Hemofilia, una enfermedad rara explicada por quienes la combaten: de la culpa a la esperanza
Es una patología que afecta a algo más de 3.000 personas en España. Quienes la padecen quieren hacerla más visible, ahora que su cura parece estar más cerca.
"Recuerdo el día del diagnóstico con horror. Había mirado qué era la hemofilia en Internet y sentí que me caía una losa encima… a ver cómo íbamos a salir adelante”. Son las palabras de Patricia Ayuso, la madre de Mario, un niño al que le fue detectada esta patología cuando tenía únicamente seis meses de vida. Hoy, con seis años cumplidos, este pequeño es uno de los más de 3.000 afectados por esta enfermedad que celebran esta semana su día conmemorativo. Quienes la padecen quieren hacerse más visibles y quebrar los estigmas y barreras que dificultan el día a día de los pacientes y sus familias.
La doctora María Teresa Álvarez Román es la Jefa de la Unidad de Hemostasia del Hospital Universitario de La Paz, en Madrid, cuya Unidad de Hemofilia es la de referencia en España. La hemofilia, según nos describe, “es un trastorno hereditario que consiste en la ausencia de uno de los factores de coagulación, que son proteínas fundamentales para este proceso; en el caso de la hemofilia A el factor que falta es el VIII mientras que el ausente en la variante B es el IX”. La consecuencia directa es que estas personas “no van a parar de sangrar si se da algún tipo de hemorragia, además del riesgo de sangrados espontáneos o ante mínimos traumatismos. También pueden darse hemorragias intracraneales u otras internas de riesgo vital que hacen que, si el paciente no está en profilaxis, puedan poner en peligro su vida”.
Hay otros efectos estrechamente relacionados con la hemofilia. El más típico atañe a la movilidad: “El sangrado repetido en las articulaciones puede provocar molestias equivalentes a la de una artrosis muy avanzada: a lo mejor un paciente con 30 años puede tener un estado articular equiparable al de una persona de 70, lo que a su vez puede causar al hemofílico mucha discapacidad”, según la doctora Álvarez Román.