R. Travesí / ICAL
Castilla y León cuenta, en la actualidad, con un total de 958 gasolineras frente a las 900 existentes hace tres años, gracias al boom de las instalaciones automatizadas y de bajo coste que han supuesto un cambio radical en un sector muy competitivo. El Registro de distribuidores al por menor de productos petrolíferos de la Consejería de Economía y Hacienda, consultado por la Agencia Ical, recoge que, pese a la anterior crisis económica, el número de gasolineras no ha parado de crecer en la Comunidad.
No en vano, en el año 2001 había 754 mientras que en 2007 sumaban 819 y al finalizar 2011, un total de 817. A continuación, en diciembre de 2017, la Comunidad disponía de 900 instalaciones, que aumentaron hasta 921 un año después y hasta las 935 existentes al cierre del ejercicio pasado.
Es decir, en menos de un año, los conductores castellanos y leones tienen a su disposición 23 gasolineras nuevas donde repostar, que podría ser más en los próximos meses, ya que las empresas que gestionan instalaciones automatizadas y de bajo coste tienen previsto continuar con su implantación en la región. Y es que la irrupción de la pandemia del COVID-19 en marzo no ha supuesto un freno o un aplazamiento de los proyectos previstos de la apertura de nuevas gasolineras, ya que han continuado con sus inauguraciones. "El negocio no se ha parado ni se va a parar", aseguraron desde la patronal. No es de extrañar, por tanto, que cada vez sea más habitual ver en las ciudades instalaciones con los emblemas de Ballenoil, Petroprix, Gasexpress, Plenoil, Beroil y Norpretrol, entre otras.
La mayor parte de las gasolineras de bajo coste radicadas en Castila y León se agrupa en la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), que, a junio de 2020, contabilizaba 73 instalaciones automatizadas, con un índice de penetración del 9 por ciento, lo que significan que ya acaparan casi uno de cada diez litros que se suministran en la Comunidad. Es una cifra que solo contabiliza las gasolineras independientes, sin incluir las estaciones de los grandes hipermercados ni las cooperativas agrarias.
La provincia que más gasolineras automáticas tiene es Valladolid, con un total de 19, seguida de Burgos, con 18. A continuación aparecían las sietes de la provincia de Segovia; las seis en León, Salamanca y Zamora y las cinco en Ávila. Por el contrario, a esa fecha, Palencia y Soria eran las que menos oferta tenían, con tres en cada caso.
En cuanto a la penetración de este modelo automático, según datos de AESAE, Valladolid y Burgos continúan a la cabeza con un 14 y 13 por ciento, respectivamente. Por su parte, Segovia se sitúa en la media nacional, con el diez por ciento. Por debajo de ese valor, aparecen Ávila, Zamora y Soria (ocho por ciento); Salamanca (seis por ciento), Palencia (cinco por ciento) y León (cuatro por ciento).
La patronal relaciona el boom de este tipo de gasolineras por el aumento de demanda de carburante de calidad a un menor precio pero también por la eliminación de las barreras que existían como la exigencia de tener personal en las estaciones de servicio. En este sentido, el presidente de AESAE, Manuel Jiménez, reconoció a Ical que este incremento en pocos años ha sido más evidente en Castilla y León, al ser una de las comunidades que puso “más trabas” al modelo, con normas que obligaban a que las instalaciones contaran con personal. “Esto iba en contra del libre mercado y la libertad de competencia, por lo que estuvo hibernando hasta liberalizar el sector y acabar con la inseguridad jurídica que creaba entre los socios y los inversores de esas gasolineras”, subrayó.
Carburante, 10% más barato
Jiménez recordó que,en la actualidad, la mayor parte de las estaciones automáticas está semiatendida, pese a no ser obligatorio, por lo que hay personal en el horario comercial que es cuando acude a repostar el grueso de los clientes mientras que por las noches están controladas de forma remota. El presidente de ASEAE valora un modelo de negocio que trasladado las mejoras en los costes al cliente, con un carburante que es, de media, diez por ciento más barato que en otras estaciones de servicio.
“En cambio, las gasolineras tradicionales obtuvieron cuantiosos beneficios durante más de una década cuando decidieron pasar de instalaciones atendidas, con personal, al autoservicio, pero el precio no varió. Tenían menos trabajadores por que el cliente se servía el carburante, con el ahorro que suponía, pero la gasolina y el gasóleo costaban igual”, sentenció.
Frente a las críticas de parte del sector, subrayó que las nuevas gasolineras automatizadas son más seguras que las tradicionales, con sistemas de extinción del fuego que se activan cuando la temperatura del suelo alcanza los 65 grados. También mencionó la doble pared de los depósitos soterrados, que evita cualquier filtración en los suelos.
La empresa Ballenoil, del grupo Progeral, ha abierto en los últimos meses gasolineras automáticas en Villaobispo-Villaquilambre (León) y Santa Marta de Tormes (Salamanca), por lo que ya acumula nueve instalaciones en la Comunidad, repartidas en Salamanca (dos), León (dos), Segovia (dos) y otra en Ávila, Palencia y Valladolid. Además, ya anuncia próximas inauguraciones con dos en la provincia de Burgos, una en Valladolid y otra en León, con la apertura de una gasolinera esta semana en Armunia (Avenida de Antibióticos, 76).
