Juan Carlos De Margarida, presidente del ECOVA, analiza serena pero profundamente la oportunidad histórica que supone la llegada de los Fondos Europeos a Castilla y León, desde la responsabilidad de quien sabe la importancia de que la información llegue de forma clara a la sociedad. Porque si los ciudadanos no entienden por qué se hacen las cosas y cuál va a ser el beneficio que se persigue adoptando unas decisiones u otras, no podrá aceptar el alcance real que luego esas decisiones tengan en la práctica.
De Margarida procura concretar y depurar cada declaración desde un análisis racional con un solo objetivo: sumar. No hay tiempo que perder y queda casi todo por hacer. Se trata de que toda la sociedad intervenga en la puesta en marcha de un modelo de vida nuevo del que todos partimos de cero y sobre el que se hace imprescindible explicar en qué situación estamos y a dónde hemos de ir.
Se ha hablado mucho de los llamados Fondos Next Generation: un plan de recuperación aprobado por la UE para reconstruir la economía de los 27 miembros tras la sacudida de la pandemia con graves consecuencias. España recibirá 140.000 millones, de los cuales 72.000 son a fondo perdido, pero el resto habrá que devolverlo con intereses. De estos, hay comprometidos para Castilla y León por ahora algo más de 1.500 millones, de los 5.000 que demandaba el Gobierno de Fernández Mañueco.
En cualquier caso, la llegada de un importe tan desmesurado exige necesariamente establecer ejes de actuación concretos que sirvan de base para un futuro a medio y largo plazo. "Los fondos europeos son para promediar el presente de manera que podamos construir el modelo de vida de mañana que garantice a las generaciones futuras vivir, al menos,como hemos llegado a vivir nosotros", advierte el presidente del ECOVA.
Mientras el ciudadano de a pie y las empresas se afanan por salir poco a poco de la crisis que paralizó el mundo, se suceden las noticias que hablan de la llegada de estratosféricas cantidades de dinero público y las diferentes opiniones sobre en qué sectores deben repercutir. "Es fundamental que al ciudadano se le explique por qué se decide destinar estos fondos europeos a determinados sectores para generar la confianza necesaria en que esas decisiones marcarán el camino de una nueva Castilla y León", asevera.
Si bien es cierto que la Unión Europea ha marcado las directrices sobre el objetivo para el que deben servir estas ayudas, cada comunidad autónoma necesita estructurar estos destinos en función de los ejes estratégicos sobre los que debe construirse la economía y sociedad del mañana.
Confianza y gestión eficaz
Apenas la economía había comenzado a recuperarse tras la crisis desatada en 2009 por la caída de Lehman Brothers, se encontró de nuevo con una peor, la de la irrupción del coronavirus, que "paralizó la producción como nunca antes", lo que llevó a cifras macro devastadoras en todo el mundo. Esto desplomó uno de los factores necesarios para la buena marcha de la economía en cualquier sociedad: la confianza.
Ahora, "el objetivo de todas las medidas que se están adoptando en estos momentos es llegar a los indicadores económicos prepandemia, es decir, de febrero de 2020", indica De Margarida.
A juicio de este economista, experto de las Cortes de Castilla y León en el Consejo Económico y Social, confianza y una eficaz gestión de los fondos, "debidamente trasladada a la ciudadanía", son los dos factores que permitirán poner las bases de un aprovechamiento óptimo de estas ayudas.
"El ciudadano tiene que notar, tiene que ver y comprender por qué se destinan así los recursos y en base a qué planificación, en beneficio de todos", explica. Por lo tanto, "es necesario estructurar un plan estratégico que sitúe las ayudas en una base que sea tractor de toda la economía", añade.
"Los Next Generation no vienen a solucionar el presente sino el futuro. Servirán para que las generaciones venideras tengan un dónde y un cómo vivir. No vienen a resolver la pandemia sino a crear un nuevo modelo productivo y social", explica. Son, por lo tanto, objetivos que deben marcarse a medio y largo plazo, en consonancia con lo que exponía el presidente del CES, Enrique Cabero, esta misma semana a este periódico.
Ejes estratégicos
A juicio del presidente del ECOVA, el sector agroalimentario, es pilar básico en el que debe orientarse el refuerzo de nuestro sistema a través de estos fondos. "Es fundamental porque la tierra no se deslocaliza, es probablemente lo más sostenible que tenemos en Castilla y León", indica.
Para ello, De Margarida apunta a fomentar la riqueza y "creernos" que nuestros productos son precisamente los mejores, porque, a su juicio, lo son. El problema radica en que esta región es muy extensa, muy despoblada y muy envejecida. Tres de los asuntos que deberían ser prioritarios a la hora de establecer las bases sobre las que destinar estas ayudas.
"En su momento no se creó suficiente tracción industrial, y desde los años '70 se creó una economía que deslocalizaba el campo y llenaba las ciudades, dejando desabastecido el entorno rural. Y la Agenda 2030 lo que nos indica es precisamente que hemos de volver a apostar por un modelo de vida más sostenible y ecológico", añade.
