Javier A. Muñiz / ICAL
Carmen Álvarez (Ciudad Rodrigo, 2003) lo tiene casi todo por hacer en el fútbol. Pero ya nadie le puede quitar la estrella de campeona del mundo que luce en el pecho. Tampoco la sonrisa. Sub-20, eso sí, como corresponde a su edad, pero con cinco puntas como cualquier otra. Como si fuera sencillo. De familia ‘futbolera’, Carmen es hija de Fernando, exjugador de la Unión Deportiva Salamanca en la temporada 86-87 y también sobrina de futbolistas. Es la primera jugadora profesional de fútbol salmantina.
No recuerda la primera vez que dio una patada a un balón porque, seguramente, entre sus pies siempre hubo uno. El domingo alzó el Mundial sub-20 en el Estadio Nacional de San José de Costa Rica junto a sus compañeras de la Selección Española, apenas unas semanas después de conquistar el Europeo de la categoría. Mira con asombro y orgullo la evolución del fútbol femenino, mientras pone el foco en su aterrizaje en el Real Betis para afrontar una nueva temporada, a priori, la de su confirmación en Primera.
Campeona del mundo de fútbol, se dice pronto…
La verdad es que es un sueño. Nunca me lo habría imaginado. Y, la verdad, es que estoy muy contenta.
Una estrella en el pecho que ya es para siempre. ¿Cómo le hace sentir?
Muy orgullosa y muy contenta. Al final es como la guinda al pastel de todo el esfuerzo de años anteriores y, sobre todo, de esta temporada. Muy feliz.
Vaya verano, campeona de Europa sub-19 y, casi sin tiempo para saborearlo, campeona del mundo sub-20.
Sí, muchas de las que estábamos en el Europeo que ganamos tuvimos solo diez días de descanso y luego ya nos fuimos al Mundial. La verdad es que es bastante cansado, casi agotador, pero merece mucho la pena.
Viaje largo, concentración, presión añadida... ¿Cómo se vive una cita mundialista?
Sí, ha sido un viaje largo, era muy lejos. Pero, al final, si estás rodeada de gente que te lo hace más ameno se hace más corto. Ha habido días complicados, días muy largos, sobre todo al principio porque tuvimos partidos amistosos difíciles que perdimos, pero yo creo que nos unimos y después fue todo más fácil.
Esta semana tuvieron acto de celebración en Las Rozas y, después, recibimiento ya en Ciudad Rodrigo. ¿Aprieta mucho el ‘Whatsapp’ estos días?
Sí, mucha gente vio la final y nada más acabar me mandaron muchos mensajes. Al día siguiente, igual. Tuvimos el viaje y estaba el móvil al bajar del avión que echaba humo. El acto con la Federación fue muy emotivo porque fueron bastantes padres. Y encima también estuvieron las jugadores de la selección absoluta, que están allí concentradas, y para nosotras son referentes, así que estamos muy agradecidas porque fueran.
No sé si, a lo mejor, esperaba más protagonismo a lo largo del torneo, pero las titulares han rayado a gran nivel, ¿verdad?
Sí, había muy buen nivel, pero yo siempre he intentado aportar mi granito de arena aunque fuera desde el banquillo animando y apoyando a mis compañeras. Y la verdad es que lo hicieron espectacular.
Este Mundial viene a confirmar el gran momento del fútbol femenino español, con Alexia Putellas copando premios individuales a nivel global, el Barcelona en tres de las últimas cuatro finales de Champions League. ¿Solo falta una gran actuación en la absoluta?
El fútbol femenino español está en auge y se está viendo reflejado en la cantera, en las selecciones inferiores. Estoy segura de que la absoluta va a hacer buen papel en los próximos torneos y seguro que nos da muchas alegrías.
¿Buscar un hueco ahí será uno de sus objetivos?
Antes está la sub-23, pero sí, al final, el objetivo es hacerlo bien en el Betis, coger experiencia de minutos y, si llega la llamada de la selección, yo más que encantada. Y ojalá.
El fútbol femenino ya está profesionalizado, llena estadios y cada vez concita mayor atención mediática ¿Cómo vive esa evolución desde dentro?
Cuando llegué al Atlético de Madrid el fútbol femenino ya estaba profesionalizado. Las jugadoras del primer equipo ya eran profesionales. Pero desde que estaba en el Salamanca CF UDS sí que ha habido una evolución. Y antes, de pequeña, no veía fútbol femenino en televisión ni en redes y ahora es verdad que lo sigue mucha gente, se televisan los partidos y hasta se llenan estadios, que hace unos años era impensable.
Su padre es un histórico del fútbol salmantino. ¿Le metió él el ‘gusanillo’ de este deporte?
Yo creo que sí. No soy muy consciente de cuándo di mis primeras patadas. Creo que nací con un balón entre los pies. Es verdad que mi padre ha sido futbolista y los hermanos de mi madre también. Lo llevo en la sangre y de ahí mi pasión por el fútbol.
¿Cómo fueron sus inicios?
Empecé a jugar al fútbol sala en equipos de Ciudad Rodrigo. Después pasé a jugar a fútbol ‘siete’ y fútbol ‘once’ en el Ciudad Rodrigo CF hasta que me fui al Salamanca CF UDS porque ya no podía jugar más con chicos. Después ya al Atlético de Madrid.
Buenas sensaciones durante la cesión en el Eibar, y a partir de ahora, nueva aventura en el Betis. ¿Será la temporada de su confirmación en Primera?
Espero que sí. Estoy muy contenta de haber fichado por el Betis. Mi objetivo es jugar, coger minutos y experiencia en Primera porque, de momento, he jugado muy poco en esta categoría. Pero bueno, todavía soy joven y espero, poco a poco, seguir evolucionando. Espero que sea una temporada buena.
A partir de ahí, supongo que de cara al futuro no hay límites.
No, no me pongo límites, así que seguiré soñando, como siempre digo. Y ojalá que vaya todo bien.