Más potencia y menor coste, así serán las plantas fotovoltaicas del futuro.

Las energías renovables (eólica, solar fotovoltaica…) han demostrado ser las tecnologías más asequibles. Además, los avances tecnológicos de los últimos años han permitido, en muchos casos, abaratar los costes de producción y otros derivados como por ejemplo, del mantenimiento.

En la actualidad existen multitud de nuevos prototipos y tecnologías innovadoras que mejoran la potencia y tienen menores costes. En España, la industria de las renovables ha recibido un gran impulso de la mano de compañías como Naturgy, responsable del mayor complejo de energía solar fotovoltaica de Castilla-La Mancha.

Las plantas Picón I, Picón II y Picón III, inauguradas en 2019, han contribuido estas tres décadas a reducir en torno a 4,5 millones de toneladas de CO2 al año y han permitido abastecer alrededor de 90.000 viviendas. Es en esta comunidad donde la compañía tiene inscrito su mayor número de proyectos de energía solar fotovoltaica, además de contar con nueve parques eólicos.

Por otro lado, los avances tecnológicos también impulsan el autoconsumo energético, pues se han reducido los costes de las instalaciones y eliminado las trabas para su implantación el hogar. En este aspecto destacan también las baterías de almacenamiento, cada vez más eficientes y de menor tamaño, que permiten guardar la energía que no se usa en el momento. Su uso cada vez más extendido también ha servido para fomentar las energías renovables en el hogar.

La contaminación extrema en las ciudades ha llevado a los expertos a investigar nuevas formas para mejorar la calidad del aire.

Casi toda la población mundial se concentra en las ciudades y, como consecuencia, muchos de estos entornos se han convertido en megaurbes que albergan millones de habitantes, donde el aire supera con creces los niveles de contaminación recomendados.

Científicos y expertos de todo el mundo están ahora dedicando sus esfuerzos a la investigación de nuevos instrumentos que permitan mejorar la calidad del aire en las ciudades.

Por su parte, los habitantes de las ciudades también han tomado medidas para protegerse de la contaminación. Las prendas con filtros anticontaminación ya son más que habituales y se utilizan como mascarillas para evitar inhalar las micropartículas de polución, bacterias y otros alérgenos. Ya es un objeto imprescindible para ciclistas y personas que practican deporte al aire libre y cada vez más, también para los peatones.

Parecen lejanas las promesas de lograr ciudades sostenibles, ya que las smart cities -o ciudades tecnológicas- no han llegado a tiempo para revertir una situación que ya se advertía a principios de 2020.