He visto con lógico interés la gran ceremonia de toma de posesión del nuevo obispo de Ciudad Rodrigo (Salamanca) don José Luis Retana, hasta ahora obispo de Plasencia, y que además lo será también de Salamanca. Una fórmula que se va imponiendo para las pequeñas diócesis como la civitatense, como se denomina la de Miróbriga.
Gracias a la televisión, en este caso la 13, hemos podido seguir en directo una ceremonia de tanta importancia y significado al margen de las creencias o no creencias de cada uno. Yo mismo tuve el honor de recibir a un nuevo obispo cuando era alcalde de la ciudad en la persona de Antonio Ceballos Atienza. Y esta ceremonia me ha hecho recordar aquella en la que la catedral cumple su misión de "cátedra".
Y es que las catedrales, construidas en épocas históricas, esta de Ciudad Rodrigo es del siglo XII, reflejan una grandiosidad que realmente te impone. Edmund Wilson en su gran obra "Hacia la Estación de Finlandia" que relata de forma impactante la historia de la idea socialista, describe la anécdota de que Engels, el gran aliado de Marx, viajando en tren por Alemania, cuando vio las agujas de la catedral de Bolonia, se le saltaron las lágrimas y no pudo menos de exclamar "qué belleza la de esta tierra". Y es que la grandiosidad de las catedrales es impresionante, al margen de la ideología de cada cual.
Por ello, aunque ahora se utilizan también como museos y reclamo turístico, no dejan a nadie indiferente y obligan a uno a meditar sobre el esfuerzo, el tesón y la fe que pudieron elevarlas para que el obispo sentara su cátedra. Su carácter grandioso y monumental constituyó una muestra, también, del poderío de la ciudad en la que se asientan. Y no hace falta leer a Ken Follett en su "Los pilares de la tierra" para comprobarlo.
Por ello, viendo y oyendo, también, la sonoridad del órgano y, en este caso, de la gaita y el tamboril charro, de los músicos Manuel Gutiérrez y José Ramón Cid, así como de las voces corales, el impacto es contundente y, sin duda Engels se hubiera emocionado de nuevo. Como también lo ha hecho el nuevo obispo en varios pasajes de su homilía en la que la voz se le entrecortaba y tenía que hacer obligadas pausas.
Sea como sea, la catedral civitatense ha vuelto a tener obispo que es quien la ocupa como su titular natural y aunque sea compartida con otra sede catedralicia, en Salamanca hay dos, da sin duda sentido a su significado y un motivo de esperanza para todos.