Para ello, De Margarida señala la necesidad de "fomentar la vivienda social en el mundo rural", de manera que se logre revertir el éxodo que se viene produciendo del campo a las ciudades", con infraestructuras que faciliten esta transición a una sociedad más sostenible, para lo cual es imprescindible facilitar las comunicaciones.
Así, a su juicio, estos fondos deben acometer las reformas que no se llevaron a cabo en su día tras la crisis de 2008, y que se estructuran en seis pilares básicos: el mercado laboral, las pensiones, un nuevo modelo energético, la reforma fiscal, atajar las desigualdades entre poblaciones, y acometer un profundo cambio en las finanzas públicas.
"Si no se traslada al ciudadano que estos cambios son necesarios si queremos un modelo de vida más justo y sostenible, no entenderá luego si esa transformación exige de una subida de impuestos o de una mayor flexibilización del mercado laboral", porque, según explica, "todos estos conceptos se interrelacionan y dependen unos de otros".
De Margarida va directo al grano y advierte: "no podemos gastar la llegada de este dinero en cuestiones que no sean tractor de la economía", porque entonces, en vez de una inversión a medio y largo plazo, estaremos hablando de gasto. "Los fondos europeos son una inversión para construir el futuro", insiste.
En este sentido, el presidente del ECOVA lanza un mensaje a los poderes públicos invitándolos a que tomen medidas "honestas y consecuentes", aunque "ello suponga perder votos en las siguientes citas electorales".
El dilema del gasto social
El pasado jueves el Consejo de Ministros aprobó el ateproyecto de los próximos Presupuestos Generales del Estado, que destacan por un incremento de casi un 5% para pensiones respecto a los de 2020. Es precisamente éste uno de los problemas con los que se enfrenta una sociedad muy envejecida con muy poca tasa de reposición demográfica, y que no viene a solucionar la pérdida de poder adquisitivo de este colectivo dado que es un incremento menor al de su pérdida de poder adquisitivo producida por el incremento de indicadores como la luz o la cesta de la compra.
"Tenemos un gasto social muy alto, y si queremos seguir manteniéndolo para seguir apostando por un Estado social que no deje a un lado a los más vulnerables, debemos aceptar una subida de impuestos", indica. De hecho, 4 de cada 10 euros van destinados a gasto social.
"Pero para poder subir impuestos es necesario crecimiento económico continuado", añade. Este incremento de impuestos se repercute en los precios de los bienes que producen las empresas, que puede generar un efecto negativo para el crecimiento de la economía, "reduciendo la capacidad de consumo de los ciudadanos", por lo que De Margarida recuerda que en estas circunstancias es preferible una subida sólo de los impuestos indirectos.
De igual manera, y para el sostenimiento de las pensiones, De Margarida apuesta porque las empresas valoren como una acción social el que, en este momento, se planteen reducir sus beneficios sin repercutir los costes en la población".
Con una esperanza de vida cada vez más alta que se sitúa ya en los 86 años de vida, "el sistema de pensiones va a tener que ajustarse a la realidad", indica, "con sistemas mixtos que se adecuen al escenario real que tenemos y al que nos dirigimos, con una generación, la del Baby Boom, que se jubilará en 15 años". Así, De Margarida abre la puerta a trasladar al ciudadano la necesidad de reajustar las pensiones, respetando las mínimas. El dilema se plantea a la hora de fijar a partir de qué año se instaura este sistema mixto. Nada es fácil.
En lo que respecta al desempleo, en un país con la tasa de paro global y la juvenil más alta de toda la UE, "deberíamos vincular las prestaciones por desempleo a acciones sociales, además de seguir demostrando que se está haciendo lo posible por encontrar un trabajo", indica. "Sería una manera de luchar contra la mentalidad que aún existe de no buscar una salida laboral hasta que se acabe la subvención por desempleo".
Digitalización imparable
La globalización lo ha cambiado todo. Internet lo ha cambiado todo. Y la Agenda 2030 también lo va a cambiar todo. Se ha instalado en buena parte de la población la idea de que el comercio electrónico y la digitalización van a acabar con el trabajo. Pero no tiene por qué ser así. De hecho, estamos asistiendo a una revolución como la que en su día supuso la industrialización, la llegada de las fábricas y de las máquinas, que exigió una profunda transformación del mercado laboral.
"Las empresas han de entender que ese 20% que ahora venden por comercio electrónico tiene que incrementarse, si quieren sobrevivir al cambio", indica De Margarida.
La digitalización es "un aviso a navegantes porque va a afectar a todos los sectores y a toda la población". Y para que esta transición se produzca de la mejor manera posible, "es necesario que la Administración haga un esfuerzo por simplificar el marco legal, formar bien a las empresas y organismos en este sentido, y no abandonarlos después, para estar al tanto de las desviaciones lógicas que puedan producirse ante este escenario tan cambiante", recomienda el presidente del ECOVA.
En el actual escenario de cambio contamos con más herramientas y conocimiento que en las revoluciones que le precedieron. Toca ahora trabajar juntos con sentido común, diálogo social y la mirada puesta en sentar las bases de un modelo productivo y de sociedad viable a largo plazo.