Así conocida en los medios la “Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para garantía de los derechos de las personas LGTBI“, el último proyecto de ley y por ahora el mayor disparate salido de la factoría de Irene Montero, que la Mesa de las Cortes aprobó el pasado 8 de septiembre para su tramitación por el procedimiento de urgencia.
Sin duda un nuevo triunfo de la Ministra de Igualdad, que viene a superar notablemente sus anteriores despropósitos legislativos, como la “Ley del sí es sí”, o la “Ley del aborto”, ignorando, además de los informes, preceptivos pero no vinculantes del CGPJ y del Consejo de Estado que advirtieron de la baja calidad del texto analizado y de las consecuencias que se desprenderán de su aplicación, el parecer de las organizaciones de médicos, psicólogos biólogos y juristas y de las organizaciones feministas tradicionales que han pedido la dimisión de la Ministra Montero, argumentando que “la Ley supone un retroceso en la protección de los derechos de las mujeres”. La ex cajera del supermercado y su caterva de colaboradores y asesores están por encima de la biología, la psicología, la medicina, el derecho y el feminismo.
La Ley se estructura en un título preliminar, 4 títulos que recogen 77 artículos y un sin fin de disposiciones adicionales, transitorias, derogatorias y finales hasta llenar 54 páginas del BOE, por lo que el lector comprenderá que no descienda a analizar una por una la multitud de aberraciones biológicas, médicas, psicológicas, y jurídicas del supuesto texto legislativo que he tenido la paciencia de leer. La Ley contiene medidas de índole administrativa, laborales, sobre la salud y la educación, la cultura, el ocio,el deporte, los medios de comunicación social, internet, la familia, la infancia y la juventud, la acción exterior y la protección internacional. Vamos, que no deja títere con cabeza.
Estamos, una vez más, ante una nueva concesión del Presimiente Sánchez a sus coaligados para sacar adelante los presupuestos electorales recientemente presentados en el Congreso y su obsesión por mantenerse en el Palacio de la Moncloa hasta el fin de la legislatura, aunque haya supuesto la más grave crisis del Gobierno Sanchezstein, y ya van unas cuantas, pues ni dentro del Gobierno ni dentro del PSOE ha conseguido unificar criterios.
De los múltiples puntos aberrantes de este texto legal, el más importante es lo que se ha dado en llamar “autodeterminación de género”, en virtud de la que cualquier individuo puede, sustituyendo el sexo por el género, cambiar a su voluntad su inscripción registral, olvidando que en la especie humana tan sólo hay dos sexos, masculino y femenino, hombre y mujer, varón y hembra, como testifican todas y cada una de nuestras células, y que lo del género en los humanos es un invento progresista para intentar impregnar de género desde el sexo a las matemáticas o al urbanismo, comenzando en la escuela y prosiguiendo en los diferentes niveles educativos y exigiendo hablar del género en los temarios para acceder a la docencia, y ya las profesoras feministas nos advierten a la vista de los protocolos que “lo peor está por venir”.
Pues bien, la Ley permite que cualquier persona pueda acudir al registro a cambiar el género de su inscripción inicial,(nunca por mucho que se empeñe podrá cambiar el sexo), sin necesidad de aportar tutelas médicas o judiciales, teniendo que ratificar su deseo a los tres meses. Si la persona tiene 16 años podrá comparecer sin acompañantes o documento alguno. Si tiene entre 14 y 16, acudirá asistida por sus tutores, y si tiene entre 12 y 14 podrá acudir a la jurisdicción voluntaria. Por si hubiera alguna duda la ley prohíbe las terapias de conversión.
El proyecto de ley ya ha obtenido dos prórrogas en el plazo de presentación de enmiendas suscrito por el PP, Vox y el propio Psoe, pues Su Sanchidad se ha metido en un jardín del que no sabe cómo salir. La conocida filósofa socialista Amelia Valcárcel califica a la ley de “arcaica y malvada” y la Alianza contra el borrado de las mujeres, que agrupa a más de 140 asociaciones feministas se oponen a la Ley Trans argumentando que “el sexo no se puede elegir” y por tanto elegir el sexo en el Registro no es un derecho y no se puede admitir que los niños se auto diagnostiquen, mientras que las asociaciones feministas socialistas aseguran que “es una ley que nace muerta” y que además es una ley innecesaria puesto que existe una ley para personas transexuales desde 2007. Estas organizaciones han entregado un paquete de 24 propuestas de enmiendas a los grupos parlamentarios al no conseguir ser recibidas por el Presimiente.
La Asociación de Psiquiatras de la adolescencia y la infancia acusa al Gobierno de “negligencia grave institucional en el cuidado de los niños”, y la conocida feminista LoLa Venegas afirma que “nos parece un disparate que cualquier varón pueda decir que es una mujer simplemente porque lo sienta”.
Psicólogos y psiquiatras afirman que se está empujando a los menores a confundirse y a pensar en términos acientíficos, y aseguran que el 85% de los menores que no se sienten seguros de su sexo de nacimiento desisten de ello después de la pubertad insistiendo en que el sexo no es un sentimiento sino una realidad, y que hay que limitar en los menores decisiones que afecten al resto de sus vidas.
Mientras tanto, SuperSanchez intenta apagar el fuego con gasolina alargando plazos, proponiendo enmiendas “que no afecten al núcleo central que llaman autodeterminación de género” y se muestra preocupado porque las organizaciones feministas puedan apoyar al PP. Y en el mundo del deporte y en el mundo carcelario entre otros empiezan a sufrir las consecuencias de estos disparates que son, no una frivolidad como ha dicho Núñez Feijóo sino una auténtica barbaridad. Esperemos que sea una de las primeras leyes en ser derogada por el futuro gobierno. Que Dios me oiga.
Hasta la semana que viene.