El Teatro Liceo de Salamanca acogerá mañana el espectáculo “PLAY” de la compañía Aracaladanza. Una propuesta cultural recomendada para todos los públicos.
Desde hace 24 años Aracaladanza comparte con el público un universo fascinante, desde la mirada de quien, a través de la imaginación y de la danza, está convencido de que la magia transforma de manera mágica la realidad. Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud 2010, por su "compromiso" con ese público y su "exigencia estética, artística y técnica"; reiteradamente premiada en FETEN (Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas); ganadora de varios Max; reconocida por la crítica; seguida por una legión fiel de espectadores e invitada en festivales nacionales e internacionales, Aracaladanza destaca por su inusual manera de trabajar, proyectando nuevas visiones escénicas de la imaginación y creando exquisitos espectáculos dirigidos al público infantil y adolescente con historias sencillas que a través del vestuario, la música, la luz, el ritmo y el movimiento también saben involucrar al espectador adulto en un mundo fantástico que busca repetirse en los sueños.
“PLAY” significa un nuevo y fresco punto y aparte en la historia de la compañía. La necesidad de sentirse totalmente libre para lograr así disfrutar del proceso artístico y el deseo de dedicarse simplemente a jugar es la fuerza que impulsa esta nueva producción que es llevada a escena por cinco bailarines que construyen un trabajo basado en el juego.
Sinopsis
¡No! ¡No se abre el telón al empezar! Antes, hay que “construir” el escenario. Y llenarlo de cojines. Y colocar al bailarín. E iluminarlo todo. Y entonces y sólo entonces, el escenario cobra vida, suspendido. Para jugar a la “gallinita ciega”. O para entrecruzar gomas y participar en un antiguo videojuego. Para saltar sobre el sofá, o descubrir cisnes buscando su lago. Para seguir a perros bailarines que escuchan gatos o llenarse la cabeza de aire. Para provocar fuegos artificiales o danzar todos juntos.
Play es una fiesta sin respiro que contagia alegría, alienta la sonrisa y comparte diversión. Y el telón, esta vez, tampoco baja. Porque la fiesta continúa después.