Lago Meirama, De mina de carbón a paraje natural
La antigua mina de Meirama ha derivado en un entorno natural lleno de biodiversidad y recursos aprovechables gracias a un proyecto de Gas Natural Fenosa, en el marco de su compromiso con el medioambiente y con la sociedad.
La mina de Meirama, situada en el municipio de Cerceda, provincia de La Coruña, ha sido explotada desde 1980 a 2008. Durante este tiempo ha abastecido con 94 millones de toneladas de lignito, un tipo de carbón, a la central térmica localizada junto a la mina , para la producción de energía eléctrica.
Tras la finalización de su explotación en 2008, Gas Natural Fenosa, apostando por la protección ambiental, ha conseguido crear un espacio verde de gran valor, gracias a la gran biodiversidad que se ha regenerado y a los recursos hídricos que permite utilizar.
Un lago capaz de abastecer a grandes poblaciones
El proyecto de rehabilitación de la mina Meirama ha contado con una inversión de 60 millones de euros, los cuales han servido para rehabilitar 730 hectáreas de las 1.000 que se utilizaban para la explotación minera. El punto fuerte del programa fue la creación de un lago artificial de 2,2 kilómetros de longitud por 1 de anchura, en el hueco donde antes se encontraba la mina.
El llenado de agua de este lago comenzó en el año 2008, tras el cierre de la mina, y finalizó en abril del 2016. La colaboración de Gas Natural Fenosa con la Universidad de La Coruña permitió que se pudieran realizar exhaustivos estudios y controles de la calidad del agua. Jordi Delgado, profesor de esta universidad, fue el encargado de dirigir al grupo de investigadores que han conseguido registrar hasta la fecha más de medio millón de datos, en todas las fases del proceso, antes, durante y tras el llenado, que asegura la buena calidad del agua.
“Antes de comenzar el llenado, se hizo un estudio prospectivo para analizar qué calidad podría tener el lago. A medida que se iba llenando, se tomaron muchas muestras (más de 2.000), que han dado lugar a más de 95.000 determinaciones de parámetros químicos, lo cual nos ha dado una evolución muy clara de cuál ha sido la calidad del agua en el pasado y cuál será en el futuro”, explica Delgado.
Utilizar 150 hm³ de agua procedente de los arroyos, ha provocado que el llenado del lago fuera un proceso lento. Sin embargo, se ha logrado conseguir agua de gran calidad, tanto, que dispone desde el año 2013 del beneplácito de Aguas de Galicia (Xunta de Galicia), entidad pública que tiene la competencia en materia de aguas, para poder ser utilizada como reserva de abastecimiento de agua potable a la ciudad de La Coruña, que hasta el momento únicamente contaban para este fin con un pequeño embalse. Todo esto posiciona al proyecto como pionero en el mundo, tratándose del primer lago artificial capaz de abastecer las necesidades de grandes poblaciones sin pasar un tratamiento intensivo previo para su utilización.
Presumiendo de biodiversidad en la antigua mina
En el año 2015 se realizó con la Universidad de Santiago de Compostela, un inventario zoológico y botánico, de las diferentes especies que habitaban la zona de la mina. Los resultados fueron sorprendentes, y es que se detectaron 839 especies animales y vegetales, algunas de ellas endémicas y de gran valor ecológico. Esta repoblación de forma natural ha permitido convertir a la antigua mina en un hábitat tranquilo y protegido.
Para seguir apostando por la biodiversidad, el proyecto diseñado por Gas Natural Fenosa decidió plantar 450.000 árboles para rehabilitar, además de la mina, su entorno, en particular las escombreras de estériles de mina procedentes de la explotación. Entre las diferentes especies plantadas se pueden encontrar el castaño, el pino, el roble, el aliso y otros como el abedul.
Resultados excepcionales
La restauración de este lugar además de suponer una gran fuente natural de recursos utilizables, permitirá convertir este municipio coruñés en un punto con gran potencial turístico y de ocio.
El proyecto, tal y como asegura el profesor Jordi Delgado, “ha supuesto un importante cambio a nivel paisajístico”, ya que, continúa, “la compañía no sólo ha hecho lo que tenía que hacer, sino que han ido más allá y han dado con una buena solución a un problema de integración paisajística, ecológica, ambiental… Se han cuidado todos los aspectos al detalle.”
Todo esto ha llevado a que, según expresa el subdirector de Operaciones de Recursos Naturales de Gas natural Fenosa, Roberto González, “si te dicen que el espacio era antes una mina, posiblemente no lo creas. Los bosques de este espacio antes eran antiguas escombreras. Es decir, el estéril que se sacaba de la mina, se depositaba allí, se acondicionaba, se perfilaba, se extendía tierra vegetal y ahora es un pulmón verde, lo que ha permitido que se hayan ido instalando en este espacio diferentes especies”, apunta.
Más allá de los expertos, el proyecto ha tenido muy buena acogida entre los habitantes del pueblo de Meirama. Uno de ellos, José Prego, que además de vecino fue trabajador de la mina de Meirama, afirma que este gran cambio ha provocado muy buena impresión entre la población. Aunque recuerda con añoranza esos 28 años que pasó trabajando en la mina, ahora asegura que ese terreno es un remanso de paz, un lugar donde escuchar la fauna.
El proyecto en cifras
- 1000 ha.rehabilitadas
- 450.000 árbolesplantados
- 60 millones €para su rehabilitación
- 148 hm3de agua de gran calidad
- 839 especiesvegetales y animales inventariadas
- 494.000 datosde calidad de las aguad