Alejandro Barrero, entre dragones y renglones
¿Se imaginan tener un sueño tan revelador y detallado que se convierta en una historia proyectada en una trilogía de novelas? Pues a veces las ideas llegan en esos momentos tan inesperados, se cocinan a fuego lento o se mantienen latentes hasta que algo las hace despertar de nuevo. La historia de Alejandro Barrero, un vallisoletano de 24 años, tiene mucho que ver con esto, con los sueños y momentos que te marcan de por vida.
Escritor, músico y profesor. Polifacético en toda su expresión, atiende a NoticiasCyL para charlar sobre su obra literaria, que consta de tres novelas de género fantástico englobadas en la trilogía ‘Viaje a Nadsgar’, y una cuarta historia erótico-romántica que demuestra que Alejandro no es solo fantasía. También es música y su proyecto ‘Nadie es más que nadie’; y enseñanza, pues es profesor en un colegio de la ciudad. Escritura, música y educación, como él mismo reconoce, “los tres pilares de su vida”.
El origen de todo
Echamos la vista atrás con él para conocer cómo surgió la idea de ‘Viaje a Nadsgar’ y reconoce que fue algo que fue creciendo poco a poco a través de los años. Un sueño de verano con apenas doce años que plasmó en un texto con toda la ilusión de la inocencia de un niño, que dos años más tarde retomaría, con 14 primaveras, para intentar plasmar aquello que un día apareció en su cabeza. Sin embargo, no fue sencillo. “No estaba muy bien escrito”, reconoce, y terminó anquilosado en un cajón de su habitación.
No fue hasta la adolescencia, justo antes de cambiar de colegio y empezar el Bachillerato, cuando volvieron a cruzarse esos primeros escritos con su extrovertida mente. “Estaba en mis años rebeldes, quería empezar con buen pie en el colegio nuevo, ordené todo mi cuarto y encontré esos papeles”. No obstante, el comienzo de todo tuvo que llegar tras una desgracia, uno de esos momentos en la que la vida de un adolescente queda marcada, con el fallecimiento de un familiar, al que idolatraba y respetaba, al que miraba con ojos de admiración.
Un conductor en estado de embriaguez le privó de su primo y eso fue un palo para Alejandro. Mientras lo recordamos sentados en una terraza, no puede evitar sonreír al hablar de él y de cómo quiso conocerle mejor tras su fallecimiento. Así es cómo descubrió que era un enamorado del género de fantasía. Por ello, cogió su pluma y su papel, recuperó aquellos escritos olvidados en el cajón, y comenzó a escribir esa historia que un día soñó de niño, reproduciéndola como a su primo le hubiese gustado leerla.
No fueron sencillos los comienzos, pero Alejandro sabía que “quería apuntar alto”. Comenzó a escribir durante el Bachillerato, con lo que ello supone, un esfuerzo extra en una de las épocas académicas más duras. Su mente volaba con sus historias durante las clases, bromea que algunos profesores pensaban que “cogía muchos apuntes”, cuando en realidad estaba escribiendo lo que sería el primer título de ‘Viaje a Nadsgar’. Influenciado por Eragon, de Christopher Paolini, un libro que leyó de niño; confiesa que fue Andrzej Sapkowski quien le abrió la mente en el género fantástico, al tratar unas historias que podían ser consideradas para pequeños, de una forma más madura y adulta.
Tardó un año en terminar ‘Con el diablo no se juega’, el primero de los tres capítulos de ‘Viaje a Nadsgar’. Y no fue fácil, como relata. Las ideas le iban viniendo, tan pronto estaba cenando con su familia como se levantaba sin previo aviso para escribir en un cuaderno aquello que se le acababa de ocurrir. Pero todo cambió tras publicar su primera novela, sus seres queridos se volcaron en apoyarle y todo se “profesionalizó” mucho más.
Ahora acaba de publicar, a finales del año pasado, ‘La lágrima perdida’, el final de la historia, después de más de seis años. “He tenido mucho estrés con este último, me costó mucho parirlo”, detalla Alejandro, que sintió el aliento de sus fans y seguidores, ansiosos de conocer el final del trayecto. “Ahora necesito relax y no coger una pluma en un tiempo”, cuenta entre carcajadas.
