altas temperaturas y teniendo en cuenta que son lo último en moda de baño, recordamos el bañador que Sira llevaba en el feliz día de playa que pasa junto a Rosalinda, Félix y Marcus. Azul con estampado en varios colores y el corte vintage característico de la época.
Sira y las flores. Es evidente que uno de los estampados favoritos de la protagonista es el floral y lo utiliza siempre que puede. El impresionante vestido blanco con llamativas flores de colores hechas a trazos que luce junto a Félix o uno de los que utiliza para estar en el taller y que se convirtió en el más reconocible por usarse en la promo de la serie.
Sira no se queda atrás con los looks de invierno: abrigos, sombreros y pieles que luce como si de una modelo se tratase. Ella tenía que dar una imagen de estar a la última para que sus clientas confiasen en ella para sus pedidos. Y una de las claves que no aparecen en el vestuario de la novela es el uso del pantalón. Bina Daigeler consideró que Sira debía llevar esta prenda como señal de modernidad y estar a la última.
Sira y los vestidos
Ya hemos visto algunos de los vestidos que luce Sira en eventos especiales de su vida, pero aún tiene en su armario agradables sorpresas que veréis a lo largo de la serie. Desde detalles como bordados en oro, hasta tejidos dorados, el color marsala o el escote halter.
Y aunque es evidente que con los trajes de noche está impresionante, donde se sentía más la verdad del personaje era cuando aparecía con un look desenfadado pero tremendamente chic. “La moda es un atributo más que define al personaje, no es un mero adorno. En otras novelas, puede que sí. Pero a mí me ha servido para marcar las pautas de la evolución del personaje y ha sido una herramienta de gran utilidad. Cada etapa se define por una serie de características que van desde las sentimentales a las arquitectónicas de los edificios en los que vive y la ropa, que la define totalmente”, analiza María Dueñas. “La diseñadora encargada, Bina Daigeler, tuvo libertad plena. Es su trabajo y lo hizo por su cuenta y me lo enseñó al final. Por ejemplo, yo nunca puse a Sira con pantalón y ella sí, también con los turbantes, yo utilicé el punto exótico, pero menos. Ella ha interpretado y sabe mucho más de moda que yo y, además, también tenía que tener en cuenta las necesidades de espectacularidad que requiere el lenguaje audiovisual”, explicó María Dueñas sobre los cambios y el resultado final del vestuario de la ficción televisiva basada en su novela El tiempo entre costuras.