¿Qué pasaría en el mundo si se pudiera generar energía de forma inagotable, sostenible y económica sin depender de las condiciones meteorológicas?
El anuncio hecho el pasado 14 de diciembre por el prestigioso centro de investigación estadounidense Lawrence Livermore supondrá un antes y un después en las sociedades y las economías del mundo tras más de seis décadas de estudio.
Por primera vez se ha conseguido generar, a través de la fusión nuclear, más energía de la que se ha necesitado para producirla. Un hito que revoluciona los planes energéticos del futuro en plena revolución de las renovables y por la desaparición de los combustibles fósiles.
Nada más conocerse este hallazgo comenzó a especularse sobre si podría trasladarse con el tiempo a la movilidad personal, es decir: si los coches podrían moverse con mini reactores de fusión nuclear en un momento en el que la venta de vehículos eléctricos, aunque crece, lo hace muy lentamente.
De hecho, y según Faconauto (patronal de los concesionarios de automoción de España), en lo que va de año el número de coches eléctricos, híbridos, de hidrógeno y los enchufables matriculados en la Comunidad, ha crecido sólo un 16,3%. Además, el cómputo global de ventas de turismos sigue siendo negativo con una caída del 8,7% con respecto al año pasado.
El anuncio hecho por EEUU abre la puerta a incrementar las inversiones que se están realizando desde hace varios años para diseñar pequeños reactores nucleares que en forma de baterías podrían aplicarse a la automoción. Pero ¿es esto posible ahora? ¿Podría serlo en el futuro?
En España y desde 1983 con la creación de un centro experimental de fusión nuclear por confinamiento magnético, también se trabaja en este sentido. Se busca conseguir un reactor que sea técnicamente construible y se pueda llevar en una segunda fase a su uso industrial. Pero esto es sólo, por ahora, una hipótesis.
La importancia de mantener las centrales térmicas y nucleares
Rafael Álvarez Palla, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valladolid que trabajó en la puesta en marcha y explotación de la central nuclear de Trillo, en Guadalajara, (última que se construyó en España) explica a EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León de qué manera puede afectar este histórico descubrimiento a la movilidad.
Lo primero que hace Álvarez es explicarnos que "con la fisión nuclear se bombardea con una fuente de neutrones un isótopo de uranio. Esto provoca una reacción en cadena que produce una gran cantidad de calor que se evacua a través de una refrigeración que mueve una turbina y genera electricidad. Al romper el átomo, produce radiactividad elevada que dura muchísimos años y debe ser almacenada por su peligrosidad".
En el caso de la fusión nuclear, sin embargo, "a través de un bombardeo de láser se aplica energía a dos átomos distintos y se fusionan en uno distinto". Cuando esto ocurre "genera una energía muy grande". El ejemplo más parecido que tenemos para entender este fenómeno es el sol "porque la reacción es la misma".
Sin embargo, lo que diferencia a la fisión nuclear de la fusión nuclear conseguida el pasado día 14 de diciembre en EEUU, es que con esta última "no se emite apenas radiación porque el átomo resultante es estable y se elimina esa peligrosidad".
Desde uno de los despachos del Colegio de Ingenieros Industriales de Valladolid nos explica que "el Gobierno de España ya está trabajando para tener listos pequeños reactores que puedan ser trasladados ya montados para instalarlos donde ha habido centrales de carbón que ya no tienen uso, aprovechando así su infraestructura". Lamenta, por lo tanto, las políticas llevadas a cabo durante años en las que se ha decidido demoler estas infraestructuras, lo que califica de "incongruencia".
Así, el pasado mes de mayo se volaron las torres de refrigeración de la central térmica de La Robla, en León; si bien la Junta de Castilla y León decidió el pasado 1 de diciembre paralizar la demolición de las torres de la de Compostilla, también en la provincia leonesa.
Esas centrales térmicas así como nucleares como la de Garoña (Burgos), podrían utilizarse para que se fabricaran en el futuro estos mini reactores de forma industrial más rápidamente y en cadena. "Serán de menor potencia", explica, "pero se trata de que puedan trasladarse allí donde se necesiten porque es en la distribución donde se pierde mucha energía".
"La central de Garoña sería idónea para instalar allí estos mini reactores y generar electricidad aprovechando, además, toda la infraestructura de Red Eléctrica de España para evacuar esa energía", insiste.
Mientras Alemania ha puesto en marcha 900MW de térmicas para hacer frente a las necesidades de su país en plena crisis energética y la mayor parte de los países de nuestro entorno mantienen sus centrales térmicas, "aquí las demolemos, incluso presas hidráulicas, algo que no se entiende", reprocha.
Fusión nuclear para producir energía eléctrica
El anhelo de encontrar una fuente de energía económica, limpia e inagotable invita a soñar, pero hablar de que los coches del futuro puedan estar alimentados por mini reactores nucleares "es inviable en estos momentos, aunque en la actualidad sí se utilicen reactores para los submarinos y portaviones que les permita no tener que volver a una base para recargar combustible", explica el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valladolid
Pero para trasladar esto a un vehículo "pasarán décadas y está por ver si tendremos medios y tecnología, así como si compensará económicamente", indica Álvarez.
La de fusión, con el tiempo, sí ayudará a la generación de electricidad como apoyo para el mercado de coches eléctricos. Es decir: sí se podrán instalar mini reactores en los vehículos eléctricos para poder generar la electricidad que necesiten para moverse. Esto supone un antes y un después porque también permitirá "producir energía para alimentar a los de hidrógeno", concreta.
En esta frenética carrera por el desarrollo de vehículos ecológicos cabe destacar que los coches de hidrógeno "llevan más de 30 años en el mercado", pero han caído poco a poco en el ostracismo en favor de la electrificación en aplicación de la Agenda 2030. Así, firmas como Honda, decidieron ya el año pasado dejar de fabricar modelos de hidrógeno como el 'Clarity', por la escasa demanda.
En este sentido, Álvarez recuerda que "ya en la Expo de Zaragoza, en 2008, todos los vehículos que circulaban en el recinto estaban propulsados por hidrógeno, pero la UE decidió apostar por la electrificación" prácticamente en exclusiva.
En este sentido, Castilla y León, líder en energía eólica en España, dispondría de cierta ventaja competitiva dado que "cuando haya un exceso de energía renovable se podría destinar a la fabricación de hidrógeno verde".
En cualquier caso, para fabricar baterías eléctricas se necesita un metal alcalino, el litio, altamente contaminante y cuya producción se encuentra al 80% en manos chinas con un precio que se ha disparado casi un 900% en los dos últimos años por la alta demanda.
Así las cosas, el futuro ya no sólo de la movilidad, sino de las economías mundiales, dependerá en gran medida de la velocidad con la que avance el desarrollo de la tecnología necesaria para que la fusión nuclear acabe con el eterno problema energético.