Un tercer capítulo que estaban esperando con ansia los seguidores de ‘Viaje a Nadsgar’, y como explica el propio Alejandro, se está moviendo muy bien. Eso sí, recuerda que con su primera publicación no fue fácil llegar al lector. “Era muy joven y no te toman tan enserio, además tienes que ser tu propio manager y promotor”.
El mundo de fantasía
Para quien no haya leído ‘Viaje a Nadsgar’, una de las particularidades del universo de Alejandro es el sinfín de criaturas que albergan sus páginas. Todo tipo de leyendas, mitos y mitologías de todos los siglos; todas juntas en una misma historia, con la dificultad que trae albergarlas y respetarlas a todas. No fue un problema para él, pues “la mitología le encanta y la tiene mamada de toda la vida”.
Una de las curiosidades de Alejandro a la hora de escribir es su forma de organizarse. Con una historia tan compleja, con tantos personajes y criaturas, resulta de suma importancia tener todo controlado. “Con Playmobils, caracterizados de los personajes, montando con ellos las escenas frente a mí, como si de una memoria USB se tratase”, así lo explica, tan sencillo y a la vez extravagante como suena.
‘Viaje a Nadsgar’ cuenta con una gran variedad de personajes, tanto humanos como fantásticos, y como cuenta Alejandro, considera a ellos “todos hijos suyos” ya que han salido de su imaginación, sin basarse en nadie conocido, porque sino “eso controlaría al personaje”. Su obra engloba también un buen número de nombres; localizaciones, los propios personajes, lugares, etc. “Y tiene su miga”, destapa.
Un buen ejemplo está en el protagonista. “Tenía que tener tres sílabas, que empezara por la letra A para indicar liderazgo, que fuese esdrújula para darle más fuerza, que la letra del medio no sea muy explosiva, que sea fácil de recordar…”. Y así nació Árator. Aunque no siempre es así, a veces le surgieron de formas mucho menos pensadas. Nife, el dragón, es el resultado de Níquel (Ni) y Hierro (Fe), los elementos que forman el núcleo de la Tierra. O Apmajuju, un personaje al que quería darle un nombre tribal y llegó hasta él durante una clase de inglés. “Estaba distraído, vi el calendario y junté los meses desde abril hasta julio. April-May-Jun-July, Apmajuju. Algunos nombres vienen de la manera más estúpida, todos tienen su historia”, detalla.
Algo que le ha ayudado, tanto a él como al género, ha sido la explosión de fenómenos como ‘Juego de Tronos’. Un género que antes estaba pensado, desde el lector, para niños, ahora logra llegar a más adultos. “La fantasía se ha normalizado, ‘El Señor de los Anillos’, por ejemplo, estaba considerado friki, ahora ya no”. Además, poco a poco van llegan al audiovisual, algo que Alejandro se ha llegado a imaginar, aunque “debería ser algo más de animación, hay demasiadas criaturas fantásticas y el coste será muy elevado”, bromea con la posibilidad.
No todo es fantasía
Alejandro no se ha quedado en lo fantástico en su literatura. ‘Te querré toda la vida’ es su primera novela romántica, con toques eróticos, y que tiene otra historia que llamaríamos curiosa detrás de los focos. “Estuve leyendo una conocida novela romántica un tiempo, pero me quedé en el capítulo ocho. Y me reté con mi hermana a escribir una igual, tardé un mes. Fue más sencillo de escribir”, explica, entre risas, que todo viniera de una simple conversación con su hermana.
Pero sus dotes artísticas no se quedan en las letras y llegan hasta la música, otra de sus pasiones. Siempre con una guitarra cerca, comenzó un proyecto con un poeta titulado ‘Nadie es más que nadie’ y que le ha llevado a tocar en diferentes lugares, ya no solo de la ciudad, sino de España. Recientemente, ha estado en Valencia, en lo que es un respaldo a la sociedad, contra el bullying y las desigualdades sociales. Aunque, eso sí, por el momento no ha logrado unir sus dotes musicales a sus libros. Y tampoco hay que olvidar su actual profesión y a la que ha dedicado sus estudios, la enseñanza.
Escritura, música y educación. Algo de lo que Alejandro Barrero se siente “muy orgulloso”.