Las obras 'invisibles' que transformarán la movilidad en el Londres del futuro
Ferrovial participa en la construcción de infraestructuras estratégicas en la capital británica: obras que pretenden hacerse notar solo cuando estén finalizadas.
Las grandes ciudades son espacios orgánicos, que ofrecen oportunidades a toda la gente que acoge y que evolucionan a lo largo del tiempo, como un ser vivo, para adaptarse a los tiempos y ofrecer las mejores oportunidades y la mayor calidad de vida posible a quienes las habitan. Cada época ha traído consigo una forma de vivir las urbes y estas primeras décadas del siglo XXI dejan la intención de hacer espacios más habitables, más cómodos y sostenibles y, en definitiva, más humanos.
Ahora bien, combinar esta filosofía con el crecimiento económico y la presión demográfica es un reto que exige una planificación cuidadosa. El motivo es que hay que anticiparse y pensar soluciones a los desafíos que definen nuestras visiones de las ciudades del futuro. Eso, precisamente, es lo que está haciendo Londres. La capital británica es la ciudad más poblada de Europa. Tiene cerca de ocho millones de habitantes y se calcula que, en menos de 15 años, sume a esa cifra un millón más, lo que amenaza la agilidad de unos transportes que ya a día de hoy están cerca de la congestión en las horas punta.
Esa presión demográfica se une al hecho de que Londres es uno de los centros de negocio más importantes del planeta, al tiempo que una de las urbes más visitadas por turistas. Esa situación pide un sistema de transportes eficiente que permita la movilidad de todas estas personas. Prever los desplazamientos de millones de habitantes y establecer las infraestructuras para absorber ese crecimiento es una tarea titánica que exige dinero, planificación y tiempo. Pero que también requiere una tecnología a la altura para llevar a cabo las obras necesarias de la manera menos intrusiva para el londinense.
PROYECTOS TRANSVERSALES “INVISIBLES”
Crossrail es una de las soluciones para hacer realidad esta visión que vertebrará el Londres del futuro. Se trata de un proyecto que incrementa la capacidad ferroviaria de la capital británica un 10%, algo de lo que ya se benefician cinco millones de personas. Comprende la construcción de 118 kilómetros de infraestructuras que conectan Mainhead, en el oeste de la ciudad, con Shenfield y Abbey Wood, en el este, uniendo a su paso Heathrow.
Sobre el plano, esta obra supone replantear el transporte ferroviario, creando un eje transversal que conecta dos extremos de una ciudad que, no lo olvidemos, es muy extensa: tiene más de 1.500 kilómetros cuadrados. Tales cifras explican un presupuesto que alcanza los 14.800 millones de libras y el hecho de que se pueda considerar uno de los “mayores proyectos de infraestructuras” en Europa durante los últimos años.
Este trabajo también conlleva el concurso de miles de profesionales coordinados por un consorcio en el que Ferrovial Agroman aporta su capital humano y su experiencia en este tipo de obras a tres contratos. La empresa española ya había construido túneles en los metros de Madrid, Barcelona y Lisboa y, de hecho, ha llevado a cabo varias actuaciones con anterioridad en Londres, como por ejemplo el túnel de equipajes del Aeropuerto de Heathrow, el aeródromo con más tráfico del continente.
Ferrovial Agroman ha desempeñado un papel fundamental en el programa como miembro del consorcio BFK, en el que participó a partes iguales con las británicas BAM Nutall y Kier Construction. La sociedad se adjudicó tres contratos, lo que la convertía en una de las mayores participantes en el proyecto. El primero fue el túnel de 6,2 kilómetros entre Royal Oak y Farringdon; posteriormente recibió el encargo de realizar los accesos y cavernas para las estaciones de Bond Street y Tottenham Court Road; y el tercero incluía la construcción de la nueva estación de Farringdon.
POSICIONAMIENTO EN REINO UNIDO
La elección de Ferrovial Agroman para participar en Crossrail tiene mucho que ver con su experiencia pero también con la tecnología que pone sobre la mesa para hacer posible el proyecto. Excavar en el subsuelo de una ciudad histórica y dinámica como Londres es un reto en sí mismo: canalizaciones de todo tipo, túneles de tráfico, corredores ferroviarios e incluso restos arqueológicos. Todos estos elementos debían ser sorteados con la máxima precisión y, por supuesto, velando por la seguridad del terreno y las construcciones que se asientan sobre ella, en 'una de las áreas más cotizadas del mundo'.
