Cuarto choque la noche del lunes entre Idol Kids y Mujer, la serie revelación del verano y el otoño. El talent show de Telecinco, tras su estreno sobresaliente con más de 2.1 millones de espectadores (17,9%) el pasado 7 de septiembre, se vio superado en la segunda y tercera gala por la ficción turca de Antena 3, que acertaba de pleno con su estrategia de tres pases continuados a la semana.
El mayor reclamo de la franquicia internacional es su jurado, transmutado del original tras la retirada de Malú en septiembre de 2018, con una Isabel Pantoja concentradora de todas las miradas y atenciones, una táctica, que, desgraciadamente, desluce la verdadera magia del programa: el talento de los pequeños.
El buenismo de Isabel Pantoja en 'Idol Kids' cansa, así como su falta de naturalidad y sus parcos argumentos vocales y musicales
El tirón mediático de la tonadillera sevillana es innegable. No hay espacio por el que haya pasado que no hay reportado suculentas cifras de seguimiento, pero no es lo mismo ver a la artista pasándolas canutas en Cayo Cochinos que detrás de una mesa valorando las actuaciones de los concursantes. Su buenismo cansa, hasta el punto de que el reclamo del pase de esta semana es el toque de atención de la organización y sus compañeros, incluido el maestro de ceremonias, para que sea más estricta en sus valoraciones.
Su falta de naturalidad no pasa inadvertida al sabio ojo del espectador y, eso, lo impostado, es probablemente lo más dañino para el formato de Fremantle, una productora con un enorme bagaje en estas lides. Cuesta creer que los mismos responsables de Got Talent, Factor X o Mask Singer no hayan equilibrado la sobreactuación de la coplera con una mayor atención a las actuaciones y a las historias personales de los participantes. Sin olvidar que apenas aporta razonamientos técnicos, en los que se supone estar bastante versada, en la justificación de sus evaluaciones.
No es solo cuestión de contar con un jurado de estrellas, el éxito de un 'talent' pasa inevitablemente por un casting potente, inédito y que brille por sí solo
Concentrada tanta atención en la ex concursante de Supervivientes, la magia del talento precoz parece pasar de puntillas. No es solo cuestión de contar con un jurado de estrellas, el éxito de un talent pasa inevitablemente por un casting potente, inédito y que brille por sí solo.
Un ejemplo es Hugo, el ganador más joven de la historia de Got Talent, que con su tambor dio la vuelta al mundo. La inocencia y espontaneidad de este niño de tres años fue capaz de ensimismar a los casi cuatro millones de espectadores de la final de la quinta edición.
El trabajo de Edurne
No obstante, es justo poner en valor el trabajo y experiencia de Edurne. La cantante, que saltó a la fama como participante de Operación Triunfo 4, conoce bien cómo viven esta prueba de fuego los que están en el escenario y, también, los elementos del espectáculo que marcan la diferencia entre un buen y mal jurado televisivo. Su currículum vitae, con presentaciones espectaculares en Más que baile, Tu cara me suena y Eurovisión, avalan el extenso recorrido de la madrileña en la pequeña pantalla.
Edurne: Parece que soy la mala aquí, porque siempre digo las cosas
Ese bagaje como jurado, fraguado al lado de Risto Mejide, le ha permitido evolucionar en Idol Kids, convirtiéndose en la ‘menos buena’ en sus valoraciones. No todos pueden pasar, alguien tiene que poner coto y cordura, ya que solo unos pocos están llamados a ser los portadores del ticket de oro.
“Parece que soy la mala aquí, porque siempre digo las cosas”, dijo en su primer enfrentamiento con la madre de Kiko Rivera tras la interpretación de Feeling Good a cargo de Mario. Además, ha hecho buen tándem con Carlos Jean, aunque al polifacético músico gallego le falte ese recorrido tan necesario que exige el formato.