FUENTE: DICYT
Investigadores del Grupo de Superficie Ocular del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid (UVa) han llevado a cabo un trabajo pionero a nivel internacional que ha caracterizado de forma minuciosa la superficie ocular del cerdo. El estudio, publicado en ‘PLOS One’, tiene gran relevancia en el ámbito de la investigación biomédica, ya que el cerdo se está utilizando cada vez más como modelo animal, por ejemplo, para ensayar terapias frente a enfermedades inflamatorias de la superficie ocular humana. Los investigadores han confirmado que la superficie ocular del cerdo “se parece más a la humana que la de los roedores”, los animales que tradicionalmente se emplean en las etapas iniciales de la investigación.
Como explican a DiCYT Laura García Posadas y Yolanda Diebold, coordinadora del proyecto, la superficie ocular es una estructura anatómica y funcional formada por la córnea, el limbo, la conjuntiva y la película lagrimal. “Cuando cualquiera de estos componentes tiene algún problema se puede desarrollar alguna patología que, en los casos graves, puede incluso conducir a la ceguera”, recuerdan.
Por ello, la investigación de la superficie ocular es un aspecto fundamental. En la actualidad, el cerdo se está usando cada vez más en la investigación oftalmológica, sin embargo, no se conoce en detalle cómo es su superficie ocular, y es fundamental saber primero cuánto se parece esta a la humana para obtener mejores conclusiones en estos estudios. Para paliar esta necesidad, el equipo se planteó realizar una caracterización lo más completa posible, centrándose de manera especial en la conjuntiva. Esta parte es fundamental para que toda la superficie ocular esté sana y funcione adecuadamente, y apenas había información pormenorizada en la literatura. El trabajo forma parte de la tesis doctoral de Mario Crespo Moral, que se defenderá en los próximos meses.
Ventajas éticas importantes
Como es bien sabido, la investigación con animales se hace fundamentalmente con ratones y ratas. “Pero a nadie se le escapa que son bastante distintos a los humanos. El cerdo se parece mucho más a nosotros en varios aspectos, incluido el tamaño, lo que en el campo de la oftalmología puede ser muy importante”, recalcan.
Además, frente a los roedores, a los que hay que sacrificar con el único fin de obtener sus tejidos para la investigación, las muestras de cerdo se pueden obtener directamente del matadero. “Usamos muestras de animales que son sacrificados para el consumo humano, que desde nuestro punto de vista es una ventaja ética nada desdeñable. Aprovechamos con todas las garantías una de las pocas partes del cerdo que no se usan para alimentación y evitamos sacrificar otros animales”, subrayan las investigadoras del IOBA.
Una estructura muy similar a la humana
En este trabajo, el equipo obtuvo globos oculares completos junto con los párpados, algo que dificultó el estudio y que en cambio es una de las mayores aportaciones del mismo, ya que su interior está recubierto por tejido conjuntival cuyo análisis era necesario para una caracterización completa.
Procesaron las muestras en el laboratorio, realizaron cortes histológicos y los tiñeron con distintas técnicas para analizar bien las estructuras oculares. De esta forma, pudieron conocer en detalle la estructura de la córnea y la conjuntiva, determinar la distribución y tipos de células caliciformes dentro de la misma y, por último, estudiar el CALT, que es el tejido linfoide asociado a la conjuntiva.
“Esto también es algo muy importante, ya que es una parte del sistema inmunitario que tenemos en las mucosas los humanos y muchas otras especies animales. Es una defensa, puesto que las mucosas están en contacto con el exterior, y se desconocía si el cerdo disponía de esta estructura. Este trabajo ha puesto de manifiesto de forma inequívoca que la tiene y que es muy similar a la del ser humano”, avanzan.
Aunque hay diferencias entre la superficie ocular porcina y la humana -por ejemplo, el espesor corneal es prácticamente el doble en cerdos-, las similitudes son diversas y el trabajo muestra que es mucho mejor modelo de estudio que los roedores.
Conclusiones más certeras
Conocer en profundidad las particularidades de la superficie ocular del cerdo en comparación con la humana contribuirá a extraer más y mejores conclusiones en los ensayos ‘in vivo’ en cerdo que se hagan en adelante.
“Ahora que sabemos que la estructura de la superficie ocular del ojo de cerdo es muy similar en diversos aspectos a la humana, las aplicaciones que puede tener son múltiples”, detallan las investigadoras, quienes añaden que su grupo lleva ya un tiempo usándola para estudiar el transporte a través de estos tejidos de nuevos desarrollos terapéuticos para enfermedades de la superficie ocular que están relacionadas con la inflamación.
“También para conocer si se toleran bien y no ocasionan daños a los tejidos de la superficie ocular. Nos proporciona información muy valiosa para refinar y seguir estudiando esos posibles tratamientos antes de llegar al estudio con animales de laboratorio vivos”, concluyen.