Sara Hurtado: “Al deporte femenino se le está dando esa voz que antes no tenía”
El patinaje sobre hielo en España tiene pocos rostros visibles. Aunque Javier Fernández es la cara más reconocida, Sara Hurtado (Madrid, 1992) es una de las pioneras de este, cada vez menos, desconocido deporte en España. Junto a su entonces pareja de patinaje, Adriá Díaz, se convirtieron en el primer equipo español que se clasificaba para unos Juegos Olímpicos (Sochi, 2014). Ese mismo año también fueron el primer dúo en representar a España en una competición de la Unión Internacional de Patinaje Artístico.
El dúo que formaba con Díaz llegó a su final en 2015, pero poco tiempo después el ruso Kirill Khaliavin -quien esos momentos se encontraba buscando pareja- se puso en contacto con ella. Probaron y hace ya dos años que Sara Hurtado se trasladó a Rusia para entrenar junto al campeón del mundo junior.
Para Hurtado y Khaliavin 2018 ha sido un año repleto de logros. En febrero consiguieron un 12º puesto en los Juegos Olímpicos de Pyeonchang (uno por encima de la clasificación conseguida en Sochi) y también lograron una plata histórica en el Rostelecom Cup de Moscú, uno de los eventos del Grand Prix de Patinaje Artístico en la modalidad de danza, una medalla que hasta ahora solo había logrado Javier Fernández. La medalla más reciente ha sido la del Campeonato de España, celebrado el pasado fin de semana en Logroño, que supone el séptimo oro en la carrera de Hurtado y el segundo desde que forma pareja con Khaliavin.
Este fin de semana habéis vuelto a conseguir la medalla de oro en el campeonato de España. Ha sido el séptimo de tu carrera. ¿Esperábais este resultado?
Era lo que buscábamos en cuanto a puntos en los programas, que es lo que usamos nosotros para comparar nuestra actuación entre competición y competición. Íbamos con ganas de mejorar los programas de la serie del Gran Prix y, aunque el programa corto sabemos que lo podemos patinar mejor de lo que hicimos, hay bastantes aspectos en los que nos hemos sentido mucho mejor. Hubo un elemento que nos falló claramente, pero en el resto nos sentimos mejor que en otras competiciones porque el programa es más fluido y estamos más cómodos patinándolo. Es la evolución que estábamos buscando, pensando en el Europeo y en el Mundial.
A nivel emocional, ¿cómo lo has vivido?
Siempre es muy especial patinar en España, porque está tu familia, ves a las nuevas generaciones que vienen aquí pisando fuerte y también te hacen recordar lo que eras tú hace unos años. Siempre es muy bonito competir en casa.
La próxima gran competición que os espera es el Campeonato Europeo en 2019. ¿Qué expectativas tenéis?
Contando con que el año pasado quedamos octavos en el Europeo, pues este año queremos acercarnos cada vez más al Top 5. Empiezan a ser palabras mayores, porque aunque el Top 10 es algo muy importante, la cuesta se hace cada vez más empinada. Sabemos que el trabajo que hay que hacer es mucho, pero apuntamos lo más alto posible.
Poco después de ser la primera pareja española que participaba en unos JJOO, emitiste aquel comunicado anunciando que dejarías de competir junto a Díaz. ¿Cómo llegas a tomar esa decisión?
Fue la evolución natural de nuestro equipo. Cuando uno está tan involucrado y comprometido en el día a día, trabajando duro, notas cuando te empieza a faltar algo. Llegamos a un momento en el que nos estancamos, no solo en cuanto a resultados, sino en el trabajo diario, que es lo que más pesa. Las competiciones son 4 o 6 semanas al año, pero el resto de días se te pueden hacer muy largos si no estás disfrutando de lo que haces. Nos vimos en esa situación de estar en un bucle deportivo. También por el sacrificio que estábamos haciendo de estar en Montreal, lejos de nuestras familias… Ya no solo es el sacrificio económico, sino que el tener la vida allí dejó de merecer la pena para mí y fue cuando decidí cambiar. Es algo que notas por dentro, igual que cuando alguien decide retirarse.
Veníais de unos Juegos Olímpicos, ¿qué supone un cambio de compañero estando en el máximo nivel de competición?
Es un giro completo, pero en el fondo creo que era lo que ambos buscábamos. Cuando terminas un equipo con una pareja y empiezas con una nueva, no estás buscando repetir lo que ya has vivido sino, con la experiencia que ya tienes, empezar de cero y construir algo completamente diferente para tener ese chute de aire fresco.
¿Qué momento de tu carrera destacarías?
Creo que los Juegos Olímpicos de Pyeonchang (2018), por esa sensación de haber conseguido algo que parecía imposible, otra vez. Ya lo conseguimos en Sochi (2014), pero el volver de esa manera, de verme en la nada a, de repente, tener esta segunda oportunidad de volver a cumplir el sueño olímpico, llegar ahí y hacerlo bien. Salir tremendamente satisfecha de todo el camino y del día a día para llegar a esos cuatro minutos… no tiene comparación.
Ahora que llevas dos años y medio compitiendo con Khaliavin, ¿qué metas tenéis para el futuro?
Somos bastante parecidos en ese sentido y miramos más el corto plazo que el largo, porque sabemos que este es un deporte en el que hay que ser muy consistente y hay que ir competición a competición. Si te pones a mirar a dos años vista, te mareas. Ahora mismo estamos centrados en cerrar una buena temporada, en hacer muy buen Europeo sin los fallos tontos que hemos tenido este fin de semana en el Campeonato de España, y de seguir creciendo como equipo, porque en el fondo nos seguimos conociendo. Cada día que pasa Kirill y yo descubrimos algo nuevo el uno del otro, porque dentro de lo que cabe no llevamos nada compitiendo juntos, así que seguimos en ese proceso de conocernos, de crear nuestra personalidad y de ver quién queremos ser en este deporte.
