Llego al Real Valladolid con un discurso claro y motivador. Sabía que el ascenso era el objetivo marcado y que los aficionados, después de una última temporada más que pobre, necesitaban pronto unos resultados positivos que les hiciera creer de nuevo en sus jugadores.
Al principio se consiguió, pero las tres derrotas consecutivas han frenado las buenas sensaciones y se han empezado a encender las alarmas. Una pretemporada atípica, los contagios por COVID-19 y el exceso de jugadores en el plantel hacen que José Rojo Martín ‘Pacheta’ esté todavía ajustando sus piezas para encontrar un once ganador, como ha explicado a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León-.
Lo complicado es que lo tiene que hacer con la Liga iniciada, los puntos en juego y con el Pucela, con seis jornadas disputadas, situado a tres puntos del play-off de ascenso y a uno de los de descenso. Hoy los blanquivioleta reciben al colista, el Alcorcón. Un partido en el que el entrenador espera cambiar la racha y lograr una solidez que le permita afrontar las próximas jornadas con más garantías.
- Vamos a remontarnos unos meses atrás. Llegó usted como entrenador del Huesca a Zorrilla jugándose la vida los dos equipos. Al final ustedes se hicieron con el triunfo. ¿Cómo afrontó el choque?
- Todo el mundo calificaba, los veinte partidos que estuvimos allí, como finales. Yo les discutía que no se puede preparar a un jugador para jugar veinte finales. Pero es verdad que teníamos todos los partidos con una exigencia máxima. Y cuando llegamos a Valladolid éramos conscientes de que, según el resultado, o nos daba vida o nos alejaba del todo de uno de los rivales por la permanencia.
- ¿Y la charla previa con los jugadores?
- Fue desde esa perspectiva. De la responsabilidad que acarreaba que no tenía que ir reñida con el disfrute del juego. En esos partidos intento quitar algo de presión a los jugadores.
- En aquel entonces ni se imaginaba entrenar al Real Valladolid ¿Qué análisis hacía de la plantilla?
- A este Valladolid le conocía ya, conocía la ciudad porque vivo aquí cerca, había visto varios partidos… Todo el análisis que hacía era desde la experiencia de haber visto mucho fútbol en Zorrilla, en los Anexos y de conocer la entidad.
- ¿Cuándo recibe la primera llamada del Real Valladolid?
- Estuve pendiente las tres primeras semanas, nada más terminar la Liga, de equipos de Primera División. Se cayeron las dos opciones y es cuando recibo la primera llamada.
- ¿Por qué dijo sí al Valladolid?
- Porque me convenció el proyecto. Al exponerme la estructura del club, los profesionales que iba a tener alrededor, que vinieran Fran Sánchez… todo ello me convenció. Pero quien me sobre todo es Matt Fenaert al explicarme el proyecto.
- Llega la pretemporada… Vicente Cantatore decía que si en la primera charla ante una plantilla algunos jugadores se daban codazos era una mala señal.
- No fue el caso. Esta entidad ha sufrido mucho y los jugadores también. El año pasado fue mucho más, después del descenso y ya sabía cómo tenía que ser esa primera charla. Más con 37 jugadores. Ahora mismo estamos en el proceso de ajustar el equipo con el riesgo que conlleva al haber puntos en juego.
- Tener que ajustar ahora viene también provocado por esa pretemporada tan atípica. Muchos jugadores, el COVID-19, sin apenas partidos amistosos…
- Sobre todo el COVID-19. Eso hizo saltar todo por los aires porque no hemos podido entrenar, lo hacíamos por grupos, con gente en casa, otros de forma individual, unos por la mañana, otros por la tarde… Pero el equipo tiene energía, entrena bien aunque ahora no estamos frescos ni fluidos en los partidos.
- Decía José Luis Saso que si sus jugadores no sonreían en los entrenamientos y en los partidos es que algo no iba bien.
- Esto es algo para analizar. Estoy muy de acuerdo con esa afirmación. Si haces algo por obligación tienes un problema. ¿Por qué? Porque no disfrutas. Esto es un juego y tenemos el privilegio de vivir de un juego aunque acarrea una profesión muy dura porque tienes un examen cada semana. Eso provoca muchos vaivenes de emociones.
