Los agricultores de Castilla y León miran con expectación las predicciones de COAG porque suelen ser las que más se acercan a la producción real. Y esas predicciones muestran que este año la región producirá 6.415.722 toneladas de cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale de secano y de regadío) y que tal producción será casi un 33 por ciento inferior a la que se registró el año pasado, más beneficiado por los vaivenes de la atmósfera.
Este año, las sementeras se realizaron con normalidad, pero fallaron las lluvias de marzo y primera quincena de abril, y temperaturas por debajo de lo habitual en momentos clave, justifican que la producción se vaya a resentir. Según COAG, el comportamiento del trigo arrojará mejores resultados que el de la cebada, y la suma de producción de todos los cereales se aproximará a la media de los últimos seis años, situándose aproximadamente un 3% por encima de la misma (unas 200.000 TM más) y un 33% menos que la cosecha de 2020 (que fue con 8.556.526 TM, la segunda mejor que se recuerda tras la récord de 2008).
A partir de los datos de la Consejería de Agricultura, la superficie de cereal este año es mayor que la sembrada en los últimos seis años, y en concreto es de 1.997.673,51 has (frente a las 1.864.540 has de la media mencionada). Por otro lado, las previsiones deben considerarse con las mayores precauciones pues los pronósticos meteorológicos para las próximas semanas no son nada esperanzadores y podrían dar al traste con buena parte de las expectativas. Aparte de los riesgos habituales en estas fechas, como el pedrisco o el asurado por golpes de calor. Según la AEMET (agencia estatal de meteorología) tomando como referencia el período 1981-2010, la previsión para los meses del período mayo-junio-julio apuntan a un 75% de probabilidades de que la temperatura sea igual o mayor de lo normal, y también un 75% de que la precipitación sea menor o igual de lo habitual.
Como ya viene siendo tónica habitual en la última década y quizá porque el cambio climático se va haciendo cada vez más patente, la cosecha viene adelantada, y presenta mayor desigualdad que nunca, no sólo entre provincias sino también a nivel de parcelas de una misma comarca o según cultivos. Cuando nos encontramos a apenas tres semanas del comienzo de la recolección en la zona sur de la comunidad autónoma, la cosecha 2021 se encuentra adelantada una semana de media con respecto a los últimos 30 años. Si bien el estado fenológico de desarrollo de los cultivos es similar a los últimos seis años. El adelanto se hace patente sobre todo en cebada y no tanto en trigo. Y existe una gran diferencia, de entre 2 y tres semanas, entre las zonas más avanzadas (toda la provincia de León y oeste de Zamora) con respecto a las que requerirán una entrada de las cosechadoras más tardía en relación a sus fechas tradicionales de esta labor (sur de Salamanca y Valladolid, norte de Burgos, oeste de Soria y toda la provincia de Ávila excepto su parte más occidental).
La estimación realizada desde COAG-Castilla y León refleja un hecho destacable y nada habitual dentro de la desigualdad que caracteriza la campaña actual, y es que las menores expectativas relativas de cosecha se dan en las provincias de Burgos y Palencia, y más en concreto con un descenso de entre el 15 y el 20% de la producción en ambas márgenes del Pisuerga (es decir, la parte este de Palencia y la parte oeste de Burgos), así como en todo el tercio norte de Burgos. Afortunadamente, la merma que se da en estas zonas, parte del granero tradicional de España, se ve compensada con las mayores expectativas de recogida de grano en Ávila (+10%), Salamanca (+12%), Segovia (+13%) y Valladolid (+11%), todas ellas en dos dígitos de aumento, y también, aunque en mejor porcentaje, en León (+7%) y Soria (+5%). La cosecha en Zamora, muy desigual en sus comarcas, no se desviará prácticamente de la media de los últimos años más allá de un 3%.