Desde que te trasladaste a Rusia para entrenar junto a Khaliavin, ¿has encontrado grandes diferencias con el trabajo que realizabas en España?
Con el que realizaba en España la verdad que sí, más que nada por los técnicos,
por el
grupo de entrenadores, que se nos quedaba un poco corto. Cuando empezamos aquí, el
trabajo que estábamos haciendo era de base, porque estábamos literalmente empezando
una disciplina nueva en España, entonces no sabíamos a qué íbamos a llegar. El nivel al
que aspirábamos era empezar, básicamente. A medida que fuimos avanzando pues sí que
tuvimos que buscar otro grupo de técnicos más adecuado al trabajo, para poder combatir
por los mejores puestos.
Además, en Rusia entrenamos con varias parejas, ahora mismo con una pareja rusa que ha
quedado segunda en la final de los Gran Prix y con otra pareja bielorrusa, pero también hay
junior y novices (categoría infantil), es un grupo bastante grande. Cuando estás a un nivel
tan alto, el tener a otra pareja al lado que con la que ‘picarse’ y motivarse, pues ayuda
muchísimo. Cuando te preparas un Mundial y ves una pareja que está igual que tú,
luchando por su plaza y su puesto, pues sí que tienes ese punto extra de energía. Eso es lo
que estaría tremendamente bien traer a Madrid. Un entrenador y un pequeño equipo de
parejas de danza para poder empezar a crecer y que no nos tengamos que ir todos fuera,
como Sofía Val, que ahora se ha tenido que ir a Lyon.
En Rusia el patinaje artístico es un deporte tremendamente popular y con mucha tradición, algo que falta aquí en España, pero ¿has notado crecimiento del patinaje artístico en los últimos años en nuestro país?
En general, creo que ha pegado un crecimiento muy fuerte. Ya no solo de gente
que lo
practica sino de gente que lo conoce y lo está empezando a seguir. Cuando le decíamos a
la gente que hacíamos patinaje sobre hielo, la respuesta siempre era: “Qué bonito, cuando
lo sacan por la tele lo dejo puesto”. A todo el mundo le gustaba verlo, pero no hacían la
búsqueda del campeonato para verlo. Ahora se está notando muchísimo, porque la gente
pregunta dónde lo van a echar, a qué hora, lo ven en directo… Mucha culpa de eso la
tienen los éxitos de Javier Fernández, y que nosotros sigamos ahora el camino que él ha
abierto.
También son importantes las nuevas generaciones. Hay niños que están enamorados de
este deporte. Están las escuelas llenas, ya no solo la de Majadahonda, que es la que
conozco personalmente y en la que hay lista de espera. Están la de Valdemoro, el Palacio
de Hielo en Hortaleza, Granada, San Sebastián, Barcelona… Y en todas está creciendo
muchísimo. Este Campeonato de España ha sido el campeonato con más participación y ha
sido básicamente por los ‘peques’, por las niñas novices y los chicos, que antes casi no
había y ahora incluso hay varios grupos.
Creo que si hubiera la posibilidad de abrir más pistas y traer más técnicos preparados a
España que pudiesen levantar más clubs y más grupos de patinadores, este deporte se
explotaría muchísimo más.
¿Qué crees que hace falta para lograr ese empujoncito?
A día de hoy, la cantera está ahí. El talento ya hemos demostrado que lo hay. Yo tuve la suerte de tener un entrenador británico para mí, para enseñarme esta disciplina, pero hay niños que no están teniendo esta oportunidad de probar el deporte y de probar su propio talento. También formar a un grupo de nuevos entrenadores que puedan encargarse de la nueva generación. A mí me gustaría que se explotaran más las pistas que ya hay, con nuevos grupos de técnicos.
¿Qué ha aportado la participación de Iberdrola en la Federación Española de Deportes de Hielo?
Para mí ha sido un pilar fundamental, porque sin ellos creo que nuestro proyecto no hubiera salido adelante. El tener que financiarnos desde cero, porque sin resultados no puedes pedir becas. Hasta que no demuestras que tienes el potencial no puedes tener ninguna subvención porque en realidad no eres nadie. Así que el tener a una empresa con el potencial de Iberdrola, ya no solo el aporte económico, sino por todo lo que está haciendo por el deporte femenino, es importantísimo. Muchas veces, el saber que están ahí apoyándote es lo único que necesitas para tener esa motivación extra. Hay que seguir adelante y agradecérselo. Se está apoyando y promoviendo este deporte y creo que se está demostrando que no necesitamos mucho para hacer grandes cosas.
En cuanto al deporte femenino en general, ¿crees que ha aumentado su popularidad?
Completamente, creo que siempre ha estado ahí, lo que pasa que ahora se está conociendo mucho más, por el trabajo que está haciendo gente como Iberdrola o desde el Consejo Superior de Deportes, Universo Mujer, Mujer y Deporte… Se le está dando esa voz que antes no tenía por estar un poco a la sombra de los otros deportes, porque los resultados siempre han estado ahí.
¿Algún referente?
Yo soy fan de todas, pero Sandra Sánchez de kárate es una crack. La considero una superheroína, también como persona por los valores y la alegría que transmite en cualquier momento. Ana Carrasco también, en un deporte (motos) que no puede ser más masculino, y que esté ahí también pisando fuerte y dando gas, es increíble. Creo que hay muchas mujeres a las que admirar.