La España de finales del siglo IX, que se prorrogó hasta finales del siglo XI, sirvió como preludio al apogeo del Románico, con multitud de templos y construcciones de arte mozárabe que copan, también, el territorio de Castilla y León. El arco de herradura es uno de los estandartes de este tipo de edificaciones, con una perfecta circunferencia de dos tercios de radio que corona los altos pabellones, naves y pasillos para caracterizar estos edificios, con, también, amplias bóvedas. Los montes de León, la meseta vallisoletana y, también, Soria y Zamora guardan auténticos tesoros mozárabes que, una vez contemplados, permanecen en el imaginario, tal y como lo hacen en el tiempo estas construcciones.