Fuentes de la compañía aseguraron a Ical que su apuesta es por gasolineras mixtas, que combinan la presencia de personal con la tecnología, al estar controladas por cámaras las 24 horas al día. En la actualidad, cuenta con 135 gasolineras en toda España y unos 250 trabajadores. “Nuestro secreto es ofrecer un producto de calidad a un precio justo”, manifestaron, gracias a que compran terrenos con una superficie ajustada a sus necesidades y la posibilidad de comprar carburante a la petrolera en las mejores condiciones.
Además, recordaron un estudio de la OCU que señaló que el ahorro anual por repostar en una gasolinera de Ballenoil variaba entre los 280 y 330 euros, además de cada nueva apertura en una zona suponía una rebaja del precio del combustible, hasta diez céntimos, en las instalaciones cercanas.
Petroprix es otra de las que ha entrado con fuerza en Castilla y León al contar con ocho gasolineras, con tres instalaciones en la provincia de Valladolid (dos en la capital y otra en Medina del Campo), dos en León (capital y Ponferrada), una en Salamanca, otra en Ávila y una más en Aranda de Duero (Burgos). Gasexpress fue una de las compañías pioneras en apostar por las gasolineras automizadas y 'low cost' en la Comunidad. En la actualidad, cuenta con seis (cuatro en Valladolid, una en Palencia y otra en Zamora).
Uno de los socios fundadores de Gasexpress, José Manuel Costa, aseguró a la Agencia Ical que la idea es continuar con la expansión en Castilla y León porque es un lugar donde están muy cómodos, desde que se montaron la primera gasolinera en el año 2016. De esas seis, cuatro son en propiedad y dos en régimen de franquicia, después haber desarrollado el proyecto de llave en mano y proceder a su gestión. Preguntado por la clave del éxito del negocio, destacó la reducción de los costes operativos y de implantación. De esta manera, precisó que tienen unos márgenes muy reducidos, lo que les permite ofrecer el precio del litro del carburante un diez por ciento más barato que la media. En definitiva, una política muy agresiva en precios, basada en lograr el volumen posible.
Un producto que quiere dejar claro que es “el mismo” que el que ofrecen las grandes petroleras, ya que está suministrado por CLH (Compañía Logística de Hidrocarburos), a los que se añaden unos aditivos. “El combustible es nuestra materia prima, lo único que vendemos, por lo que hay que cuidarlo”, significó.
Mayor agilidad
Además, el directivo valoró la automatización del proceso, que se traduce en una mayor agilidad. “Se trata de un proceso ágil, limpio y rápido, por que estar en una gasolinera más tiempo no ofrece ningún beneficio”, sentenció. Y es que Costa apuntó que está demostrado que repostar en una gasolinera automatizada reduce el tiempo frente a una estación de servicio tradicional, donde se crea un “embudo” a la hora de pagar al existir un solo terminal. “Aquí, se hace todo en un paso por que existe un terminal de pago en cada puesto”, añadió.
Cuestionado por la crítica del sector tradicional de que este tipo de gasolineras están desatendidas, el socio fundador de Gasexpress recordó que, tras la modificación de la normativa de la Comunidad, se permite que no haya personal. Pese a ello, sus instalaciones tienen trabajadores durante el día para la atención en pista mientras que se prescinde de ellos durante la noche, cuando apenas hay repostajes. En todo caso, señaló que existe un call center, que funciona los 365 días del año, para prestar una atención telemática.
AESAE pone el acento en las trabas que han encontrado a la hora de montar nuevas gasolineras en los ayuntamientos, que, al fin y al cabo, son las encargadas de aprobar los proyectos. “Ponen requisitos insalvables, con la modificación de sus ordenanzas y normativas, que van en contra de la libertad de competencia”, reconoció su presidente. Citó, por ejemplo, la obligación de contar con personal, la distancia de las gasolineras a los edificios de viviendas, una superficie mínima o la disponibilidad de plazas de aparcamiento.
Avecal habla de "chiringuitos"
El portavoz de la agrupación de Vendedores de carburantes al por menor de Castilla y León (Avecal), Rafael Pizarro, se mostró muy crítico con el nuevo modelo al que calificó de “chiringuitos desatendidos” al señalar que las estaciones de servicio, por ley, deben tener tres productos distintos (gasóleo, sin plomo 95 y sin plomo 98), aire y agua y aseos, además de no contar con hojas de reclamaciones ni atender a las personas con discapacidad. De ahí que abogara por ofrecer una información “veraz” sobre las diferentes instalaciones. “No estamos en contra de nadie pero que la gente sepa lo que es una cosa y la otra, y el servicio que se presta”, declaró. Y es que recordó que un número elevado de las gasolineras tradicionales está asentado en los pueblos, por lo que se fija población y crea empleo en el medio rural.
Pizarro reconoció que cada vez hay más “chiringuitos”, que se ahorran el mayor coste de una empresa que es el laboral. “Sin personal, yo también puedo ofrecer el carburante más barato”, zanjó. Ante esta situación, subrayó que muchas estaciones de servicio tradicionales están en una situación “agónica”, tras haber padecido el céntimo sanitario, implantado por la Junta y luego suprimido, y la pandemia del Covid. No en vano, recordó que durante el estado de alarma les obligaron a mantenerse abiertos, cuando la actividad cayó un 90 por ciento, ya que los transportistas repostan en sus bases, no en las estaciones de servicio.