Juan González Ruiz reflexiona sobre las viejas escuelas salmantinas
La memoria del tiempo infantil está llena de recuerdos escolares. Nuestras ciudades y pueblos, Salamanca y su provincia, también.
Inscripciones, lápidas, letreros de variado porte y de materiales diversos siguen manteniendo nuestra memoria escolar: sobre edificios que fueron escuelas, dando nombre a plazas y calles donde hasta hace poco bullían los juegos de recreos y de vacación, justificando monumentos para honra, memoria y gratitud de benefactores y maestros.
Una mirada amable sobre estas escrituras al aire permite descubrir detalles curiosos, a veces divertidos y siempre significativos, en mayor o menor grado, de lo que fue nuestra educación en un tiempo no tan lejano como nos pueda parecer por los vertiginosos cambios de la sociedad actual.
Y de un tiempo que, digámoslo con franqueza para borrar cualquier tentación de nostalgia, ni volverá ni es deseable que se repita.