Las bodegas cooperativas de Castilla y León garantizan la recogida de uva de sus socios
Las bodegas cooperativas están dentro de uno de los sectores más afectados por lo que ha supuesto la paralización de actividades desde la declaración del Estado de alarma y el cierre del canal HORECA.
El vino de calidad que producen tiene, en muchos casos, como clientes a los bares y restaurantes y como estos siguen sin abrir, sus ventas hacia los mismos estén disminuyendo en porcentajes muy importantes, que en algunos casos llegan al 90%. Solo se están salvando las ventas del canal de alimentación que ha crecido, y el aumento de la facturación con la venta “on line”, pero con ello no salvan la campaña ni las previsiones que todas las cooperativas tenían al principio de este año 2020.
A pesar de las dificultades, las bodegas cooperativas están manteniendo los puestos de trabajo en sus plantillas, o en el caso de haber realizado un ERTE, lo están complementando salarialmente para que sus trabajadores no pierdan poder adquisitivo. Todo ello teniendo en cuentas su apuesta por el trabajo, la vitivinicultura, el mundo rural y su marcado carácter social.
En esta línea, las bodegas cooperativas de Castilla y León han asegurado -a diferencia del planteamiento de muchas bodegas privadas-que para la próxima vendimia, que se espera sea abundante, recogerán toda la uva de todos sus socios e intentarán que los ingresos de los viticultores, se vean afectados lo menos posible por esta crisis que atraviesa el sector. Aquí se ve la fortaleza de las cooperativas y el premio a la fidelidad de sus socios, que en momentos difíciles cuentan con el respaldo, el apoyo y la defensa de sus explotaciones, frente a los viticultores individuales que en estas campañas se verán con serias dificultades a la hora de tener a quién entregar sus uvas.
Las medidas que se están planteando desde Bruselas y desde el Ministerio (destilación de crisis, almacenamiento privado…) van a paliar en poco los problemas de los vinos de nuestra región, aunque consideran que siempre son interesantes y podrán ser buenas para contribuir a reactivar el mercado. En cualquier caso, lo más necesario es que se recupere la movilidad y la actividad comercial tanto en España como en el resto del mundo para que el mercado fluyay las cooperativas puedan trabajar como tenían planificado.
Nos encontramos tras el Covid-19, ante un nuevo escenario en el que están cambiando los hábitos de consumo y la forma de operar en las compras; por ello y para poder realizar su trabajo en condiciones óptimas, se reivindica la necesidad de dotar de buenas estructuras de telecomunicaciones y de suministro eléctrico en el medio rural en que están ubicadas, para poder desarrollar sus tareas sin cortes ni lentitud en las conexiones, ya que es imposible vender y ser competitivos sin las infraestructuras de comunicación que las administraciones deben implantar.
A nivel económico se lamentan de los problemas de falta de liquidez, debido al descenso de las ventas y al impago, retraso o aplazamiento del cobro de sus facturas. También critican el hecho de que Hacienda no haya tomado ninguna decisión para aliviar la situación financiera y administrativa que tienen, y el despropósito que supone seguir pagando el IVA de las ventas realizadas y no cobradas.
También se ha analizado los problemas de mano de obra que pueden surgir en el momento de la vendimia y las medidas de seguridad que se deberán tomar y de las que se desconocen todos los detalles.
Finalmente se ha concluido que seguirán adelante con sus tareas, dentro de su responsabilidad social y de su profesionalidad, y que habrá que ser imaginativos en las soluciones para seguir manteniendo las cooperativas a flote como ya han estado a lo largo de toda su historia, saliendo de otras crisis económicas como la de 2008.
Gracias a las bodegas cooperativas y a su resiliencia existe la viticultura en muchas zonas de nuestra región y se ha contribuido a la fijación de población en sus áreas de influencia y ahora va seguir siendo así.
De cara a los consumidores, y para que estos las valoren más a las bodegas cooperativas, desde las mismas se garantiza que sus ingresos van a parar directamente a los viticultores, y no a accionistas, que no tienen en muchos casos nada que ver con el sector, contribuyen a defender el medio rural, a la fijación de la población y a la viabilidad de las explotaciones. Y todo ello teniendo en consideración la calidad de sus vinos acogidos a Denominaciones de Origen, su buen hacer y el saber conjugar la tradición y la innovación.