Anabel Pantoja vuelve a ser noticia por abandonar de forma temporal el programa Sálvame. Un impasse provocado por la complicada situación de su familia derivada de la disputa entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera por la herencia de Paquirri.
Esta retirada de Anabel puede suponer una gran alegría para algunos de sus compañeros del programa pero, en términos televisivos, es una gran pérdida. A pesar de sus contradicciones, la joven ha conseguido convertirse en uno de los personajes más hilarantes del panorama mediático actual. Un diamante en bruto del que aún queda mucho por pulir.
Los inicios de Anabel Pantoja en televisión
El salto a la televisión de Anabel Pantoja, hija de Bernardo Pantoja, se produjo en 2011. La joven, hasta entonces mano derecha de su tía Isabel en giras y conciertos, se estrenó como defensora de su primo Kiko Rivera en Supervivientes 2011. Más adelante, fichó como colaboradora de la sección de corazón de El programa de Ana Rosa y a partir de ahí no ha dejado de encadenar proyectos en Mediaset.
Anabel fue concursante de Supervivientes en 2014, dio el do de pecho en Levántate: All Stars en 2016, comenzó a colaborar en Sálvame en 2017, fue la primera expulsada de GH VIP 7 hace dos años y se resarció con una delirante participación en Sálvame Okupa -una de las mejores hibridaciones televisivas de la historia de Telecinc - en la que cautivó a la audiencia con momentos de absoluto surrealismo.
¿Por qué triunfa la sobrina de Isabel Pantoja?
Al igual que otros muchos famosos y famosas del panorama nacional, Anabel Pantoja consiguió acceder a la televisión por sus conexiones familiares al ser sobrina de Isabel Pantoja. Sin embargo, toda bendición tiene su maldición. Las acusaciones y burlas hacia la prima de Kiko Rivera por sus orígenes han generado horas y horas de conflicto en Sálvame, algunas con momentos de alto voltaje.
No obstante, y teniendo que lidiar con una posición muy complicada, Anabel es capaz de tirar de comicidad para dejar de lado sus telenovelas familiares. Además, a diferencia de otros colaboradores de la pequeña pantalla que solo saben intervenir cuando se habla de lo que sucede en su clan, como le sucede a Alejandra Rubio en Viva la vida, Anabel sabe jugar muy bien sus cartas. No necesita nada más que su forma de ser para conseguir seducir a la audiencia.
Así pues, el secreto de Anabel Pantoja frente a otros rostros de televisión reside en su capacidad para ser orgánica en todo momento. No necesita excentricidades ni grandes discursos. Su naturalidad y su sentido innato para el espectáculo la convierten en una auténtica joya a la que ‘Sálvame’, poco a poco, ha ido sacando brillo.
Parte de su éxito se debe a su honestidad a la hora de hablar públicamente de sus inseguridades. Cuando han salido a la palestra, Anabel ha sido capaz de asumir y mostrar su condición humana para sacudirse el halo de frivolidad con el que muchos famosos se empeñan en cubrirse. Esto permite que los espectadores se proyecten en ella, generando un vínculo que muy pocos rostros de la pequeña pantalla consiguen.
Esta capacidad para conectar emocionalmente con la audiencia también ha provocado que la sobrina de Isabel Pantoja sea tremendamente popular en redes sociales. Cuenta con una legión de seguidores en Instagram, un millón cuatrocientos mil en la actualidad, que le permiten obtener grandes cantidades de dinero por ingresos publicitarios gracias a colaboraciones con marcas, que confían en ella atraídas por su capacidad para generar engagement con su público.
El prometedor futuro de Anabel Pantoja
El tiempo que Anabel Pantoja permanezca alejada del plató del programa de tarde de Telecinco, de las afrentas de algunos colaboradores y de la atmósfera de Mediaset le será muy útil para replantearse su futuro en los medios. Como persona y como personaje, Anabel necesita seguir avanzando en su evolución para demostrar sin titubeos que su talento como show-woman trasciende los culebrones de su familia.
Quizá ha llegado el momento en el que la joven debe sacudirse esa estrella que pesa tanto, la del apellido Pantoja, para poder brillar con luz propia y epatar a aquellos que antaño intentaron apagar su talento. En el plató de Sálvame ya se musita que Anabel Pantoja podría ser la heredera natural de Belén Esteban como “princesa del pueblo”, pero no parecen darse cuenta de que la sobrina de la folclórica va más allá.
No necesita palmeros, complicadas historias de amor, una silla en Telecinco o una corona de oropel. Anabel Pantoja está muy lejos de esos reyes y reinas de los medios que se aferran al trono por derecho divino con aires absolutistas. Desde el momento en el que decidió ser ella misma y aceptarse, Anabel se adentró en un lugar que no se ve, pero se siente. Un reino en la mente y el corazón del espectador llamado empatía.