Más allá del modelo tradicional universitario: inmersiones internacionales como experiencia de vida
Solo los mejor preparados serán capaces de responder a los retos de un futuro cada vez más retador. La cuarta revolución industrial y la globalización nos traen sociedades distintas y un ritmo de cambio nunca antes visto. Una buena formación es aquella que prepara para el desafío de lo nuevo y de lo inesperado, que pone en manos del alumno las mejores herramientas para desarrollar su potencial y lo acompaña en todo el proceso, haciéndole vivir experiencias de aprendizaje únicas, diferenciadoras y globales.
La Universidad Camilo José Cela ha entendido que este valor añadido en la enseñanza marcará la diferencia, y por eso ha apostado decididamente por dotar a sus planes de estudios de una clara vocación internacional. Esta característica la ha situado por delante del modelo tradicional de educación superior en España, e incluso en Europa, con dos campus, uno urbano en el centro de Madrid y otro en el noroeste de la capital, en Villafranca del Castillo, dotados de una atmósfera y de unos recursos que favorecen la inmersión lingüística y multicultural de todos los alumnos.
Eva Cano es la directora de Alianzas Internacionales en la UCJC. Para ella es muy importante el hecho de que, con este modelo: “el estudiante interactúa en un ecosistema en el que se expone a formas de pensar y de comunicarse diferentes, que cuenta con profesores internacionales y alumnos foráneos de gran talento. Aprenden cosas sobre sí mismos que serían imposibles solo con su lengua materna”.
Alcanzar esa excelencia no es fácil. Una cosa es la pretensión; otra, la puesta en práctica. La Universidad Camilo Jose Cela ha perfeccionado un sistema que aplica en varios niveles interrelacionados. “En nuestro modelo académico”, dice Joanne Mampaso, vicerrectora de Diseño y Gestión Académica, “subyace el diseño de experiencias curriculares diferenciadoras. El concepto de internacionalización atraviesa los planes de estudios y bajo este prisma se escogen materias concretas que trabajan asuntos con un enfoque global y se decide qué asignaturas van a ser impartidas en inglés”.
Inmersión lingüística total
La “inmersión lingüística” en la que trabajan los alumnos de la Universidad Camilo José Cela tiene beneficios que van mucho más allá de simplemente aprender un idioma. Según Cano, “se activan en el cerebro procesos cognitivos de orden superior como el análisis crítico, el pensamiento divergente y la creatividad. Además, entender una lengua desde dentro profundiza en la realidad sociocultural de esa sociedad”.
Amy Mertzlufft, estadounidense, es profesora y coordinadora académica del Language Lab de la UCJC, y es una de las profesoras nativas que imparten diariamente sus clases en inglés. Por experiencia, sabe que la inmersión “mejora las habilidades comunicativas no solo en la lengua extranjera, sino también en el propio idioma”.
El uso del inglés permite atraer el talento internacional, tanto entre el profesorado como entre los alumnos.
Para Amy, uno de los recursos más valorados de los que la UCJC pone al alcance de los profesores y de los alumnos para profundizar en esta inmersión, es “Fulbrigtht English Teaching Assistants”.
Anjali Krishnan es una de las profesoras que forma parte de este prestigioso programa, una estadounidense que insiste en la importancia de usar el inglés en el día a día del campus: “El alumno pierde el miedo o la vergüenza a hablar este idioma y se pueda sentir más cómodo; no importa que se cometan fallos, lo importante es aprender”.
En su experiencia, Anjali cree que “las relaciones entre alumno y profesor son más informales aquí que en EEUU, lo que permite conectar mejor con los estudiantes. Para mí, vivir esto es una oportunidad única".
Estancias en el extranjero como parte de la educación
La Universidad Camilo Jose Cela proporciona múltiples maneras de aprender y aprehender la lengua. La que más se diferencia dentro del panorama educativo español es el Study Abroad, estancias obligatorias en el extranjero, que, como destaca Eva Cano, responden al “interés de la UCJC, formar al alumno en la dimensión humanística, cultural o personal”.
