Cuidar el ciclo del agua, una tarea de todos

Embalse de Navalmedio (Madrid)

Madrid puede presumir de un agua del grifo de excelente calidad, gracias, sobre todo, a la baja salinidad de las aguas que almacenan sus 13 embalses, situados en las sierras norte y oeste de la Comunidad de Madrid, pero también gracias a un estricto programa de vigilancia de la calidad, desde el origen hasta la red de distribución, pasando por las potabilizadoras y los depósitos.

Hoy, los embalses superan el 91% de su capacidad, una cifra muy alta para un mes de junio, pero hace solo unos meses, a finales de febrero, estaban casi 20 puntos por debajo de la media histórica: la situación puede cambiar en muy pocos meses para bien, pero también puede hacer lo mismo para mal. Canal de Isabel II se plantea cada día como el anterior a una potencial sequía, incluso si la situación hidrológica es tan buena como la de este comienzo de verano.

Las 24 horas del día, los 365 días del año, todo el sistema de abastecimiento de la Comunidad de Madrid está vigilado por miles de sensores, instrumentos de medida, alarmas, y distintos dispositivos que están pendientes de cualquier alteración en la extensa red de distribución de Canal de Isabel II (más de 17.000 kilómetros), en los embalses o en los más de 300 depósitos con los que cuenta la empresa pública en la región, entre otras muchas infraestructuras. Todo este esfuerzo de logística e ingeniería tiene un fin que, a su vez, es una gran responsabilidad: cada día, hay que abastecer a más de 6 millones de personas en la Comunidad de Madrid, y asegurarse de que el agua residual que se genera en la región vuelve a los ríos en la mejor de las condiciones.

Sala del Centro de Control (Majadahonda)

Pero toda esta avanzada tecnología no sería de ninguna utilidad si no hubiese personas detrás: los trabajadores del Centro de Control, situado en Majadahonda, que reciben y analizan estas alertas, y, como si fueran el sistema nervioso en el cuerpo humano, deciden qué músculo mover para solucionar las posibles incidencias o alteraciones en el servicio. Además, cuentan con más de 6 millones de sensores de precisión que avisan cuando falta agua o no sale con la calidad esperada: los propios madrileños.

No se perdona ni una gota perdida: con el fin de prevenir incidencias y evitar problemas de desabastecimiento a los usuarios, Canal de Isabel II desarrolla desde 2013 planes de prelocalización de fugas mediante dispositivos que captan el ruido que produce el agua al escaparse. Así, gracias a este sistema, que minimiza las pérdidas de agua en la red de distribución, en 2017 se revisaron 6.320 kilómetros de redes, en los que se localizaron 336 fugas ocultas. Los beneficios aportados por esta búsqueda proactiva de incidencias no solo evitan las pérdidas de agua, sino que también permiten planificar los trabajos de reparación de las tuberías afectadas y preavisar a los clientes afectados por el posible corte de suministro, necesario para la reparación.

Técnicos de Canal de Isabel II

Además de la prelocalización, en 2017 se comenzó a probar la detección de fugas por satélite. Y es que gracias a un software que superpone la cartografía de la red de distribución con datos captados por satélites con la humedad del terreno, se pueden ubicar con mucha precisión los puntos de posibles fugas que, posteriormente, se confirman mediante los métodos tradicionales de prelocalización acústica. Estas acciones preventivas, junto con una inversión anual recurrente de 30 millones de euros para la renovación de su red de distribución, han conseguido reducir las incidencias registradas tanto en tubería general como en las acometidas (puntos de suministro) en un 42,4 % desde 2009.

Como parte de los esfuerzos de sensibilización realizados por Canal de Isabel II, destaca Canal Educa, el programa educativo dirigido, de manera totalmente gratuita, a profesores, alumnos, personal no docente y a todos aquellos colectivos e instituciones vinculados con la educación en la Comunidad de Madrid y que gestiona la Fundación Canal.

Canal Educa, entrega premios (2011)

Canal Educa lleva desde 1991 aprovechando el conocimiento técnico y de gestión de una empresa como Canal para concienciar a los centros educativos de la región de la importancia del ahorro de agua, lo que le ha llevado a obtener varios galardones nacionales e internacionales. Educar en el uso responsable del agua potable no es el único fin del programa educativo de Canal de Isabel II y la Fundación Canal, sino que se esfuerza en explicar a la comunidad escolar toda la gestión del ciclo integral haciendo hincapié en la gran importancia que tienen los pequeños gestos individuales en una comunidad autónoma de más de 6 millones de habitantes.

¿Y si el agua pudiera tener una nueva vida? ¿Y si el ciclo pudiera tener un giro más después de la depuración? En efecto, es así: cada año, casi 16.000.000.000 litros de agua depurada, en vez de acabar, una vez limpios, en los ríos, reciben un tratamiento adicional que no los hace aptos para consumo, pero sí para otros usos secundarios: por ejemplo, para regar parques, jardines, campos de golf y zonas verdes en general. También para limpiar las calles, e incluso para ciertos usos industriales. Y, por supuesto, cada litro de esta agua regenerada que se emplea en estos fines es un litro de agua potable que se ahorra.  

Parque en Pinto (Madrid)

La apuesta por el agua regenerada en Canal de Isabel II es clara: hay más de 500 kilómetros de redes para transportar esta agua reutilizada y 25 plantas que aplican este tratamiento para producir agua regenerada. Y dentro del plan estratégico de la compañía se persigue que estos números crezcan cada vez más. Pero en 2017 Canal no solo produjo 16 hectómetros cúbicos de agua regenerada, sino que los tratamientos terciarios estuvieron en funcionamiento incluso en épocas sin demanda de esta agua para riego para poder verter 100 hectómetros cúbicos de agua a los ríos en una calidad hasta siete veces mayor a la del agua depurada normal: el compromiso es ir no un poco, sino mucho más allá de lo que marca la ley en cuanto a calidad ambiental.

Son muchos los esfuerzos que Canal hace por ahorrar agua: educar a los más pequeños, apostar por el agua regenerada, buscar las fugas y estudiar la mejor manera de abastecer a toda la población, cuidar los embalses como reservas de vida… Todos esos esfuerzos no servirían de nada si todos los madrileños no colaborasen desde sus hogares.

Las posibilidades son casi infinitas: desde aprovechar el agua sobrante de las comidas para regar las plantas a cerrar ligeramente la llave de paso de las casas, pasando por utilizar cisternas de doble descarga o los más evidentes, cambiar los baños por duchas y cerrar el grifo mientras fregamos, nos enjabonamos o nos lavamos los dientes. También, durante el verano, conviene, por el bienestar de las plantas y para gastar menos agua, regar por la noche o a primera hora de la mañana, para evitar la evaporación. Gracias a todos estos gestos, al uso de agua regenerada y al esfuerzo inversor y técnico para reducir las pérdidas en la red, en la Comunidad de Madrid se ha logrado reducir el consumo per cápita en casi un 30 % desde la última sequía de 2005.