El alquiler de habitaciones en pisos compartidos se ha disparado en Castilla y León, una tendencia que refleja el desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado inmobiliario de la región.

Según el informe 'Viviendas compartidas en España en 2024' de Fotocasa, alquilar una habitación cuesta de media 284 euros al mes, un 23,4% más que hace cinco años y un 36,8% más respecto a 2015.

Este encarecimiento, visible en toda España, está tensionando la vida de jóvenes, estudiantes y trabajadores que encuentran cada vez más dificultades para acceder a una vivienda asequible.

La realidad tras el aumento de precios

En el último año, los precios de las habitaciones en Castilla y León han aumentado un 6,4%, pasando de 267 euros mensuales en agosto de 2023 a los 284 euros en el mismo mes de 2024. Aunque el alza es menor que en otras comunidades autónomas, este crecimiento es parte de un fenómeno nacional que tiene profundas implicaciones sociales.

María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, subraya que el encarecimiento se debe principalmente al desequilibrio entre oferta y demanda. "El precio de las viviendas compartidas se ha encarecido de forma significativa en los últimos años, y lo más destacable es la rapidez con la que aumenta", explica.

Según Matos, el crecimiento de la población universitaria y los altos precios de alquiler de viviendas completas, que en muchos casos superan los 1.000 euros mensuales, empujan a cada vez más personas a optar por habitaciones en pisos compartidos.

"Cada vez hay más jóvenes universitarios y trabajadores que buscan soluciones asequibles en las grandes ciudades, y al no poder acceder a una vivienda completa, recurren al alquiler compartido", añade. Este fenómeno, según Matos, mantiene los precios de las habitaciones elevados en ciudades con alta demanda, afectando tanto a los estudiantes como a trabajadores jóvenes y familias.

Una tendencia moderada en Castilla y León, pero en ascenso

En comparación con otras regiones, Castilla y León experimenta una subida moderada en el precio de las habitaciones. Comunidades como Baleares (21,5%), País Vasco (16,9%) y Asturias (14,7%) han visto un aumento mucho más pronunciado. Sin embargo, Castilla y León no se libra de la tendencia, y sus precios continúan incrementándose de manera constante, situándose en 284 euros mensuales de media.

El precio de una habitación en Castilla y León es significativamente menor que en otras regiones como Cataluña (611 euros), Madrid (552 euros) o Baleares (576 euros). Sin embargo, esto no significa que la región esté exenta de presiones. Las ciudades más grandes, como Valladolid y Salamanca, son puntos críticos donde el encarecimiento se deja notar de manera más evidente.

Valladolid y Salamanca, las más caras

Valladolid y Salamanca son dos de las ciudades con mayor demanda de alquiler compartido en la región, principalmente debido a su población estudiantil. En Valladolid, el precio medio de una habitación ha aumentado un 14% en el último año, alcanzando los 314 euros mensuales, el más alto de toda la comunidad. Salamanca, conocida por su ambiente universitario, ha experimentado un incremento del 4,6%, con precios que rondan los 275 euros al mes.

Por su parte, León (296 euros), Burgos (293 euros) y Ávila (266 euros) muestran también una tendencia al alza, aunque en menor medida. En Ponferrada, el precio medio se sitúa en 222 euros mensuales, lo que la convierte en una de las localidades más asequibles de la región.

A pesar de que los precios son más bajos en comparación con otras comunidades autónomas, el encarecimiento sigue siendo una preocupación para quienes buscan un hogar accesible. "No es solo el aumento del precio lo que preocupa, sino que los salarios no crecen al mismo ritmo, lo que hace que la vivienda sea cada vez más inalcanzable para muchos", comenta Javier, un joven trabajador que comparte piso en León.

Un futuro incierto para los inquilinos jóvenes

El aumento del precio de las habitaciones en alquiler refleja la crisis habitacional que atraviesa España, especialmente para los jóvenes. La dificultad para acceder a una vivienda completa obliga a muchas personas a optar por la vivienda compartida, lo que a su vez presiona al alza los precios. La demanda de habitaciones es tan alta que las opciones asequibles escasean, incluso en regiones como Castilla y León, tradicionalmente consideradas más baratas.

A nivel nacional, el mercado de alquiler compartido está dominado por estudiantes universitarios y jóvenes profesionales que, ante la imposibilidad de acceder a una vivienda en solitario, optan por compartir gastos. La falta de viviendas asequibles, especialmente en ciudades grandes y medianas, está llevando a muchos a alargar su estancia en pisos compartidos mucho más allá de la etapa universitaria.