Hay equipos que solo saben construirse sobre la derrota y otros que encuentran su mejor versión en los momentos más difíciles. El Caja Rural Aula Valladolid es de estos últimos. Las vallisoletanas jugaban hoy un partido marcado en rojo, en una pista maldita para ellas y con toda la presión sobre sus hombros. Y fue ahí, en el momento más complicado, donde las blanquiazules exhibieron todo su potencial para llevarse una victoria electrizante, de esas que devuelven la sonrisa en un día de lluvia. Las de Miguel Ángel Peñas ganaron al Conservas Orbe Balonmano Porriño (26-34) y se aseguran la octava plaza en esta Liga Guerreras Iberdrola.
Empezó el partido sin un respiro. El Caja Rural Aula Valladolid era muy consciente de la dificultad de sacar algo positivo de la pista del Balonmano Porriño y por eso las jugadoras de Miguel Ángel Peñas salieron con una cosa clara, si querían ganar tenían que defender y correr. El objetivo era convertir el partido en un choque sin descanso, tan veloz como efectivo. Entraron las gallegas en el juego de las vallisoletanas, impulsadas por el gran acierto de su primera línea que se mostraba intratable cuando las blanquiazules llegaban medio segundo tarde. Pero el choque propuesto por las vallisoletanas funcionaba y consiguieron una mini ventaja de dos goles de la mano de Teresa Álvarez y Elba Álvarez (5-7, min.10). El Caja Rural Aula Valladolid había entrado muy bien en el partido.
Y es que las vallisoletanas estaban exhibiendo uno de sus mejores partidos como visitante. La defensa respondía, Lulu sacaba lo imposible y el ataque funcionaba a la perfección. Ni siquiera la exclusión de Cristina Cifuentes puso freno al despegue de las blanquiazules, que elevaron la diferencia hasta los tres goles de ventaja en el ecuador de la primera mitad (6-9).
Llegaron problemas por la inferioridad
El verdadero problema llegó en el minuto 20, cuando las vallisoletanas tuvieron que jugar una doble inferioridad que encima suponía la segunda exclusión de Cristina Cifuentes, que siguió el camino del banquillo tras Elena Cuadrado. La inferioridad pasó factura a las vallisoletanas, que aguantaron en defensa y sobrevivieron en ataque con un gol de Isabel Colías para frenar el parcial de las gallegas y mantener una ventaja de dos goles cuando solo quedaban cinco minutos para el final. El problema es que iban a tener que volver a jugar en inferioridad, ya que una exclusión de Isabel Colías obligaba de nuevo a las de Miguel Ángel Peñas a sufrir.
Y así, lastradas por las inferioridades, las blanquiazules vieron acercarse al Balonmano Porriño, que consiguió empatar el partido a falta de tres minutos para el final de la primera mitad (13-13).
A pesar de todo, las vallisoletanas reaccionaron con la igualdad de nuevo en pista para conseguir marcharse al descanso dos goles arriba.
El paso por los vestuarios sentó de maravilla a las vallisoletanas, que con un fulgurante parcial de 0-3 en menos de dos minutos pusieron la máxima ventaja en el marcador 14-19. El partido se convirtió en una locura, con ataques relámpago y goles en una y otra portería. Y ahí, la que más cómoda se sentía era Teresa Álvarez, que mostró su faceta más goleadora para irse hasta los cinco goles y dar al Caja Rural Aula Valladolid un ritmo imposible de mantener. Un contraataque perfecto protagonizado por Lulu Guerra y Amaia G. De Garibay obligó a Ismael Martínez a pedir un tiempo muerto para intentar frenar la acometida de las vallisoletanas que habían colocado los siete goles de diferencia (18-25, min.11).
A partir de ahí, el encuentro entró en una fase de ida y vuelta en la que las vallisoletanas se mostraban muy cómodas, conscientes de que su ventaja era lo suficientemente amplia como para jugar sin agobios.
Al final, el Caja Rural Aula Valladolid consiguió una victoria importantísima que le permite respirar y poder afrontar con tranquilidad las tres últimas jornadas de esta Liga Guerreras Iberdrola.