El 3 de septiembre de 2018 la historia del Real Valladolid cambió para siempre. El astro brasileño Ronaldo Nazario se hacía con el 51% de las acciones del club blanquivioleta tras llegar a un acuerdo con el expresidente y expropietario Carlos Suárez. Ese día, su llegada a la ciudad del Pisuerga, al estilo 'Bienvenido Mr Marshall', revolucionó por completo las calles vallisoletanas y se llevó a cabo un acto por todo lo alto en el Ayuntamiento con el alcalde Óscar Puente como anfitrión.
Desde entonces, los cuatro años de Ronaldo Nazario como presidente del Real Valladolid han dado para mucho. El nombre del Pucela ha recorrido medio mundo y su internacionalización es un hecho. La proyección de imagen del club se ha multiplicado. El estadio ha dado un pequeño salto, se ha eliminado el foso y se han reformado los vestuarios, pasillos y despachos, lo que ha dado una imagen mucho más moderna al club.
También se ha cumplido con una de las asignaturas pendientes desde el 2011. La vuelta del Real Valladolid Femenino, que este año ha regresado tras el acuerdo firmado con el C.D. Villa de Simancas y que empezará desde la quinta división del fútbol nacional.
Ahora bien, las dudas se ciernen sobre el mandato del brasileño. Deportivamente hablando la realidad del Real Valladolid sigue siendo muy similar a la que había previamente a su compra, a pesar de que en 2019 el brasileño prometió estar en cinco años luchando por entrar en Champions, es decir, en dos años. Ronaldo cogió al equipo en Primera División en 2018 y acabó en Segunda tres años después, en 2021. Tras una temporada de infarto, el club ha regresado a la máxima categoría del fútbol español con el objetivo de asentarse, esta vez sí, en la élite para dejar de ser un equipo 'ascensor', la tónica que se lleva viviendo todo el siglo XXI.
Pero ¿qué hay detrás de estos cuatro años de gestión? Ronaldo llegó a un club endeudado y cuatro años después está plenamente saneado, aunque no parece haber sufrido un crecimiento económico exponencial. A pesar de haberse hecho varias ventas millonarias en estos años ( Salisú, Fernando Calero o Marcos André), la inversión en fichajes no parece responder equitativamente. Y eso que también se ha logrado la compra más cara de la historia del club (Shon Weissman por cuatro millones, a la espera de que las variables eleven el precio a pagar por Gonzalo Plata hasta los ocho o nueve millones). Sin embargo, no corresponde lo recibido con lo ingresado, lo que hace sembrar algunas dudas entre la parroquia pucelana.
La relación con el aficionado ha ido perdiendo fuelle a medida que pasaban los meses y años. Si al principio todo era un barco unido, algunas decisiones y la poca transparencia por parte del club han acabado por romper esa relación con un número importante de aficionados.
Ronaldo ha ido mostrando un cierto desapego por el club, delegando en muchas de las decisiones en su equipo directivo, a pesar de que un principio el astro brasileño parecía que iba a capitanear la nave blanquivioleta. Esto ha llevado a que el aficionado le haya reclamado, en muchas ocasiones, que mostrase más interés.
Decisiones como las de no protestar públicamente por los arbitrajes "injustos", cosa que sí que ha hecho en su redes sociales con el Cruzeiro desde que compró al club brasileño, la llegada de directivos 'escondidos' como Paulo André, de quien todavía no se sabe muy bien que función tiene, o decisiones deportivas como las de mantener a Sergio González o Julio Baptista y que acabaron con los descensos del primer equipo y el Promesas, han hecho que la confianza de muchos aficionados se haya ido perdiendo poco a poco.
La famosa ciudad deportiva también es otro punto que preocupa al vallisoletano, que teme vivir un Valladolid Arena 2.0. De momento, parece estar paralizada por las negociaciones entre Ayuntamiento y club.
Por no hablar de la poca presencia del exfutbolista en los medios de comunicación locales, en las que su única aparición fue en un desayuno informativo de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid, celebrado este mismo año.
También los mensajes lanzados en numerosas ocasiones en los que Ronaldo asegura que su ciclo en el Real Valladolid tiene fin inducen al aficionado a pensar que la única preocupación del brasileño es multiplicar el valor del club para recuperar su inversión, sin importar el apartado deportivo.
Precisamente, en esa línea va la última gran decisión y que ha provocado la ruptura total entre afición-presidente. El cambio del escudo. Ronaldo ha tocado de esta manera la fibra del aficionado blanquivioleta que en redes sociales ha explotado contra el máximo representante del club.
En definitiva, se cumplen cuatro años de luces y sombras de Ronaldo Nazario en el Real Valladolid.