Unicaja Banco y Liberbank están revisando los últimos flecos de los aspectos más relevantes que forman parte del acuerdo común de fusión y es previsible que den el paso definitivo a su integración en las próximas semanas, informaron a Europa Press en fuentes financieras.
Ambas entidades se encuentran ya en la fase final de un proceso cuyos contactos preliminares fueron confirmados a principios del pasado mes de octubre tras el anuncio de la unión entre CaixaBank y Bankia para crear el banco más grande de España.
Unos días después, los consejos de administración de Unicaja Banco y Liberbank decidieron retomar formalmente las conversaciones para negociar una eventual operación de consolidación, momento a partir del cual dieron mandato a los asesores externos para iniciar la fase de 'due diligence' (auditoría legal), durante la que han intercambiado información y han tenido acceso a sus respectos libros.
Los encargados de elaborar la auditoría han sido PwC y Deloitte, mientras que los asesores elegidos han sido Uría Menéndez y Mediobanca del lado de Unicaja Banco, y Ramón y Cajal y Deloitte por parte de Liberbank.
Se trata de los mismos asesores a los que se dio mandato durante el anterior intento de fusionar ambas entidades, al que renunciaron en mayo de 2019 tras no llegar a un acuerdo sobre la ecuación de canje. No obstante, distintas fuentes al tanto de la negociación consultadas por Europa Press han trasladado que el proceso, en esta ocasión, apunta que irá "bien".
La ecuación de canje es una de las principales incógnitas en este tipo de transacciones, ya que determina la participación de control de cada entidad en el grupo resultante. En estas valoraciones también existen variables imponderables y subjetivas que podrían inclinar la balanza a favor de uno u otro.
Ahora, una vez ha avanzado el análisis y a punto de cerrar ciertas cuestiones, las respectivas cúpulas tendrán que reunirse para decidir si dan su visto bueno a la transacción, algo que podría ocurrir en cualquier momento.
En caso favorable, la operación daría lugar a la quinta mayor entidad por volumen de activos en España (ya materializada la fusión entre CaixaBank y Bankia), al sumar 108.826 millones de euros (63.002 millones de Unicaja Banco y 45.824 millones de Liberbank, según datos de junio de 2020).
La entidad combinada tendría una plantilla de 9.972 empleados (6.274 de Unicaja Banco y 3.698 de Liberbank) y una red de 1.608 oficinas (1.029 de Unicaja y 579 de Liberbank).
GANAR ESCALA, EFICIENCIA Y RENTABILIDAD
Las operaciones de fusión son una de las vías que la banca tiene para ganar escala, mejorar la eficiencia y elevar la rentabilidad, elementos de gran importancia en un contexto marcado por unos tipos de interés en mínimos históricos y por los efectos de la crisis del coronavirus, que muchos analistas y organismos anticipan que dará lugar a un aumento de la morosidad del sector.
En esta línea, es previsible que el potencial grupo resultante de la fusión entre la entidad de origen andaluz y la asturiana derive en solapamientos de la red comercial y, por ende, en un exceso de capacidad, que tendrá que solventarse mediante el cierre de oficinas y un proceso de reestructuración en la plantilla.
El presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, se comprometió durante la celebración de la junta de accionistas que tuvo lugar el pasado 28 de octubre a que cualquier medida que afecte a la plantilla se llevará a cabo respetando los procedimientos legales y en consulta con los representantes de los trabajadores.
INQUIETUD SINDICAL ANTE UN POSIBLE AJUSTE
Un representante sindical intervino en la cita accionarial para preguntar por las medidas laborales que las entidades pudieran adoptar tras la fusión, solicitando al presidente una declaración de intenciones de no utilizar medidas traumáticas para la plantilla.
Azuaga aseguró que "es práctica" de la entidad llevar toda la actuación laboral "respetando los procedimientos legalmente previstos en cada caso y, especialmente, en lo relativo a la consulta con los representantes de los trabajadores".