El autónomo tipo en Castilla y León carece de asalariados, cotiza por la base mínima y lleva cinco o más años en el negocio, dentro de un colectivo muy envejecido y que apenas incorpora extranjeros. Este es el perfil elaborado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social de los trabajadores por cuenta propia de la Comunidad, que contrasta con el tipo medio en España, con una mayor presencia de jóvenes y foráneos, aunque una buena parte de los negocios duran menos.
El análisis del Gobierno corresponde a cifras a fecha de 31 de marzo de 2021 en Castilla y León, sobre los 118.784 autónomos personas físicas (no están integrados en sociedades mercantiles, cooperativas u otras entidades societarias, tampoco son colaboradores familiares ni están registrados como parte de algún colectivo especial de trabajadores) que representan el 5,9 por ciento del total nacional.
Los hombres representan el 68,8 por ciento del total de los autónomos personas físicas, frente al 31,2 por ciento de mujeres, cuando en el conjunto nacional esos porcentajes son el 64,4 y el 35,6 por ciento, respectivamente.
El mayor grupo de edad se encuentra entre los 40 y 54 años, con un 42,2 por ciento, seguido por el de 55 o más años, con el 37,6 por ciento; mientras que los de 25 a 39 año son un 18,7 por ciento, y los menores de 25 apenas un 1,4 por ciento. Las cifras para España revelan un menor envejecimiento, ya que los mayores de 55 años son el 28,4 por ciento y los jóvenes de entre 25 y 39 el 24,4 por ciento.
La radiografía del Gobierno sobre este sector laboral pone de relieve asimismo el escaso peso de la población extranjera con negocios en la Comunidad, ya sólo representan el 4,6 por ciento del global, mientras que en el conjunto de las autonomías alcanzan el 12,6 por ciento.
El análisis precisa asimismo que el 84,7 por ciento de estos trabajadores cotiza por la base mínima en la Comunidad, porcentaje similar al 85,4 por ciento de la media de España. Además, un 6,9 por ciento cotiza entre el mínimo y 1,5 veces esa cuantía; un 3,6 por ciento entre 1,5 y dos veces la base; un 4,3 por ciento entre dos y tres veces; y un 0,5 por ciento, más de tres veces.
El estudio, recogido por Ical, indica que el 56,5 por ciento del total del colectivo está trabajando en el sector servicios, un 27,7 por ciento en el primario; un 11,8 por ciento en la construcción; y un 3,9 por ciento en el industrial. En el conjunto nacional, el sector terciario aglutina al 73,3 por ciento del total, mientras que la construcción asume el 11,4 por ciento, la agricultura el 11,1 por ciento; y la industria un 4,2 por ciento.
Asimismo, el 82,6 por ciento de estos trabajadores carece de asalariados (98.064), frente al 79,9 por ciento de la media nacional. Otro dato que se aporta es que el 93,7 por ciento carece de pluriactividad, cuando en el conjunto nacional son el 94 por ciento.
Un dato positivo para la Comunidad que se refleja en este estudio es la resiliencia de los negocios de estos autónomos, ya que el 70,7 por ciento tiene cinco o más años, frente a una media nacional del 55,8 por ciento. Asimismo, en la Comunidad, el 12,8 por ciento cuenta con entre uno y tres años; un 8,1 por ciento presenta entre tres y cinco años; un 4,5 por ciento menos de seis meses, y un cuatro por ciento entre seis y once meses.
ATA pide más apoyo
El presidente de ATA en Castilla y León, Domiciano Curiel, recordó que hay 190.042 afiliados por cuenta propia en la Seguridad Social en Castilla y León, todos en el RETA, el 5,8 por ciento del total nacional, si se suman los societarios y aseguró que asumen uno de cada tres empleos en Castilla y León. Asimismo, remarcó que cada uno de los 20.720 que son personas físicas con asalariados tienen una media de tres personas a su cargo.
Curiel destacó que cada vez se emprende menos pero el que lo hace en la Comunidad, “lo tiene bastante claro” y por eso los negocios tienen una supervivencia importante. “Ya no se emprende cualquier negocio, sino que se hacen estudios de mercado para que prevalezcan las actividades”, dijo.
En este sentido, sentenció que Castilla y León va bien en ese aspecto y tiene “muchísimo que poder aportar a la economía nacional” para poder emprender en su territorio, con “importantes” ayudas de la Junta. “Hay que atraer a gente que valore lo que tenemos, con el teletrabajo y las nuevas tecnologías, pero hay que dotar a la autonomía del nivel tecnológico más alto para que sea atractivo venir”, razonó.
El presidente de ATA en la Comunidad asumió que el sector sufre de envejecimiento, como consecuencia de la pérdida de población, y eso también se nota en la capacidad de consumo. En este sentido, apeló a evitar que “se marche lo que tenemos, porque hay gente muy buena, con altísimo nivel de formación”. Junto a esto, abogó por atraer a otros a una autonomía “muy bien comunicada y en la que con menos ingresos se puede vivir mejor que en las grandes capitales como Madrid, Barcelona o Sevilla”. “Hay que vender esto, porque no explotamos ese valor”, afirmó. En cuanto a la escasa presencia de extranjeros en el colectivo, comentó que su atracción puede constituir una solución para sostener los servicios en los pequeños pueblos.
Por lo que se refiere a la preponderancia de la base mínima de cotización, indicó que ATA nunca ha apostado por esta situación, y consideró que no es lógico que se equipare a las de los trabajadores por cuenta ajena y se empiece a ver como una inversión. No obstante, achacó la situación a los vaivenes legislativos y deseó una buena solución en la reforma que se está acometiendo para pagar por ingresos. Con todo, dejó claro su rechazo a la imagen de que es un colectivo que defrauda, a que su capacidad “es mínima ante el control tributario que existe”.
Por último, reconoció los esfuerzos de la Junta y su sensibilidad hacia el colectivo desde el Gobierno de coalición pero cargó contra el Ejecutivo central, que debería apoyar mucho más a unos trabajadores que son los que “generan la actividad económica poniendo en riesgo su dinero”. “Emprender es muy complicado y hay que dar más facilidades y proteger al autónomo”, concluyó.