La Sección Sindical de CGT en Valladolid y Aranda de Duero ha anunciado su participación en la huelga, sumándose a la serie de paros continuos iniciados por el sindicato en la planta de Vitoria desde 2015.
La huelga, programada en días de flexibilidad o "bolsa de horas", afecta exclusivamente a los trabajadores vinculados a sistemas de programación variables. Estos son individuos "dependientes de calendarios que abarcan fines de semana y festivos en los tres turnos de operación (mañana, tarde, noche)", como explican los representantes de CGT en un comunicado.
La organización enfatiza sus preocupaciones acerca del equilibrio entre trabajo y vida personal para aquellos involucrados en horarios variables. El objetivo es proporcionarles los medios para abstenerse de trabajar durante los días de activación, mejorando así su calidad de vida. En este mismo escrito destacan que el enfoque de la huelga se centra en los fines de semana y festivos, un período en el que los empleados afectados tienen el derecho de abstenerse de trabajar.
La decisión del sindicato surge a raíz de la reciente implementación de un ajuste en el horario de trabajo en el taller de Turismo. Específicamente, esta modificación afecta al turno de noche del sábado 26 de agosto y a los tres turnos del domingo 27 de agosto. CGT subraya que esta alteración hace que toda la fuerza laboral afectada sea elegible para ejercer su derecho a la huelga y abstenerse de trabajar durante estas fechas especificadas.
Las intenciones de CGT se destacan por su objetivo de "mejorar la conciliación de las personas conectadas a sistemas de programación variables, brindándoles la herramienta para no asistir al trabajo en días de activación, mejorando así su calidad de vida. Estos días de flexibilidad a menudo coinciden con fines de semana y festivos".
Con estas huelgas quieren dejar en claro el mensaje de que "no todo es color de rosa en el ámbito laboral". La aspiración del sindicato es "mejorar la salud laboral, reducir la intensidad del trabajo, optimizar los calendarios y eliminar cualquier forma de presión". En resumen, se busca "trabajar para vivir y no vivir para trabajar", según apuntan en el mismo escrito.
Después del referéndum, el convenio fue rubricado gracias a los votos de empleados y trabajadores mensuales. Sin embargo, CGT asegura que la insatisfacción entre aquellos vinculados a sistemas de programación variables "quedó patente". Por lo tanto, este momento se convierte en una oportunidad propicia para "continuar luchando por una mejora en las condiciones laborales".
CGT recuerda que la huelga es un "derecho esencial", y quienes opten por secundarla no deben temer represalias. De hecho, aseguran que no es necesario ni siquiera informar a la gerencia sobre la decisión de hacer huelga; simplemente, en ese día, no se debe acudir al trabajo.
Finalmente, extienden su llamamiento a todos los miembros de la plantilla afectada por las activaciones a "reflexionar". Se espera que comprendan que "la conciliación, la salud y la calidad de vida prevalecen sobre los intereses de la multinacional". En última instancia, la lucha es por un entorno laboral "más justo y equitativo".