Una de las premisas que permitió a Ferrovial Agroman adjudicarse la obra tenía mucho que ver con la seguridad pero también con la comodidad para el londinense. El objetivo era que la obra pareciera 'invisible' para que los ciudadanos solo fueran conscientes de ella a su finalización y no durante meses de molestias en superficie o en forma de vibraciones, suciedad, ruidos, etc.
TUNELADORAS: GIGANTES MECÁNICOS AL SERVICIO DE LAS PERSONAS
Parte de la culpa de que esto se cumpla es de las tuneladoras que se usaron para estos trabajos de excavación. Son gigantes mecánicos de grandes proporciones cuyo trabajo es igualmente arduo: abrir las galerías por las que, en el futuro, circularán los trenes que conectarán la ciudad. Las dimensiones de estos colosos resultan sorprendentes: tienen más de siete metros de altura, 140 de longitud y 1.000 toneladas de peso. Son capaces de excavar a una velocidad de 1,6 metros por hora.
Su uso es muy conveniente en obras de estas características pero su uso y puesta en marcha es un desafío en sí mismo que implica un esfuerzo por parte de los ingenieros a cargo de su funcionamiento y un esfuerzo logístico que asegure el suministro de electricidad, agua y materiales, y la activación de la cinta transportadora que permite evacuar el material excavado. Precisamente este punto resultó especialmente valorado en la adjudicación de los contratos de Crossrail porque es una idea que agiliza el proceso y permite evitar el tránsito de vehículos pesados en superficie. De nuevo, el habitante de la ciudad es el que sale ganando.
Otro valor añadido a los beneficios de la infraestructura ferroviaria es su impacto en términos de sostenibilidad y calidad de vida. Además del ahorro de tiempo que permiten estas nuevas conexiones, las obras de Ferrovial Agroman en Londres han tenido muy en cuenta que su alcance permita el desarrollo y regeneración de las zonas a las que llegarán los convoyes, así como más oportunidades para los habitantes de zonas que permanecían menos conectadas. Además, también se beneficia el medio ambiente: la reducción del tráfico en los mismos recorridos del tren reducirá las emisiones de carbono en 1.300 toneladas.
ALTERNATIVAS A INFRAESTRUCTURAS CENTENARIAS
Ferrovial tiene abiertos otros frentes en la movilidad del Londres del futuro en otros puntos de la ciudad. Por ejemplo, este mismo año ha obtenido la gestión del túnel de Silvertown, como miembro del consorcio RiverLinx. Se trata de un proyecto valorado en 1.000 millones de libras, lo que supone la mayor inversión en carreteras en esa zona en tres décadas, en lo que supone, además, un hito para los transportes de la urbe ya que es el primer túnel de carreteras en Reino Unido con carriles exclusivos para autobús en ambas direcciones.
Su diseño incluye la puesta en marcha de dos túneles gemelos de 1,4 kilómetros de longitud bajo el Támesis y de las rampas de acceso de 600 metros. Su apertura está prevista para 2025, momento en el cual pasará a ser una alternativa más ágil, moderna y con mayor capacidad que el cercano túnel de Blackwall, que tiene 122 años de historia pero que mostraba limitaciones para absorber todo el tráfico de la zona. Ahora, gracias a Silvertown, se multiplicará la capacidad del transporte urbano que atraviesa esa parte de la ciudad.
También pensando en mejorar la movilidad urbana, Ferrovial trabajó hasta 2017 con Helen y Amy, cuyo esfuerzo ayudó a la ampliación del metro londinense. Estas 'hermanas' fueron las tuneladoras que horadaron el subsuelo de la ciudad para dejar preparada la galería de 3,2 kilómetros que se suman a la Northern Line. Es la primera gran ampliación de la red de metro desde finales de los 90, lo que se traduce, como en el proyecto Crossrail, a una mejora en las opciones de comunicación de la zona a la que llega y de una regeneración de la misma.
REGENERACIÓN DE ZONAS
Una de las partes más beneficiadas por este tipo de obras es el alcantarillado. Bien con actuaciones locales en las zonas de obras, bien con infraestructuras más grandes, como el proyecto Thames Tideway Tunnel. Ferrovial participa, como integrante de un consorcio, en la construcción y puesta en servicio del tramo central de la obra, un túnel de 12,7 kilómetros de longitud y 7,2 metros de diámetro destinado a modernizar el sistema de alcantarillado londinense.
Esta galería es importante porque ayudará a evitar vertidos de aguas residuales no tratadas al río y porque frenará el desbordamiento en varios puntos de la red de alcantarillado. El proyecto está valorado en 1.050 millones de euros y se espera que esté activo en 2023.