El Real Valladolid juega este domingo el último partido de la liga regular y lo hace con las esperanzas de que sea el último de la temporada. Sin embargo, la machada no es fácil, ya que debe ganar su encuentro ante el Huesca y esperar a lo que suceda en los enfrentamientos de Eibar y Almería.
Los de Pacheta se medirán ante oscenses en un estadio José Zorrilla que se convertirá en una caldera para animar a los blanquivioletas. Hay una única opción para que el Pucela pueda optar al ascenso directo y es la victoria. Sin los tres puntos las matemáticas quitan cualquier posibilidad de regresar a la máxima categoría este domingo.
Si finalmente el Real Valladolid logra ganar al Huesca, entrarán en juego los otros dos partidos, el Alcorcón-Eibar y el Leganés-Almería. Por ello, los móviles y las radios estarán al rojo vivo en las gradas del feudo pucelano, ya que es importante estar pendiente de los resultados que se den en ambos encuentros.
Por un lado, siempre teniendo en cuenta que se dé la victoria de los pupilos de Pacheta, el Real Valladolid sería de Primera División si el Eibar empata o pierde. También haría lo propio si el Almería pierde. En este último caso si los andaluces empatan serían los castellanos los que se quedarían fuera del ascenso al tener el golaveraje perdido.
Sin embargo, el Pucela cuenta con una ventaja respecto a sus competidores, y es que si Real Valladolid gana y Almería y Eibar empatan la clasificación marcaría un triple empate a 81 puntos entre los tres conjuntos. Esta situación colocaría al equipo castellano y leonés en primera posición. Esto se debe a que en la liguilla entre los tres equipos, los vallisoletanos son los que más puntos han sumado (7) frente a los vascos (6) y los rojiblancos (4), que caerían a la tercera plaza y en consecuencia al play-off.
Otro punto que juega a favor de los pucelanos es que jugarán ante su gente, algo que no harán ni el Almería, que vistará el feudo pepinero de los exblanquivioletas Mehdi Nafti y José Arnaiz , ni el Eibar, que tendrá que viajar también hasta el centro de la península para medirse a un Alcorcón ya descendido pero capaz de todo como ya demostró la semana pasada rascando un empate en los Juegos del Mediterráneo.
En definitiva, un juego puro de matemáticas que no hace perder la esperanza de la afición vallisoletana que sueña con que la suerte, por una vez, sonría al equipo y se logre el tan ansiado ascenso.