El eco del teatro renace tras la pandemia
Después ensayos novedosos online e imaginación para no aparcar su trabajo, las compañías celebran el Día Mundial del Teatro tras superar un nuevo momento de crisis
26 marzo, 2022 15:38Un viejo pero cálido portal da entrada, a través de unas escaleras decimonónicas de madera, a un moderno y luminoso espacio junto al Calderón de Valladolid, en el que el eco del teatro no ha dejado de resonar durante los últimos tres años. Allí nació ‘11 filas’, un espacio que ha dado un giro al sector gracias al concepto de la improvisación, liderado por Berta Monclús, una vallisoletana que hace tres años decidió regresar a su ciudad y que tras unos meses en los que creó una escuela y una compañía, fue golpeada por la fuerza de la pandemia, que la trastocó los planes. Lo mismo le sucedió a Valquiria Teatro y sus productoras María Negro y Alba Frechilla, quienes sin embargo estaban acostumbradas a lidiar en las plazas más peligrosas tras dar sus primeros pasos con la crisis hace once años; y a Ana Zamora y su compañía segoviana ‘Nao D'Amores’, que apela la necesidad del teatro de “respirar” y que de verdad llegue para ellos “la nueva normalidad que todavía no ha llegado” tras el COVID.
Las tres compañías, como otras muchas, celebran mañana el Día Mundial del Teatro, un sector que renace ahora tras dos años complicados y llenos de restricciones. “La gente tiene unas ganas locas de hacer, de reír, de contar cosas, de sentir”, señala Berta Monclús, algo que ha percibido en la gente que participa en sus nueve grupos de adultos. “El confinamiento nos tocó tanto que hemos vuelto con muchas ganas de vernos”, prosigue. Nació ahora hace tres años, y tras el primero de ellos, la atropelló el confinamiento. De hecho, admite que aún hoy paga deudas de entonces”. Pero todo ello solo provoca más motivación, levantarse cada día, abrir las puertas de su luminoso espacio y asomarse a la ventana, desde la que mira al Teatro Calderón y sueña.
Como ella misma define, ‘11 filas’ es un lugar para “poder estudiar, explorar y poner en pie ideas, textos, proyectos artísticos, de cualquier naturaleza e índole”; y por eso propone “un espacio de encuentro, de reunión, de reflexión, un lugar donde distintas disciplinas artísticas puedan hermanarse, convivir y retro-alimentase mutuamente. “Queremos seguir buscando otras maneras posibles de contar historias, una comunidad de encuentro y búsqueda”, sostiene.
Eso es lo que precisamente pretende también el espectáculo del ‘Prostíbulo poético’, que tiene lugar el sábado a las 21 horas para conmemorar este Día del Teatro, un espectáculo bajo la apariencia de un burdel fantástico de principios del siglo XX en el que los poetas venden sus versos al público asistente, 45 personas, en el propio espacio ‘11 filas’, en la calle Alonso Berruguete.
Junto a Ana Carretero, Saúl García y Roberto Lobo, Monclús promueve con la compañía lo que ellos denominan ‘Escuela del espectador’, en el que educan a los asistentes a “interpretar lo que ven para promocionar el consumo de los artístico; conseguir un espectador más reflexivo”. Y ello forma parte de la evolución del teatro en los últimos 15 o 20 años, de la que ella también ha participado. “Todo ha cambiado. Ahora hay un nuevo lenguaje escénico, actores que no solo interpretan, sino que crean, que investigan. Se ha visto un estallido. Hay mucha creación colectiva, pero es necesario explicar ese nuevo lenguaje.
Teatro pobre… e improvisación
Influenciada por el director polaco Jerzy Grotowski, Berta eligió el nombre de ‘11 filas’ para su compañía en honor a los once años desde que ella había empezado en el sector y a quien había creado el concepto de ‘teatro pobre’: “Ante la carencia de escenografía, maquillaje y el uso mínimo de elementos de luz y vestuario, Grotowski pone el foco en el trabajo de la actriz para contar historias”, resume. Ahora, su punto fuerte es la improvisación, con la ayuda de textos de Lorca, Shakespeare y Tarantino, entre otros.
Por ello, se mudó desde Madrid, donde actuaba en la compañía ‘Jamming’, y montó su propia ‘historia’, que dividió en tres patas. Por un lado, la compañía ‘Impro Valladolid’, por otro, la Escuela del mismo nombre; y por otro, el espacio ‘11 filas’, ubicado, como no podía ser de otra forma, frente al Teatro Calderón y que da cobijo a las dos primeras patas.
Rodadas en la crisis
María Negro y Alba Frechilla señalan que están felices por la cantidad de trabajo que tienen. No en vano, admiten que con su último montaje, ‘El día más feliz de nuestras vidas’, que comenzaron a preparar online durante el confinamiento, les “ha traído las mayores alegrías a pesar de todo lo malo que rodea a la pandemia”, según sostiene Frechilla. “El día del Teatro, casualmente, hará un año del primer ensayo presencial de la obra”, rememora Negro, quien explica que antes se realizó todo a través de zoom, porque parte del equipo estaba en Valladolid y otra en Madrid. “Al final también nos acostumbramos”, desliza.
