La crisis generada por la pandemia durante el estado de alarma logró lo que no pudo la recuperación económica, impulsar los créditos del sistema bancario en Castilla y León. La necesidad de liquidez de las empresas para su supervivencia y de los particulares para consumo están en la base de esta paradoja.
Los datos que maneja la Junta, recogidos por Ical, revelan que la inversión crediticia del sistema financiero se situó en el segundo trimestre del año, en pleno estado de alarma, en 44.498,5 millones, lo que supone un aumento del 2,4 por ciento, respecto a la cifra del año anterior, 1.041,7 millones más que en el mismo periodo de ejercicio pasado.
Este incremento interanual en un segundo trimestre del año no se producía desde el año 2010 en las cifras de créditos, que se había desplomado en la Comunidad ejercicio tras ejercicio, desde el pico de 76.031 millones de hace una década. La comparativa intertrimestral arroja un dato aún más positivo, ya que los créditos crecieron un 3,5 por ciento, respecto a los tres primeros meses del año, con 1.520,3 millones más.
Los créditos crecieron tanto al sector privado como al público. En concreto, en el caso de los préstamos privados sumaron 41.264,2 millones de euros, con un avance del 2,5 por ciento, un sector en el que llevan mermando en un segundo trimestre en la comparativa interanual desde 2009. En cuanto a las administraciones públicas, sumaron 3.234,2 millones en inversión crediticia, con un avance respecto a 2019, del 1,7 por ciento, un dato que no se elevada desde 2014.
Con todo, el ahorro sigue disparado en un contexto de grave crisis económica en el que preocupa y mucho el futuro, lo que contrae el consumo y perjudica la actividad empresarial. Las cifras así lo demuestran, ya que los depósitos bancarios alcanzaron en el segundo trimestre del año, los 73.792,1 millones de euros, que representan un importante crecimiento en relación al año pasado del 6,7 por ciento, con 4.642,9 millones más. La comparativa intertrimestral arroja un crecimiento del 4,4 por ciento, con 3.112,9 millones por encima.
Los depósitos del sector privado alcanzaron los 70.874,3 millones de euros, y subieron un 6,8 por ciento; mientras que los del sector público sumaron 2.917,8 millones, y se elevaron un 5,5 por ciento. Los ahorros privados alcanzaron máximos, mientras que los públicos aún se situaron lejos de lo 4.882,9 millones de esos meses en el año 2011.
La diferencia entre créditos y depósitos se sitúa en máximos, con casi 30.000 millones de euros de ahorro neto en las cuentas de los castellanos y leoneses, cuando el año pasado se situó en los 25.692,4 millones. Cabe recordar, que en 2012 y ejercicios precedentes, el dato estaba en negativo, con una económica inversora neta en más de 8.000 millones de euros.
Necesidades empresariales
La Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale) valoró el aumento del crédito, pero aseguró que “aún puede tener un mayor impulso” ante el aumento del ahorro y que “no ha cesado la necesidad de financiación por parte de las empresas”. “Las empresas están ávidas de financiación porque durante el estado de alarma se paralizó total o parcialmente el desarrollo de su actividad”, aseveraron desde la patronal a Ical.
En este sentido, pusieron de relieve que las empresas “están inmersas en profundos problemas de liquidez, que están dificultando seriamente el siquiera poder atender sus costes fijos, en especial aquellos sectores que continúan con restricciones de su actividad; pero también con notable afectación se encuentran aquellas compañías que forman parte de su cadena de valor”.
Cecale denunció, en este contexto, que los apoyos de acceso a la financiación no son suficientes “ni en volumen de recursos comprometidos, ni en las condiciones que se accede a ellos”, en una “situación es tan compleja y de una dimensión tan inusual”. Así, apeló a una “segunda oleada de medidas de refuerzo y reactivación de la actividad empresarial”.
Al respecto, la patronal de la Comunidad reclamó medidas orientadas a mejorar y flexibilizar las condiciones de las primeras líneas implantadas, en cuanto a ampliación de períodos de carencia, de amortización, mejoras en la bonificación de tipos de interés y disminución costes de apertura.
Además, apeló al diseñó de “innovadores instrumentos y medidas financieras que faciliten y atiendan a esa importante demanda de necesidad de acceder a financiación ajena, con el fin de que pueda ser atendidas estas especiales circunstancias financieras en tiempo, en adecuadas y atractivas condiciones, adaptándolas y acompasándolas a la evolución de la actividad económica de cada sector; que vengan a solventar al menos problemas de viabilidad económica y financiera y, por tanto, de sostenibilidad del negocio y del empleo, evitando con ello también rupturas de cadena de pagos, insolvencias o morosidades”.
Provincias
Por provincias, la inversión crediticia durante el estado de alarma disminuyó sólo en Palencia (2.248 millones), un 6,4 por ciento, y en Ávila (2.204,4, un 0,8 por ciento. Por el contrario, creció más en la provincia de Zamora (2.567,8 millones), un 10,2 por ciento; y subió en Burgos (7.595,5), un 4,5 por ciento; en Valladolid (12.889,5), un 3,4 por ciento; en León (6.997,8), un 1,6 por ciento; en Soria (1.723,9), un 1,5 por ciento; en Salamanca (5.710,5), un 1,4 por ciento; y en Segovia (2.560,6), un 0,3 por ciento.
En cuanto a los depósitos, se elevaron en todos los territorios, en Valladolid (16.167,1 millones), un 8,8 por ciento; en Salamanca (9.892,6), un 7,2 por ciento; en León (13.087,4), un 6,8 por ciento; en Soria (3.650,6), un 6,7 por ciento; en Burgos (11.696,2), un 6,6 por ciento; en Segovia (4.481,6), un 5,8 por ciento; en Zamora (5.340,7), un cinco por ciento; en Palencia (5.043,8), un 4,5 por ciento, y en Ávila (4.431,8), un 4,2 por ciento.