El botín es de incalculable valor. Irene Porro Rossi, tres medallas de oro en la Copa de Europa en la categoría alevín. Izan Trejo Calderón, tres oros y una plata. Carolina Cerrador Sáez, un bronce. Iván Alonso Ortega, oro en infantil. Daniela Ruiz Reca, medalla de oro en parejas. Lidia Mateo, bronce en la categoría juvenil. Estos son solo algunos de los brillantes resultados del Club Patín Renedo de Esgueva, un club modesto de Valladolid que está alcanzado cotas muy altas en el patinaje artístico.
Pero ¿qué hay detrás de este éxito? Pues un sacrificio familiar y económico de los propios patinadores y de sus familias. Solo un dato, para poder subir a lo más alto del podio europeo, la mayoría de ellos han tenido que entrenar mucho. Hasta el punto de tener solo dos días de vacaciones en algunos casos. Dos días sin calzarse los patines.
“El sacrificio es inmenso, de hecho, solemos ser juzgados los padres como que estamos locos, pero solo los que comprendemos este mundillo sabemos que tiene que ser así”, explica Henar Calderón, madre de Izan, unos de los componentes que se cubrió de oro en el Europeo celebrado en Portugal hace unas semanas.
La parte económica llega a “ser aterradora”, pues invierten no solo en que entrenen sino en tecnificaciones, “vamos al mayor número de campeonatos que podemos porque es ahí donde los niños aprenden a competir y llegamos a irnos hasta fuera del país y algunas competiciones duran varios días”, narra la madre de Izan a este diario digital. Como curiosidad, para competir es necesario un vestuario de competición, vestuario de entrenamiento cada disco tiene un maillot y la gran mayoría de niños hacen dos modalidades y otros 4, con lo cual, “se desmadra el presupuesto por todos los lados”.
Patines de 700 euros
El tema de los patines es otra historia. Como a los niños y a las niñas les cambia tanto el pie, “te hechas a temblar porque vienen a costar unos 650, 700 euros y de ahí para arriba”. Y las ruedas vienen a costar entre 60 y 100 euros, sin olvidar que patinan en cemento, cemento pulido, parques, resinas… todo un mundo el de las ruedas, que llevan juegos para todo tipo de suelos. El sacrificio de los padres es inmenso, está claro que las celebraciones y los cumpleaños los regalos tienen que estar dedicados a este material. Para poder hacer frente a estos gastos, en el caso de Henar lo hace “quitándome de muchas cosas y cuando se puede, aprovechando la segunda mano”.
Algo parecido le sucede a la madre de la campeona Irene Porro. “A nivel familiar, y más para una persona sola, el sacrificio económico es brutal porque supone no llegar a fin de mes en muchas ocasiones para que la niña pueda estar bien equipada tanto a nivel de entrenamientos, como de competición, que tenga todas las horas de entrenamiento y tecnificaciones posibles”, se sincera. Ante esto lanzan un mensaje de apoyo a instituciones, patrocinadores y todo aquel que quiera apostar por este deporte tan bonito y sacrificado al mismo tiempo.
Dos días de vacaciones
Las vacaciones son otra historia. “Las conviertes en acompañarlos a competir, sí nos gusta parar y que paren, porque sabemos que es necesario para todos y para su recuperación física pero hay años como este que ha sido del todo imposible y dos días justos hemos tenido”, lamenta.
Todo el esfuerzo se centra en compaginar actividades “para que todos nos divirtamos y de ahí salen momentos únicos e inigualables”. Estos campeones sobre ruedas sacrifican cumpleaños, excursiones, salir con amigos pero saben que tiene que ser así, por eso todo lo viven con mucha intensidad y hacen amigos en cada competición, saben disfrutar y viven la vida de otra manera.” Lo que más les cuesta es compaginar los estudios pero aprenden a organizarse y por lo general son buenos estudiantes”, afirma la vallisoletana.
En muchas ocasiones los metales y las sonrisas de los campeones no son suficientes para mantener el ánimo, por eso llega la eterna pregunta. ¿Compensa? “Claro que hay días que uno llega a pensar si compensa, es hacer muchos números, hasta antes de la pandemia tenía a los tres en este nivel, ahora tengo a dos, pero si vieras como me lo agradecen, son conscientes de todo y no hacen más que intentar compensarme de mil maneras”.