La venta de obra de arte está parada, algunas galerías han cerrado, pero el maestro Andrés Coello no ceja en su empeño de ir creando arte por doquier. Estos días le hacíamos una visita, junto al amigo Koldo Díez, en su espacio cultural de La Chimenea o Taller del artista, (en la calle Santa Lucía, 19) y vimos al maestro con una frescura y un entusiasmo contagioso.
Tanto en la tienda de su hijo Chicho, como en el sótano de la misma y en la citada Chimenea, se acumulan miles de obras de todas las épocas que el maestro vallisoletano ha ido creando en los últimos veinte años. Sabemos que ha pedido ayuda institucional en varios ámbitos para que su obra salga a la luz, se exponga en salas públicas y los seguidores del arte puedan disfrutar de la ingente obra.
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Andrés no pretende dinero, -que estaría en su derecho- sólo quiere ceder su ingente obra a la institución que lo desee para exposiciones permanentes o itinerantes. Pero todo son buenas palabras…
Sus Niza azul, Coello en américa, Cruzificados-Vidas Erráticas, (parte de ellos cedidos a la Junta de Semana de Rioseco) Andrés Coello. Cincuenta de ochenta, Bramidos, su arte en carpeta, collages, estampados, monotipos, esculturas y grabados. Y ahora otra nueva colección que, con un ánimo inusitado, ha creado en este último año de pandemia.
Obras -collages- de una inventiva increíble, dónde Andrés echa mano de la imaginación y dibuja en un papel de cuaderno, entre otros, una uva ribereña o de Toro a la que añadió su raspón y lo titula: fiesta del raspón. Ole, maestro.
Echamos unas risas con él cuando nos decía que lo habían vacunado del Covid 19. Y sobre ello decía: No me resignaba a quedarme en casa encerrado, aún tengo ánimo para seguir creando. Tuve que permanecer junto a Piti (su esposa), para cuidarla durante el “encierro” y ahora, pero cuando se abrieron las normas y pude dejar a ella con compañía, enseguida volé a mi nido de “La Chimenea”. Aquí me siento otro, me siento plenamente feliz.
Nos habló de los proyectos que tiene cuando pase todo esto, y salió a colación su hijo Gonzalo cuando le hicimos posar junto a una “dama de cerámica”. Es de mi hijo Gonzalo -nos dijo orgulloso el maestro- y le van muy bien las cosas.
Luego, Andrés posó junto a Koldo y su nueva obra para la galería de fotos, y en esas que llegó Marta, la esposa de Koldo, quién está inmersa en recoger firmas para potenciar un proyecto denominado Abracemos el Mar Menor 2021.
Y allá que estampamos nuestros datos y nuestra firma porque el Mar Menor -que me trajo recuerdos de juventud cuando estábamos unidos regionalmente Murcia y Albacete- se muere. Y hay que tratar de salvarlo.
El maestro Coello está más vivo y esperanzado que nunca, pero necesita una pizca de cariño cultural de sus instituciones.
Como dice mi admirado Cervantes: Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.