- ¿Y cree que hará sonreír a sus jugadores?
- Con estas tres últimas derrotas cualquier tipo de crítica tiene razón, pero no hemos hecho nada diferente a cuando hemos conseguido dos victorias. Simplemente son situaciones que se van dando. Creo que, frente al Tenerife, en la primera media hora hicimos cosas muy bien que enamoraron a la afición, pero dos castigos durísimos hicieron que hasta la moral de los jugadores bajase.
- Es que da la sensación de que cualquier golpe deja demasiado tocado al equipo.
- Sí, nos alborota demasiado. Tenemos que estar preparados para ello. Esto es lo que más nos afecta actualmente.
- Ese es un problema mental y es muy complicado de corregir.
- Al final tenemos que acertar con los once jugadores que se sepan sobreponer a esas situaciones, que sean capaces de ganar y, a partir de ahí, introducir nuevos elementos y todo funciona. Pero sobre todo hay que encontrar ese once que se cohesione y nos haga ganar.
- Con el Girona el equipo estuvo más sólido hasta que llegó el gol en un penalti absurdo. Y sorprendió el cambio de sistema y de tres jugadores cuando no se estaba siendo inferior. ¿Si pudiera echar marcha atrás hubiera dejado a los mismos?
- No me suelo arrepentir de las decisiones que tomo porque suelen estar tomadas en base a la normalidad en la que nosotros creemos. Seguro que a la vuelta de veinte años la tomaría otra vez. Otra cosa es cuando ya sabes el resultado. Con lo que yo percibía en ese momento todos los cambios tenían un porqué. La grandeza del fútbol es que hay veces que salen bien y otras mal.
- ¿Pero estaban mejor que el Girona?
- Es verdad. Estábamos más sólidos que en partidos anteriores. Y de ahí tenemos que arrancar. De no cometer errores, que nuestro portero casi no tenga que intervenir, de estar firmes… Eso se consigue con trabajo.
- ¿El sistema es innegociable?
- Decía un entrenador que el dibujo siempre es bueno si el que juega está convencido. Yo no voy a abrir ese debate. Con todos los dibujos se gana la Champions.
- Hoy llega el Alcorcón que es colista. ¿Es más que un partido y más que tres puntos?
- Es otro partido del que debemos salir fortalecidos. ¿Va a salir fortalecido ganado? Sí. Pero sobre todo hay que hacerlo a través de las sensaciones. Tenemos que ser un equipo prieto, duro, valiente y eso es lo que vamos a buscar y he logrado en otros sitios. Estoy convencido que, tarde o temprano, ojalá pronto, hará lo que estamos buscando.
- ¿Percibe que si no es pronto pueda pagar los platos rotos de la temporada pasada?
- No es algo que me preocupe…
- Perdone que le interrumpa… no lo digo por un cese, lo digo porque la grada empiece a apretarle…
- ¡Ah, vale! Mire, yo soy el responsable de todo lo que pasa. Pero esto es un proceso. A mi me han firmado dos años porque creen en cómo trabajo. Pero es evidente que las victorias son las que construyen los equipos. Aunque a veces los triunfos son mentirosos. Las derrotas no, esas son dolorosas y crueles.
- ¿Y ve usted a los jugadores con la paciencia necesaria para adaptarse a ese proceso que usted busca?
- Sí. El jugador confía en la normalidad y yo soy un tipo normal.
- ¿Las lesiones de Vallejo y Hervías les hacen daño?
-Mucho. Porque son dos extremos que nos podían dar mucha amplitud. Podemos jugar con otros ahí, como Gonzalo Plata o Toni Villa, pero nos hace daño, por supuesto.
- ¿Pedirá refuerzos para esas posiciones? Porque su juego se basa mucho en el juego por bandas.
- Hasta diciembre no puede ser. Pero es verdad que buscamos mucho la amplitud. Ahora lo hacemos con los laterales que llegan por sorpresa y la alternativa de Plata.
- Una última ¿qué le puede decir a la afición para que tenga también ese sosiego?
- Que esto es muy largo. Admito cualquier crítica después de tres partidos perdidos, pero de estas situaciones se sale. Espero, poco a poco, darles lo que merecen.