Decenas de alumnos han aprendido de estas visitas a Estados Unidos, Israel, China e India. Un estudiante UCJC tiene que pasar obligatoriamente por cada uno de estos países a lo largo de su recorrido académico. Son países elegidos no solo por su papel central en el orden mundial, sino porque los alumnos se exponen “a vivencias que les generan un conflicto, que les hacen cuestionarse a sí mismos”. Con ello, añade Eva, se busca que “abran su mente al tiempo que las distintas realidades calan en ellos. Desarrollan habilidades de liderazgo y la asertividad con las que pasan a la acción y fortalecen su espíritu emprendedor”.
Álvaro y Gabriela son dos de los alumnos que han vivido esta experiencia. Él estudia Comunicación y ella, Psicología y Criminología. Esa es otra de las peculiaridades de las experiencias internacionales Study Abroad. Este programa está abierto a las diferentes titulaciones, de tal modo que un estudiante puede compartir su tiempo con otros de caminos y vocaciones diferentes. En resumen, La idea es que este viaje les aporte algo para toda la vida.
“Llegar a China”, reconoce Álvaro, “supuso un reto para mí, porque es normal que te formes estereotipos antes de viajar”. Durante sus once días en Shanghái, este futuro periodista conoció medios, televisiones, una universidad local… En definitiva, tuvo contacto con una cultura y unas costumbres muy diferentes. Son ingredientes que le han despertado las ganas de repetir y ya tiene en mente un futuro viaje a Corea. Pero hasta entonces, le quedan horas de estudio en la UCJC y convivencia con decenas de nacionalidades diferentes: "Tenemos compañeros de Argentina, Colombia, Reino Unido... de muchos sitios, y eso para mí enriquece las clases porque intercambias experiencias y maneras de vivir”.
La experiencia fuera tiene como objetivo que los alumnos desarrollen sus habilidades de liderazgo y asertividad.
La vida en el campus se habla en inglés
Gabriela es brasileña, pero lleva en España desde los 10 años, algo que se nota en su castellano fluido. Ella ensalza este pequeño ecosistema que es el campus de Villafranca, y cómo el inglés articula y facilita la comunicación entre ellos cada día.
En su caso, tuvo la oportunidad de viajar a la ciudad india de Bangalore. Como para Álvaro, esta vivencia ha sido mucho más que un mero viaje de estudios, ya que ha compaginado lo puramente académico con visitas a instituciones culturales y el compromiso social con actividades en hospitales o trabajo con niños: “Tuvimos la oportunidad de aprender sobre la cultura y la historia locales a través de las clases, pero también hicimos actividades fuera del campus, como meditación o acudir a un colegio donde aprendimos cómo funciona la educación allí”. “Todo esto”, añade, “te aporta mucho más en lo personal, te hace crecer interiormente y te marca”.
En la UCJC se vive y se habla en inglés, es una constante dentro y fuera del aula y en el día a día de los alumnos. Y eso alcanza tanto a lo que Eva Cano denomina “educación formal, la que tiene que ver con la inmersión lingüística dentro del aula”, como a la considerada “no formal, que consiste en actividades complementarias, como charlas culturales, clases de conversación, etc.”
Un buen ejemplo de la educación informal son los clubes, como por ejemplo el internacional. En él “alumnos y profesores promueven actividades que generan vida alrededor del compartir experiencias de ocio, actividades solidarias o incluso comidas con las que conocer algo más la cultura de cada uno”. Es una manera notablemente exitosa de redundar en la inmersión cultural y de crear comunidad en el campus de una manera lúdica.
Construir una comunidad solidaria y colaborativa
Otra de las actividades más populares es el club de yoga, en el que imparte clases Karen, una estudiante venezolana de Comunicación que llegó hace cinco años a nuestro país y que, desde que puso un pie en la UCJC, sintió la necesidad de “construir una comunidad, de conocer realmente a la gente y poder establecer relaciones más profundas”.
Fue el primer paso que la llevó hasta la Fundación Universidad Camilo José Cela, donde encontró el apoyo para desarrollar sus ideas: “La Universidad me dio la oportunidad de colaborar con la Fundación para poder ayudar a los demás y poder conectar a todos los alumnos sean de donde sean. Esta es una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido aquí”, cuenta.
El aspecto solidario y colaborativo es uno de los instrumentos más importantes a disposición del alumnado. A Karen le ha servido para “ofrecer propuestas y poner la creatividad en marcha”. “Al final”, cuenta, “el compromiso social es lo que nos relaciona a todos".
