C. Tabernero / ICAL
La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) estima que 23 de las 35 comunidades de regantes de aguas subterráneas que solicitaron su certificación desde el inicio del proceso, el 65 por ciento, estarán constituidas como tales, a efectos legales, en el mes de septiembre de 2021.
Se trata de un importante avance para la constitución de estas comunidades como herramienta para flexibilizar y mejorar la gestión del agua de los pozos para su uso en los cultivos de distintas zonas de Castilla y León, después de un “tiempo de ralentización del procedimiento” derivado de las restricciones determinadas por Gobierno y Junta para evitar la expansión del COVID-19.
De hecho, esto sigue siendo un problema para el paso definitivo de constitución en algunas de las comunidades, puesto que para la certificación del último trámite se necesita que estos nuevos organismos tengan los estatutos aprobados, lo que implica la reunión de asambleas que, en la situación actual, pueden ver dificultada la posibilidad de desarrollar una votación.
En cualquier caso, desde la CHD aseguran que en los últimos meses “se ha avanzado mucho” a nivel administrativo y ya se han enviado, desde octubre hasta febrero, 22 propuestas de resolución, que son las que esperan que sean aprobadas por las comunidades en estos meses de primavera y verano y den como resultado la constitución de 22 nuevas comunidades de regantes de aguas subterráneas que se unirán a la de Cantalpino, en Salamanca, única constituida hasta febrero de 2021.
Dos de ellas, de hecho, se constituyeron ya durante esta última semana, tal y como avanza en declaraciones a Ical el jefe de área del Régimen de Usuarios de la Comisaría de Aguas de la CHD, Urbano Sanz. Se trata de las comunidades de regantes de aguas subterráneas de las localidades segovianas de Pinarejos y Pinarnegrillo, que cuentan con resolución positiva desde el día 11 de marzo de 2021. A ellas se unirán, en pocos días, las de Altos de la Mula, entre Segovia y Valladolid, y San Cristóbal de Cuéllar, en zona totalmente segoviana, puesto que solo se está “pendiente de un trámite” para confirmar su constitución.
A las otras 18 “más cercanas” tan solo les falta de reunión de sus asambleas para la aprobación de los estatutos, donde a pesar de las dificultades que está suponiendo la pandemia para ello, se espera que puedan aceptar los informes de condicionado y las propuestas de resolución de la CHD a través de reuniones mediante herramientas digitales con el fin de que en septiembre, Castilla y León y la cuenca del Duero cuenten con 23 comunidades de regantes de aguas subterráneas.
Las otras doce comunidades, aunque se encuentran algo más retrasadas en los trámites para su aceptación y constitución, ya cuentan no obstante con informes de mejora sobre la documentación presentada, por lo que, aunque no estén en “avanzado estado de resolución” como sí sucede con las 23 cuya constitución se espera para septiembre, desde la CHD se confía en que igualmente se pueda concluir con su certificación a lo largo de los próximos 12 meses, de cara a quedar constituidas para la campaña de 2022.
Beneficios en la gestión del agua
La importancia de la constitución de los regantes de aguas subterráneas se enmarca, tal y como explica Urbano Sanz, en la cantidad de usuarios, principalmente agricultores y ganaderos, que acuden a este tipo de aguas, a través de tomas y pozos, para sus cultivos, puesto que suponen “el 90 por ciento de los usuarios” de agua, superficial y no superficial, de la cuenca del Duero.
Así, según la legislación actual, un agricultor necesita convenios con los propietarios de parcelas próximas para poder usar el riego de estas aguas y hacer así rotación de cultivos, mientras que las comunidades de regantes de aguas subterráneas permiten que todos los usuarios que pertenezcan a las mismas puedan hacer una aportación de derechos sobre pozos o el aprovechamiento del agua de los mismos sin necesidad de llegar a convenios.
“Flexibiliza el uso del agua dentro del ámbito territorial de las comunidades, supone un ahorro de costes individuales, de contadores y de tarifas eléctricas, y permite una mejora en los aprovechamientos”, señala Sanz, quien también apunta hacia una “mayor agilidad en cuanto a la tramitación administrativa” puesto que, una vez constituidas las comunidades, “no requieren de autorización para el cambio en la titularidad ni para las rotaciones de cultivo”.
También supone una gestión “más eficiente” de un tipo de agua subterránea “en mal estado” que cuenta con “fuertes limitaciones para su uso”, como la imposibilidad de admitir incrementos de caudal en las concesiones ni nuevas concesiones de tomas, porque “supondría poner más en riesgo la masa de agua”.
Por ello, desde la CHD se es proclive a la constitución de este tipo de comunidades porque “facilita la extracción adaptada a la evolución” de este tipo de agua mediante el ajuste del volumen para cada campaña entre todos los comuneros, permitiendo así “que los propios usuarios se organicen y que la rotación de cultivos se pueda hacer efectiva”, haciendo además que la propia Confederación tenga un “mayor control del uso del agua en esa zona concreta”.
“Hemos promovido la constitución de las comunidades porque es una buena fórmula para una mejor gestión de este agua”, concluye Sanz, quien no obstante recalca que “tienen que ser los propios usuarios los que propongan en cada zona la constitución de una comunidad de regantes”.
Nueva asociación de usuarios
Por su parte, unos 250 de estos usuarios constituyeron en los últimos meses la Asociación de Regantes de Aguas Subterráneas de Castilla y León. Una iniciativa para tener “una voz al unísono” y contar así “lo que pedimos y lo que piden de nosotros”.
Así se expresa, en declaraciones a Ical, el presidente de la asociación, Armando Caballero, quien señala que la gran mayoría de los usuarios están a favor de las comunidades de regantes porque permiten hacer “una rotación de cultivos lógica”, si bien existe una queja unánime sobre el proceso de constitución por “la gran burocracia que tiene” y la dificultad de “poner de acuerdo a todos” los usuarios de cada comunidad de regantes.
Una situación que reconoce que se ha visto empeorada por la pandemia y ante la que los regantes de aguas subterráneas esperan la “guía” de la Confederación Hidrográfica del Duero, porque “al final es quien determina la validez o no” de las comunidades. “Si ellos dicen que es la manera de mantener unas explotaciones que, en casi todos los casos, son familiares, y que así podremos continuar viviendo en el mundo rural y tener una vida digna, adelante”, concluye Armando Caballero.