Como era lógico no fue el 7-0 perpetrado hace dos semanas contra el FC Barcelona, fue un 3-1 contra el Celta de Vigo, pero que no sirve para apagar la luz amarilla que ya se ha encendido en Zorrilla.
Los aficionados comienzan a comprobar que este Real Valladolid vuelve a las andadas, sobre todo por las instrucciones del entrenador Pezzolano, y que va a tocar sufrir mucho esta temporada.
El Real Valladolid cayó 3-1 en Balaídos tras una nefasta primera parte donde a los 25 minutos ya iba perdiendo por 2-0 con goles de Hugo Álvarez y Borja Iglesias.
El equipo vigués sacó un once plagado de canteranos, pero demostrando que era suficiente para superar al rival. 45 primeros minutos que sirvieron para comprobar las carencias defensivas del equipo, y que se va a echar mucho de menos a Boyomo.
El primer gol llegó tras una pérdida en el centro del campo en salida de balón de Amallah, el Celta tocó fácil y Hugo Álvarez le hace un caño según recibe dentro del área a Luis Pérez y lanzó cruzado para batir a un Hein, que algo más pudo hacer. Era el minuto 21. En el 36 llegó el segundo obra del Panda.
El centro del campo tampoco existió y fueron los defensas centrales los que sacaban el balón controlado.
En la segunda parte, y con la relajación del rival, se vio algo más. Sobre todo por un hombre que destaca por encima del resto: Raúl Moro. Salió desde el banquillo y volvió a ser lo mejor. El tanto del extremo puso el 2-1 y cambió la mentalidad del equipo, Y es que era imposible jugar peor que en la primera parte.
Sin embargo, ya no hubo más margen de mejora. Y al final el Celta aprovechó para sentenciar con un tanto de Doubikas. Además, se acusó la expulsión de Mario Martín. El Pucela vuelve a las andadas y el runrún ya está presente.