No pudo ser. El Real Valladolid no logró encadenar tres partidos consecutivos con victoria, pero si lo hizo sin derrota, ya que cosechó un empate en un encuentro ante el Club Atlético Osasuna en el que el árbitro Cuadra Fernández tuvo más protagonismo del que se debería. Los dos equipos acabaron con el resultado gafas en un enfrentamiento en el que el tiempo añadido fue menor del que el colegiado perdió con sus explicaciones y parones de juego que llevó a cabo. Algo que llegó a desesperar a aficionados locales y visitantes.
Los primeros compases del partido se dieron con un correoso Valladolid que en los cinco minutos de inicio salió algo más avispado que los navarros. Precisamente, un fallo de concentración de la defensa rojilla pudo costarles el primero, ya que a punto estuvo de llegar a un mal pase Sergio León, que acabó forzando a Aridane a tirarse al suelo y provocar un córner.
Seguidamente, hasta el minuto 25, el dominio y las primeras ocasiones llegaron de la mano del Osasuna, que vio en Chimy Ávila el aliciente para asustar a los blanquivioletas. Sin embargo, el argentino no estuvo fino en sus acciones. La más clara, aunque en fuera de juego, la tuvo Ibáñez, que llegó a golpear en el poste de la portería defendida por Jordi Masip.
A medida que fueron pasando los minutos los de Pacheta fueron cogiendo ritmo y se hicieron dueños del partido, bajo la batuta de un recién llegado como es Darwin Machís, que volvió completamente loco a Moncayola, quien no supo cómo pararle.
Precisamente, fue el venezolano quien tuvo una de las más claras de la primera mitad, con un zapatazo de volea en un rechace que a punto estuvo de sorprender la portería de Aitor Fernández. Los minutos sucedían y el Real Valladolid lo intentó en varias ocasiones, aunque lo hizo sin acierto en la finalización, ya que pocas veces más inquietó al guardameta visitante.
Tras el paso por el vestuario, Real Valladolid y Osasuna volvieron a saltar al campo y el guion no cambiaría mucho. Los blanquivioletas continuaron dominando el juego con un gran Kike Pérez y un Darwin Machís perseverante que a buen seguro habrá dejado atormentado a Moncayola.
Mientras Cuadra Fernández continuó en su afán de protagonismo con distintas arengas, explicaciones y parones de juego sin sentido, los de Pacheta fueron plegándose poco a poco, fruto del cansancio o de los cambios, al juego de los navarros, que acabaron haciéndose con el centro del campo con las salidas de Kike Pérez y Monchu.
Tal fue la incomodidad de los pucelanos, que el Chimy Ávila golpeó en el poste izquierdo de la portería de Masip, esta vez en posición reglamentaria. A la contra el Real Valladolid lo intentó con una galopada de Gonzalo Plata, que finalmente tras varios regates su disparo acabó golpeando en un defensor y marchándose a córner.
Pacheta, que vio como había perdido el dominio en el centro del campo, decidió remendar la situación y sacó a Álvaro Aguado, con el objetivo de recuperar el balón. Algo que se notó, llevando el partido a los últimos minutos a terreno rival y con el Pucela volcado en el área rojilla.
Precisamente, en la última jugada la tuvo Cyle Larin, el flamante fichaje que había anotado en los dos encuentros anteriores y que a punto ha estado de repetir por tercera vez, si es que su cabezazo en un saque de esquina llega a ir más escorado.
Un punto que le sirve al Real Valladolid para colocarse con 24 en la decimotercera posición y a cuatro sobre los puestos de descenso, que lo marca el Valencia CF con 20 puntos.