La Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León ha estimado que el alza del precio del dinero va a tener un impacto en el coste de sus intereses en 2023 de 32 millones de euros. Un dato calculado sobre el volumen medio de deuda a interés variable de 1.600 millones y un incremento medio del Euríbor de dos puntos porcentuales.
En lo que respecta a este año, el impacto será apenas de tres millones, ya que las subidas del índice de referencia bancario se dieron fundamentalmente de junio en adelante, cuando "la mayor para de las operaciones a interés variables ya había revisado sus tipos".
Carlos Fernández Carriedo, consejero de Economía y Hacienda, ha explicado a la agencia Ical que la subida de tipos de interés tiene un "impacto limitado" en lo que respecta al coste financiero asociado a la deuda de la región. Una situación derivada de tres factores. El primero de ellos, que la mayoría de la deuda de Castilla y León está refinanciada a interés fijo, algo que "mitiga el impacto directo de la subida" del Euríbor. En este caso, el 30 de junio, el 83% del endeudamiento de la región estaba a interés fijo, mientras que el 17% a tipo variable.
Igualmente, el consejero ha destacado que la Comunidad está entre las "más saneadas" y ha puntualizado que el volumen de duda representa un 4% del total pasivo autonómico. En términos de PIB el ratio de dueda en castellano y leonesa es inferior en 4% a la media regional, 20,9% frente al 24,9, según los últimos datos a los que se ha tenido acceso.
Carriedo ha remarcado que la Comunidad tiene una "buena" calificación financiera, un hecho que da "capacidad de acceso a los mercados financieros en condiciones atractivas".
También el consejero de Hacienda ha hecho un análisis del futuro y ha aclarado que "no habrá un problema de capacidad de financiación" para Castilla y León, que tendrá "pocas necesidades", aunque los tipos serán "más elevados" y la deuda nueva tendrá un coste mayor que hasta este momento.
En este sentido, ha renocido que la situación "durará tiempo" y Castilla y León deberá "convivir con ello", pero lo hará en una situación "mejor" para afrontar el reto y con un nivel inferior de endeudamiento y una solvencia "reconocida" en los mercados. El déficit caerá un 68% el año que viene, de los 633 millones a los 205,12, según ha recordado el consejero.