La visión empresarial del bodeguero Carlos Moro le permitió adelantarse más de tres décadas a la famosa Agenda 2030 que hoy exige una transformación global que afecta a los sistemas de producción para hacerlos más respetuosos con el medioambiente.
Mucho antes de que los Gobiernos asumieran la necesidad de encontrar un equilibrio entre consumo y sostenibilidad, el presidente de Bodega Matarromera ya adoptó el compromiso ético de atender a criterios de lógica ecológica a la hora de diseñar la que hoy es una de las bodegas más importantes de la Ribera del Duero.
Así, entre otras cosas, se decidió orientar la bodega de forma que las naves de las barricas estuvieran semienterradas para favorecer la temperatura necesaria de forma natural y ahorrar en costes de energía, situándose así a la vanguardia de la economía sostenible.
Bajo la denominación 'Esencia Matarromera', este compromiso con la tierra se renueva hoy con la presentación de la misma bodega, pero adaptada a la más alta tecnología del mercado en ahorro de costes y sostenibilidad.
Un proyecto en el que se han invertido tres años y algo más de diez millones de euros, y que el propio presidente de Matarromera ha definido como "la apuesta más ambiciosa de la historia de Matarromera en nuestra constante búsqueda por la excelencia".
El compromiso de la firma es claro: se trata de devolver a la tierra parte de todo lo que ha aportado a uno de los vinos más famosos de España, y hacerlo de la única manera posible, es decir, liderando el cambio que necesitan acometer estas empresas para que su actividad económica sea lo más respetuosa posible con el medioambiente.
La presentación de esta renovada bodega, que mantiene intacta su esencia, ha tenido lugar hoy en un acto al que han acudido el presidente del Gobierno regional, Alfonso Fernández Mañueco, así como el presidente de las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes, y el delegado del Gobierno en la región, José Javier Izquierdo, entre otros.
"Son necesarios más espíritus emprendedores en la Comunidad", ha señalado el presidente del Ejecutivo regional, quien ha destacado, además, que la apuesta de esta bodega está encaminada a afrontar el futuro con un compromiso con la tierra y la sostenibilidad a través de la innovación y la competitividad.
Para el empresario y bodeguero, no existe incompatibilidad entre continuar trabajando por seguir ofreciendo uno de los mejores vinos del mercado, con "un futuro mejor para todos", en una clara alusión a la responsabiliad de invertir en procesos sostenibles con el planeta.
Reducción de 145 toneladas de CO2
La renovada bodega, que ha duplicado su extensión, cuenta ahora con techos cubiertos de placas fotovoltaicas que no sólo permiten el autoabastecimiento de energía para la producción de estos vinos sino que, además, reducen la emisión de 145 toneladas de dióxido de carbono al exterior.
Se trata de placas bifaciales que, a diferencia de las convencionales, consiguen absorber la energía del sol por ambos lados, de manera que la bodega acumula un 40% más de energía limpia, situándose así a la vanguardia de la teconología.
Esta inversión ha tenido en cuenta, además, la eficiencia en el consumo de energía con la instalación de sensores que permitan el ahorro lógico cuando no se detecte actividad, o la instalación de puntos de recarga eléctrica tanto para bicicletas como para vehículos.