La ocupación de los hoteles de Castilla y León se sitúa a estas alturas entre el 80 y el 85 por ciento para los días centrales de Semana Santa y se eleva al 95 por ciento para el turismo rural, sector en el que la Comunidad es líder nacional. A pesar de las cifras y de que ambos reconocen una tendencia positiva por el mayor movimiento de la población a causa de la ‘gripalización’ de la pandemia del Covid-19, ni hoteles ni alojamientos rurales lanzan las campanas al vuelo porque las reservas se están cerrando muy tarde y con menos extensión en el tiempo.
La presidenta de la Asociación de Hoteles de Castilla y León, Piedad Sánchez, y el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural, Luis Chico, coinciden en que se constata mejoría, pero recuerdan que en época de prepandemia estaba todo al cien por cien una semana antes de los días centrales. “Ahora, espera hasta el final por la incertidumbre”, sostiene Chico.
Piedad Sánchez, propietaria del Hotel Cuatro Postes de Ávila, señala que la ocupación oscila entre provincias y que “aún quedan plazas libres”. De hecho, al contrario que en otras semanas santas anteriores al Covid-19, las reservas se centran únicamente en los días centrales, mientras que “los extremos” están “flojos”, entre un 40 y un 60 por ciento de ocupación para el Martes y Miércoles santos y el Domingo de Resurrección. Es más, este primer fin de semana “es más tranquilo de lo normal”.
Esto también se justifica en que el cliente de los hoteles de Castilla y León en esta época del año es de un perfil “más cultural, que centraliza su escapada en estos días y la hace más corta”. Además, es de procedencia es nacional y con porcentaje amplio de Madrid, de la costa y de puntos de la propia Comunidad que se mueven internamente.
Sánchez advierte, sin embargo, que aunque puedan parecer porcentajes altos son más bajos que en prepandemia, “cuando a falta de una semana la ocupación era ya del cien por cien” porque el viajero “se planificaba con más tiempo las vacaciones”, mientras que ahora, por la “incertidumbre general”, se toman decisiones “más de última hora”. “La situación actual, la subida de precios en la cesta de la compra, la pandemia…, todo influye a la hora de dar el paso y tardan más”, comenta a Ical la presidenta de la Asociación, quien admite que el sector se ha visto casi obligado a “revisar precios, porque no son lineales, los marca la oferta y la demanda en función de las plazas disponibles, eventos, demanda”. Al respecto, defendió que se han triplicado los costes en suministros como el gasoil, la luz o el gas, así como materias primas esenciales para la cocina, elementos de limpieza e higiene, y el incremento de personal allí donde se necesita, lo que supone también otro gasto a mayores “porque hay que plantearse hacer indefinidos” tras la modificación de la reforma laboral, pero asumir también la contratación de extras para determinados días.
Punto de inflexión
En la misma línea se posiciona Luis Chico, quien cree que el turismo rural de la Comunidad regresa “poco a poco” a épocas anteriores a la pandemia. Asegura que la Semana Santa es un “punto de inflexión siempre”, porque con estos días “se abre la temporada, unos años en marzo y otros en abril”. “Es de gran importancia para nosotros, porque la gente sale de casa haga frío, calor o nieve. Estos cuatro o cinco días son aprovechados por el viajero de las grandes ciudades para venir a descansar y desconectar”, incide en declaraciones a Ical.
Junto al puente de agosto y el que conforman la Constitución y la Inmaculada en diciembre, esta cadena de festivos de Semana Santa es uno de los “tres grandes” para el sector autonómico pero, aclara Chico, “no es el referente de todo el turismo rural”, porque no permite aún analizar si este nivel de ocupación “supondrá la recuperación de los hábitos y costumbres anteriores al Covid-19”. “Por el momento, en Castilla y León no ha llegado el mismo ritmo de reservas fin de semana tras fin de semana, pero es cierto que en Semana Santa llegaremos al 95 por ciento de ocupación”, resaltó.
En todo caso, coincidió con Piedad Sánchez en que “la gente espera ahora hasta el final y otros especulan para ver si en lugar de tener tres noches tiene cinco”. Sin embargo, se mantiene el mismo perfil de turismo familiar y amigos que “no solo buscan procesiones, sino visitar monumentos, gastronomía y senderismo”.
Chico rechazó las palabras de algunos gurús que hacen referencia a que la ocupación de multiplicará notablemente este año. “Es evidente, en 2021 y 2020 no hubo nada, con lo que es lógico”, afeó. Y sostuvo que en Semana Santa, a pesar del lleno, “hay incertidumbre por la guerra y el encarecimiento de los precios, que repercute tanto al propietario, que reduce beneficios al haberse incrementado gastos como el gasoil y la electricidad, como al turista, por el transporte hasta el alojamiento y los alimentos que adquiere”. A ello se suma, añadió, que el viajero que entra en la Comunidad desde Madrid hacia el noroeste o desde Asturias, paga también el peaje de las autopistas AP-6 y AP-66, algo que no sucede para el que accede a Castilla y León por la A-1, por el este de Segovia.
Por todo ello, quien se interesa ahora por viajar, busca destinos que “le ahorren dinero”, lo que “resta efectividad a los alojamientos de la Comunidad”, cuyo principal cliente es madrileño y, en muchos casos, “se va a Guadalajara o Cuenca, que están más cerca y gastan menos y no hay peajes”.
Por último, pidió comprensión a los clientes, dado que muchos alojamientos rurales han tratado de repercutir “un poco” estas subidas en el precio final. “Algunos intentan hasta regatear. Entendemos que la gente puede andar mal, pero nosotros también”, defendió Chico, quien lamentó que el beneficio “ha caído considerablemente”.
“Muchas veces es mejor no abrir la casa hasta que mejore la meteorología, porque al poner la calefacción el gasto se dispara. Pero esto iría en detrimento de nuestra política de expansión, porque si cierras un tiempo, la gente se va a otro lado”, aseguró, para reclamar ayudas públicas en este sentido, hacia un sector “muy atomizado y duramente castigado”. Sin embargo, afea que muchos propietarios no estén preocupados por este motivo, “dado que como no siempre es su primera actividad y no viven de ello, pues tienen asegurado su sueldo a final de mes”.