Cada martes, un participante de La casa fuerte se enfrenta a una sección llamada el espejo del alma, en el que repasa su vida y se sincera. Esta semana le tocó a Samira Jalil, que reconoció en su reflejo a “una niña caprichosa, a veces egocéntrica, que ya es una mujer de 30 años. A veces déspota, a veces soez... pero a la que el alma y el amor le ha vencido en varias ocasiones”.
En el espejo iban apareciendo varias palabras y ella las iba comentando. Sobre el término soledad, confesó que es una persona “con miedo a la soledad y al fracaso que ha buscado el amor y el hogar que a veces le han faltado. Por mi personalidad me he sentido sola, pero por la herencia de mi madre, que son mis hermanos, no he estado nunca sola”, recordó.
Para Samira, el recuerdo de su madre es algo que todavía le duele, y señaló que tiene miedo de perder a sus hermanos y el resto de sus seres queridos. “La vida a veces es muy injusta y se lleva a personas que no se tenían que haber ido” reconoció.
Su hermano Joel, presente en plató, le mandó un mensaje de ánimo, y entonces Samira se mostró más vulnerable de lo que nunca la habíamos visto. “Mis hermanos son lo más importante. Les he dejado de lado muchas veces por aferrarme al macho de turno que ha pasado. Me siento muy mal con eso, he perdido momentos espectaculares con ellos”. Aseguró que enmendará esa actitud y que le dará a su familia todo el amor que lleva dentro.
Por último, explicó que quiere ganar para dar una vivienda digna a su hermana, que vive con cinco sobrinos en Argentina en una chabola. “Quiero que puedan dormir calentito y que no duerman más con ratas. Quiero ganar todos los concursos por ello, sin miedo a nada y sin importar lo que me digan”, argumentó.