María Negro recuerda que cuando la compañía nació, en 2011, ya era un “momento de crisis”. “Siempre hemos vivido durante momentos complicados, desde que empezamos la carrera. Ha sido la normalidad, porque siempre nos hemos encontrado esto. Si hablamos con compañías que llevan más años nos cuentan que había más actuaciones”, relata la actriz, quien coincide con su compañera en que para ellas “es un momento dulce, interesante”, no alejado del esfuerzo que ha permitido en estos años “hacerse un hueco” en el panorama teatral y que, incluso, y a pesar de las dificultades, han optado por una obra con un equipo más amplio y hasta cuatro actrices sobre el escenario. De hecho, en este semestre acumularán una veintena de actuaciones, a las que se sumarán otras aún por cerrar antes de fin de año.
“Vemos que la gente tiene muchas ganas de poder hacer cosas, divertirse, ir al teatro. Con el espectáculo nuevo, que es una comedia, vemos que hay muchas ganas de reírse. Es cierto que la gente está con mascarilla y es complicado porque les ves solo media cara, pero puedes analizar sus reacciones”, comenta Negro. Alba Frechilla complementa esta afirmación y ve al público con “deseo de regresar a esa normalidad de la que tanto se habla”.
“Antes de ser productora y actriz me considero público”, opina Frechilla, quien señala que uno de los cambios tras la pandemia en el teatro llega de la mano de la escenografía. “Hemos pasado de obras casi de monólogos, con un escenario más pobre de personal, a apuestas por lo colectivo, con más movimiento en el escenario y más actores y actrices. Y eso como público se agradece”, aplaude.
Lo positivo, coinciden ambas, es que con este último montaje, al tratarse de una comedia, el público “puede reírse tras el desastre y el horror de la pandemia”. “Queríamos que se riera y saliese del teatro con una sonrisa. Como productoras nos apetecía estar en escena con más gente y así fue, con la ayuda de Silvia García y Verónica Morejón. La obra nos está dando muchas alegrías”, expuso Frechilla a Ical.
Han sido creadoras del formato durante la pandemia del ‘Vecindario de las Valquirias’ y más tarde las biografías exprés, que se mantienen, en el que han definido en un breve espacio de tiempo a Miguel Delibes, que lleva 50.000 visitas, José Zorrilla, Lina Morgan, Concha Velasco, Antonio Banderas, Moliére, Rosa Chacel, Shakespeare, Lola Flores, Concha Velasco y Lorca. Ahora, geografía exprés, con Torrelobatón (Valladolid) e Ítero de la Vega (Palencia).
“El mundo del teatro necesita respirar y que de verdad llegue la nueva normalidad que todavía no ha llegado”. La directora de la compañía segoviana ‘Nao D'Amores’, Ana Zamora, asegura que el arranque de 2022 ha sido “duro y muy complicado” para ellos. “Lidiar en el arranque del año con otra ola del COVID ha sido infernal directamente”, resume.
La sexta ola de la pandemia, con una gran incidencia de contagios, se llevó por delante la alegría y las buenas perspectivas que había en el teatro. “Estábamos luchando tanto por el día a día cada uno de nosotros, en el ahora mismo para solucionar los problemas tan inmediatos que no podíamos pensar en lo global”, explica.
Los positivos en la compañía les obligaron a salvar la función siguiente, pendiente del test de antígenos de un compañero, ensayando la noche anterior y actores con el papel a mano. La presión de tener un calendario programado de funciones en “uno de los teatros más importantes”. En resumen, “hemos pasado una época de subsistencia del día a día”, indica Ana Zamora, una etapa “dura” en la que “la responsabilidad recayó sobre las propias compañías, para no paralizar, nos hemos visto solos frente a la situación”.
El nuevo protocolo, las nuevas medidas que van a entrar en vigor, pueden ayudar y así ver más claro hacia donde se encamina el sector, con un público que también ha ido superando estos meses el miedo y la preocupación por la alta incidencia de la sexta ola. Espectadores a los que llevan mucho tiempo viendo o no viendo, detrás de una mascarilla, que Ana Zamora tiene claro que continuará en las salas de cine y el teatro, que serán “el reino de las mascarillas FFP2”.
La directora teatral tiene claro que con la mascarilla se rompe la comunicación pero también ha supuesto “una experiencia artística” poder sentirles pero no lo suficiente, no tener sus reacciones tan claras, ante lo que ocurre encima de las tablas. También las mascarillas han sido todo un hándicap para los ensayos.
Para ‘Nao d’Amores’ el futuro a corto plato, “mientras seamos capaces de todo llevarlo a cabo”, se presenta con la agenda completa. “La gira con ‘El retablillo de San Cristóbal, empezamos también la gira con ‘Numancia’. Trabajo sí, mucho”, recuerda. También pendientes de los cambios que están registrando en los equipos directivos de los festivales de verano, y cómo van afrontar la programación.
Ana Zamora siempre directa y certera en sus análisis, conoce muy bien este mundillo. Tanto en pandemia como en prepandemia, “en este país, el trabajo anterior, el recorrido previo no te garantiza nada, siempre partes de cero”. Algo “con natural” a la forma de programar en el teatro español.
La compañía segoviana, todo un referente en el teatro medieval y renacentista, cuenta con dos premios Max al mejor vestuario. Llevan dos décadas de impecable trayectoria, sus montajes siempre tienen una gran repercusión de crítica y público. Su último trabajo ‘Numancia’, de Cervantes, en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.