En el caso de Wafaa el componente de compromiso social de la UCJC se ve claramente reflejado. Esta siria llegó a España con su familia hace cinco años, huyendo de la guerra que asolaba su país. “Tuvimos que empezar de cero, aprender el idioma, buscar trabajo...”, recuerda. Hoy, Wafaa cursa sus estudios de Enfermería gracias al Proyecto Integra de la Fundación Universidad Camilo José Cela, pensado para acoger a estudiantes provenientes de zonas en conflicto.
Es una ayuda para que desarrolle todo su talento, ya que su estancia en el campus le permite cursar una titulación y mejorar su nivel de inglés y de español que, tampoco hay que olvidarlo, permite a los estudiantes extranjeros desenvolverse mejor fuera de la universidad. Los idiomas, de nuevo, son una puerta hacia el crecimiento personal y profesional: “Es muy bonito estar en un lugar en el que hay gente de todo el mundo y conocer otras culturas. Es como viajar sin moverte del sitio”
Es muy bonito estar en un lugar en el que hay gente de todo el mundo y conocer otras culturas. Es como viajar sin moverte del sitio.
Atracción para el talento internacional
El de Wafaa es un caso que ejemplifica otro efecto positivo de la internacionalidad: la atracción del talento. Eso se ve en la calidad del cuerpo de profesores, pero también en el nivel de los estudiantes foráneos que apuestan por la Universidad Camilo José Cela para completar sus estudios o para desarrollar sus investigaciones y sus doctorados.
Es el caso de Montserrat y Diego, dos doctorandos de México y Brasil respectivamente que eligieron completar sus trabajos en la Escuela Internacional de Doctorado de la UCJC. Ambos poseen una experiencia mayor que la de sus compañeros más jóvenes, desde luego, pero no menos entusiasmo. Están, eso sí, en otro plano de su camino formativo, un momento en el que cuentan tanto los recursos más obvios a su alcance -instalaciones, profesores, idioma, etc.-, como los intangibles, que proceden de lo que pueden incorporar a su trabajo a partir de sus vivencias en el campus.
Diego, por ejemplo, cuenta cómo la razón por la que decidió continuar sus estudios sobre la cafeína en nuestro país tiene nombre y apellidos y se encontraba, concretamente, en la Universidad Camilo José Cela: “Yo trabajaba en Brasil gracias a unas becas. Al buscar unos artículos encontré a Juan del Coso, un profesor de aquí con el que contacté. Él es uno de los investigadores más reconocidos a nivel mundial en el ámbito de la Fisiología del Ejercicio y a día de hoy es mi tutor”.
Con su experiencia docente en ambos países, Diego puede decir con propiedad que en la UCJC “la infraestructura del laboratorio es muy buena, disponemos de muchas más oportunidades. La universidad tiene convenios con agencias muy importantes, lo que le aporta un salto de calidad a mis investigaciones”, cuenta.
“Adaptarse”, añade, “fue muy rápido. Salir de tu país no es fácil, pero aquí hay personas de muchas nacionalidades. Fui recibido muy bien por profesores y alumnos y eso ha hecho más sencillo el proceso”.
Natural de México D.F., Montserrat no tuvo problemas con el idioma, pero reconoce lo difícil que es estar a miles de kilómetros de su casa. Por eso, esta mexicana es todo agradecimiento a lo que considera “la experiencia más rica que he tenido en mi vida. El crecimiento que he tenido es inmenso y no lo cambiaría por nada”.
Su trabajo versa sobre la educación en los entornos rurales de España y México. Un tema que ha llevado a Montserrat a viajar por toda nuestra geografía para recopilar información. El plus para su trabajo viene del hecho de que “en la UCJC he conocido a varios expertos de distintas áreas de mi investigación, así como a compañeros doctorandos con los que puedes compartir puntos de vista que contribuyen a tu trabajo e incluso te ayudan a desarrollar nuevas competencias”.
Montserrat, como Diego, o Álvaro, o Wafaa, o Anjali tienen diferencias de edad, de roles en la universidad, de estudios y de orígenes. No obstante, hay algo que les une y les enriquece desde el presente y les proyecta hacia el futuro: una vida universitaria en un entorno en el que todos se sienten motivados y ciudadanos de un pequeño mundo en miniatura, que habla en inglés, siente en varias culturas y donde se preparan para “ser un agente del cambio, del impacto positivo en este mundo global.