Incertidumbre: es el término que define las perspectivas económicas de Castilla y León para un 2023 que estará marcado por un estancamiento que, previsiblemente, se alargará hasta 2024 aunque también se percibe una notoria "resistencia" de los mimbres económicos.
Así lo prevé el Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora (Ecova), que considera que la Comunidad afronta el próximo ejercicio con una "tensa calma" que invita a cierto "optimismo" dado que la economía ha demostrado ser fuerte y no ha entrado, aún, en términos negativos si bien el decrecimiento es evidente (se prevé que el PIB de Castilla y León crezca sólo un 0,6% el próximo año).
En este sentido, Juan Carlos de Margarida, decano del Ecova, ha sido muy crítico con las decisiones que en materia económica, laboral y social se llevan a cabo desde el Gobierno central, dado que "influye también en las economías de las comunidades autónomas".
A este respecto, De Margarida considera que "más que ayudas generales es necesario que "se enfoque en los que más necesitan que lleguen esas ayudas", que son colectivos muy concretos y que están "perfectamente identificados", como son "las familias más vulnerables y las pymes". Por eso, considera negativo "topar los precios de los alimentos o de la cesta de la compra", en alusión a la medida que baraja el Gobierno nacional.
Las previsiones económicas de Castilla y León pasan, por lo tanto, por un escenario cogido con alfileres que puede decantarse por el crecimiento o mayor decrecimiento a corto plazo, dado que depende en buena medida de la guerra en Ucrania y el encarecimiento de los precios energéticos.
Por lo tanto, se espera "una ralentización de la economía en 2023" con un 2024 que seguirá la misma tendencia.
El nivel de endeudamiento de los castellanos y leoneses es "muy elevado" y se observa una "constante reducción del consumo", lo cual afecta directamente a ese esfuerzo conjunto por recuperar la senda del crecimiento.
Una de las variables que más preocupa al Ecova es que "la inflación subyacente continúa creciendo", lo cual empobrece aún más los bolsillos de las familias y de las empresas, sobre todo de las pymes, que suponen el 95% del tejido económico y productivo de Castilla y León. Un encarecimiento en los precios que "perdurará en el tiempo" y de la que puede derivarse "un círculo vicioso del que no es fácil escapar".
La creación de empleo en 2023 caerá por el decrecimiento del PIB, que se espera no supere el 0,6%, lo cual es una cifra que se encuentra en al borde de entrar en terreno negativo.
Políticas europeas que afectan a Castilla y León
El frenazo en las exportaciones de Castilla y León es otro de los indicadores que adelantan cómo se comportará la economía en 2023. Unas ventas al exterior que "se están minorando debido al decrecimiento económico nacional con cada vez menores márgenes comerciales para las empresas".
En este sentido, De Margarida considera que "la política energética europea está provocando que la inflación siga siendo persistente". Por ello, el decano del Ecova apuesta por "corregir esta política porque empobrece a gobiernos, empresas y ciudadanos. Si a esto le añadimos la subida de los tipos de interés por parte del BCE, la inestabilidad económica será más duradera".
No obstante, el presidente decano del Ecova considera que si el decrecimiento de la economía está ralentizándose "es también en parte por las medidas que se han tomado en Bruselas (subida de tipos de interés), y por la bajada de los precios energéticos".
Por eso considera que puede hablarse de un cierto "optimismo" de cara, no obstante, a un escenario claro de estancamiento en 2023. Sin embargo, "la guerra en Ucrania podría desbaratar este ligero optimismo de un día para otro".
Respecto a la deuda pública de Castilla y León, De Margarida apunta a que "aunque en el tercer trimestre era del 20,4%, lo cual indica un aumenta un 0,7%, tiene un buen comportamiento".
Sin embargo, "el aumento desmedido de la deuda nacional puede desestabilizar también la economía de Castilla y León porque con la subida de los tipos de interés será más caro amortizarla y eso podría menguar las partidas presupuestarias".
Se necesita una "clara austeridad" por parte de todas las Administraciones porque los distintos presupuestos están basados en más deudas, que es lógico por el momento que atravesamos, pero que supondrá alargar el plazo de vencimiento de las deudas.
De Margarida ha vuelto a denunciar que la recaudación extra del Estado vía impuestos "no se está destinando también a reducir el déficit".
El PIB disminuye en Castilla y León, pero sigue en positivo. Se trata de una "calma tensa" que se sustenta, no obstante, en una clara incertidumbre dada la volatilidad de los mercados.
Existe un deterioro en la confianza de las familias que afecta al consumo, una elevada presión inflacionista que afecta más a las familias vulnerables y a las pymes, un endurecimiento de la financiación y una "patente ineficacia" en la gestión de los fondos europeos Next Generation.
Cae la demanda, ya hay empresas con exceso de stock, cae las exportaciones y cae el consumo: esto lleva a un estancamiento en 2023 que perdurará hasta 2024. Es una calma "muy dudosa" dadas las incertidumbres.
"Hay tiempo para ajustar la economía de Castilla y León y llevarla por la senda del crecimiento". ¿Cómo? Políticas fiscales coherentes, menos burocracia, minimizar el efecto de los precios de la energía, menos dependencia de China, eliminar el shock del aumento de precios e incentivar la productividad del gasto público.
La receta del Ecova en este aspecto es clara: "sentido común, sensatez, solvencia y credibilidad" como ejes fundamentales para hacer frente a los desafíos económicos y sociales de 2023 en Castilla y León y en el resto de España.