El envejecimiento de la población en España continúa su tendencia alcista y la representación de las personas sénior en el total de la población activa es cada vez mayor. Actualmente, en Castilla y León, se contabilizan 217 personas mayores de 64 por cada 100 menores de 16, un índice del 217% que crece a un ritmo desbocado y que supera con creces el nacional (137%), teniendo en cuenta que los indicadores de esperanza de vida y tasa de natalidad avanzan sin tregua hacia un invierno demográfico.
El envejecimiento de la población tiene su impacto en una fuerza laboral cuya media de edad es cada vez mayor. Así, la representación de los sénior (mayores de 55 años) entre las personas que tienen edad para trabajar tiene un peso creciente, hoy del 25,8% en Castilla y León. Este porcentaje sitúa a la región castellanoleonesa en el primer puesto del ranking de envejecimiento de la población activa, siendo la media nacional del 20,8%. Por detrás de Castilla y León, Asturias (24,3%) y Cantabria (23,4%) son las regiones con la fuerza laboral más envejecida, registrando una mayor proporción de personas sénior -mayores de 55 años-.
Por provincias, Ávila lidera el ranking (28,9% de la población activa supera los 55 años), seguida de Zamora (27,8%) y Burgos (27%), Estos porcentajes están por encima de la media nacional, del 20,8%.
En 2024, por primera vez, las personas activas mayores de 55 años rozan las 300.000 (289.800) en Castilla y León, un 51% más que hace una década y un 130% por encima de hace veinte años. Con ello, las personas mayores de 55 años han ganado un gran peso en el mercado laboral castellano y leonés. Hace una década representaban el 16,5% y hace veinte años no llegaban a suponer el 12% del total de activos. Una cifra que hoy se eleva al 25,8%, como ya se ha detallado.
A pesar de ello, se trata de un segmento de la población que afronta grandes prejuicios y estereotipos en el mercado laboral que pueden conducirles a la inactividad, al desempleo de larga duración, a jubilaciones forzosas y anticipadas o a un mayor riesgo de exclusión y/o pobreza. Todo un contrasentido, teniendo en cuenta que la edad de jubilación tiende al alza, siendo la contribución sénior clave para la competitividad del país.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: "El proceso de envejecimiento ha cogido velocidad de crucero en España y tiene un gran impacto en el mercado de trabajo. En primer lugar, la fuerza laboral es cada vez más sénior y urge desterrar los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas, a las que se asocia con obsolescencia o menor flexibilidad. Por otra parte, el envejecimiento trunca las perspectivas de reemplazo generacional, siendo urgente apostar por la cualificación de la ciudadanía como política tractora del país, permitiendo aportar su talento a personas tradicionalmente inactivas como aquellas con discapacidad o mujeres que han dedicado su vida a la familia y ahora desean incorporarse al mercado laboral".