Sin tetas no hay paraíso significó un antes y un después para Miguel Ángel Silvestre, pero no sólo porque el personaje de El Duque le lanzó al estrellato. Tras el éxito de la ficción de Telecinco en la que compartía protagonismo con Amaia Salamanca, el castellonense descubrió todas las contrariedades que conlleva la fama.
Tuve que digerir que lo espontáneo sale desde la diversión, del juego, del disfrute
El actor se obsesionó de tal forma con alcanzar la perfección que lo único que le provocaba era infelicidad. Tiempos en los que apostó por proyectos cinematográficos como Verbo, que supuso un duro golpe tras su fracaso en taquilla y la crítica negativa de la prensa.
“Poco a poco tuve que digerir que lo espontáneo sale desde la diversión, del juego, del disfrute. Me he tenido que esforzar en moverme en esos valores. Ahora me encuentro en un momento donde reconozco mis limitaciones, reconozco lo que se me da mejor, y simplemente intento jugar con la baraja lo mejor que puedo disfrutando”, confesaba a BLUPER en febrero de 2005, poco antes de comenzar la promoción de Sense 8, su primer gran proyecto internacional.
“El actor va por edades, por épocas. Por eso la búsqueda del actor debe ser constante. No hay que quedarse cómodo en un personaje o en una expresión. La balada que funcionaba hace cinco años no funciona ahora. En esta carrera va haber muchos triunfos y muchos fracasos. Ojalá haya más triunfos que fracasos”, añadía.
Un merecido Ondas
Y, de momento, parece que son más los triunfos que los fracasos. Y es que, desde entonces, su carrera ha sido imparable con proyectos como Narcos (Netflix), En el corredor de la muerte (Movistar), 30 monedas (HBO), Sky Rojo (Netflix), La casa de papel (Netflix) y próximamente Los enviados, cuyo rodaje acaba de anunciar Viacom.
Grandes proyectos que tienen un denominador común: la televisión. Y es que Silvestre no se ha dejado cegar por las luces del cine y ha entendido el poder de la ficción televisiva. Algo que le ha llevado a trabajar con las hermanas Wachowski, Álex de la Iglesia, Álex Pina, Ramón Campos y ganar el Ondas a mejor actor por En el corredor de la muerte.
Allí demostró una gran valía y profesionalidad que fue alabada no sólo por su director -“Es el actor más trabajador que me he encontrado nunca”, sino por la prensa especializada, que valoró notablemente el trabajo del actor.
“El trabajo de Silvestre es impecable, mimetizándose al 100% con Ibar, adquiriendo su acento cubano, su forma de hablar, sus poses, trasladándonos su angustia. Es, sin ninguna duda, el papel que supone un punto de inflexión en su carrera y que demuestra su perseverancia a la hora de prepararse un papel”, escribíamos desde BLUPER.
El próximo proyecto suyo que se verá será 30 monedas, la serie de Álex de la Iglesia para HBO Europe, un trabajo del que se espera mucho. De momento, todo son buenas palabras por parte del cineasta. “Es una gozada trabajar con él. Es el elemento más cómico de la serie”.