El uso de los fertilizantes con inhibidores de nitrificación incrementa en un cuatro por ciento el rendimiento de los cultivos de cereal de invierno en Castilla y León y multiplica en un 27 por ciento la eficiencia en el uso de nitrógeno. Así lo revelan los 22 ensayos aplicados realizados por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y la empresa multinacional de fertilizantes EuroChem desde el año 2013.
En concreto, y según informa EuroChem a Ical, ambos organismos efectuaron ensayos científicos en el cultivo de trigo en la Comunidad para evaluar y cuantificar el efecto de los inhibidores de la nitrificación, comparando estos fertilizantes con un abono de nitrato amónico cálcico sin inhibidor. Estos ensayos revelaron un promedio de rendimiento por hectárea de 7,9 toneladas en el caso de los cultivos donde se utilizó el inhibidor de nitrificación frente a las 7,6 toneladas producidas por hectárea con el abono sin inhibidor, lo que arroja un incremento del cuatro por ciento.
Además, hay que tener en cuenta que, en los experimentos, la dosis de nitrógeno se redujo un 20 por ciento cuando se utilizaba el inhibidor de la nitrificación, partiendo de la suposición de que el cultivo es más eficiente en su uso de este elemento cuando se utiliza esta tecnología. Esto se ve más claramente cuando se analiza la eficiencia en el uso de nitrógeno, dado que alcanza un promedio de 0,79 frente al 0,62 del abonado sin inhibidor, arrojando un aumento del 27 por ciento.
Estos efectos se siguen analizando en una segunda fase, en la que Itacyl y EuroChem trabajan en ensayos demostrativos donde el objetivo principal es transferir este conocimiento al agricultor de la Comunidad, a través de jornadas de campo en las que se muestra la eficacia de estos fertilizantes tanto para el rendimiento del cultivo como para la sostenibilidad del mismo.
Y es que, tal y como apuntan las investigaciones realizadas desde la Universidad del País Vasco y la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con EuroChem, existen “resultados muy positivos” de los inhibidores de la nitrificación en cuanto a su efecto mitigador de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en lo referido al óxido nitroso.
Estas investigaciones apuntan en la dirección de los estudios de Qiao, Liu y Compton, que esgrimen que los fertilizantes con inhibidores de nitrificación reducen en un 44 por ciento la emisión de óxido nitroso de los cultivos a la atmósfera, fomentando además la absorción de nitrógeno en un siete por ciento y redundando este último factor en la disminución de nitratos en un 41 por ciento y en la lixiviación de los mismos a las aguas superficiales y subterráneas en un 47 por ciento.
Colaboración público-privada
La colaboración entre Itacyl y EuroChem busca así conocer la eficacia de los inhibidores de la nitrificación en el abonado para conjugar rendimiento y sostenibilidad medioambiental en los cultivos de la Comunidad, a través de diferentes contratos de servicio y asistencia técnica firmados entre ambas instituciones.
Esta colaboración se lleva a cabo bajo el prisma establecido por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León de “mitigar lo más posible el impacto de la agricultura en el cambio climático, adaptándose a lo que marque la legislación y las directrices de la Unión Europea, especialmente en lo referente a la PAC”, tal y como señalan a Ical fuentes de la Junta de Castilla y León.
Ya previamente, en el año 2010, el Itacyl comenzó a trabajar con la empresa Fertiberia a través de un convenio prorrogado hasta el año 2013 que puso las bases para el desarrollo de su programa de recomendación de abonados SIDDRA. Sin embargo, es a partir del acuerdo suscrito con EuroChem cuando se multiplican hasta 22 los ensayos en cultivos de trigo, cebada, colza, patata y maíz para observar no solo el rendimiento, sino la capacidad de control y reducción de las emisiones de estos inhibidores de la nitrificación, dentro de los más de 250 ensayos de campo realizados en 25 países por EuroChem.
En estos estudios aplicados, además de rendimiento y eficiencia, se observan las emisiones de CO2, óxido nitroso, amoniaco y monóxido de nitrógeno, así como la absorción de nitrógeno y su efecto en la lixiviación en aguas superficiales y subterráneas de nitratos y amonio. Para su realización, se toma una muestra del suelo para determinar la textura, pH, la conductividad eléctrica, los carbonatos, el nitrógeno total, el fósforo disponible y el potasio. Una vez sembrado, y durante el ciclo de cultivo, se realiza un seguimiento de los estados fenológicos y de las plagas y enfermedades, mientras que en la cosecha se determina el rendimiento de los cultivos y los parámetros de calidad en función del peso específico, la proteína y la humedad, así como su eficiencia medioambiental con la observación de las cantidades de los elementos mencionados.
“Los productos con inhibidores reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, mitigan el impacto de la agricultura en el cambio climático”, aseguran desde el Itacyl en relación a los estudios ya realizados, por lo que “esta reducción de pérdidas de nitrógeno por emisiones de gases o lixiviación se refleja también en los cultivos”, dado que las plantas tienen “una mayor disponibilidad de nitrógeno” que asegura “mejores rendimientos y calidades”.
Además, los productos con inhibidores “proporcionan una mayor flexibilidad en el momento de la aplicación”, por lo que el uso de estos fertilizantes implica, según afirman desde el Itacyl, que “los sistemas de producción sean más económicos y respetuosos con el medio ambiente, facilitando el cumplimiento de regulaciones ambientales locales o globales”.
Inclusión en los ecoesquemas
Precisamente la instauración en la nueva Política Agraria Común de los ecoesquemas, como fuente de financiación al desarrollo rural a través de ayudas otorgadas a aquellos agricultores que realicen estrategias medioambientalmente sostenibles en sus cultivos, marca también el camino de estas investigaciones.
Y es que, como confirma a Ical el técnico de I+D de la multinacional EuroChem, Ángel Maresma, uno de los objetivos que ahora se plantean es que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación incluya en el Plan Estratégico Nacional, que desarrollará la PAC en España, el uso de esta tecnología como un ecoesquema, para que derive en ayudas a los agricultores dado que “reduce al máximo la huella de carbono” logrando que la agricultura sea “sumidero de CO2”.
No es algo nuevo, según revelan desde EuroChem, puesto que esto ya sucede en Francia, donde se contempla, en su aplicación nacional de la PAC, la vinculación del uso de estos fertilizantes con inhibidores de la nitrificación a ayudas por mejores prácticas medioambientales, bajo el ecoesquema ‘Label Bas-Carbone’.
Esto tendría una “importante repercusión” en Castilla y León al ser la región de Europa que “mayor implementación tiene de esta tecnología”, según revelaron a Ical desde EuroChem, por lo que los agricultores de la Comunidad “conseguirían ayudas por lo que dejan de emitir”, especialmente en las 24 zonas vulnerables con las que cuenta la Comunidad y que acumulan 1,44 millones de hectáreas en 387 municipios del territorio autonómico.
Todo ello en base a la apuesta de Europa por reducir las pérdidas de nitrógeno, con nuevas políticas “alineadas con la idea de mejorar la eficiencia en el uso” de este elemento a través de la estrategia ‘Farm to Fork’ (de la granja a la mesa, en español), que pretende la reducción de las pérdidas en al menos un 50 por ciento, uniéndolo al objetivo de bajar en un 20 por ciento, en el año 2030, la cantidad de fertilizantes usados.