El Plan Hidrológico de la parte española de la Demarcación Hidrográfica del Duero movilizará un total de 2.742 millones de euros en el periodo 2022-2027. De esta importante partida, una tercera parte, 951 millones, se destinará para reducir la contaminación difusa, aquella de la que se desconoce su origen pero que afecta notablemente al aire y las aguas de un espacio determinado, como es en este caso la cuenca del Duero.

Así lo establece el borrador del documento, al que tuvo acceso la agencia Ical, que afronta la revisión en su tercer ciclo y que plantea un número específico de medidas con finalización prevista en ciclos posteriores. De las 339 iniciativas planeadas en el primer ciclo no iniciadas (2009-2015), 145 son de saneamiento y depuración, para las cuales las autoridades competentes “no han tenido suficiente financiación o no se ha llegado a acuerdos y se ha propuesto que se ejecuten en el siguiente ciclo”, tal y como justifica el borrador. De ellas, 186 tienen presupuesto para el ciclo 2022-2027 y se ejecutarán durante el tercer ciclo.

Uno de los apartados que suelen provocar mayor polémica, por su importancia en la Comunidad, son los regadíos, cuyas infraestructuras absorberán 537 millones en este ciclo. Sin embargo, la previsión establece un recorte del seis por ciento en su asignación de volumen de agua en relación al anterior periodo, con 3.089 hectómetros cúbicos anuales (frente a los 3.282) del periodo 2015-2021.

Se trata de una disminución importante que se alinea con la caída de los valores de las reservas globales, que caen un tres por ciento, con 4.052 hectómetros cúbicos en total. Además de regadíos, el agua de la cuenca se destinará a abastecimiento, que caerá un 13 por ciento (251,11 hectómetros), e industria y otras demandas, la única que crecerá, concretamente un 21 por ciento, al pasar de 590 a 712 hectómetros cúbicos al año.

El borrador justifica esta caída general a diversos motivos. En primer lugar, argumenta que se han resuelto algunas concesiones de aguas, sobre todo relativas a abastecimientos; en segundo, se han reducido las asignaciones en algunas demandas agrarias en zonas regables del estado, “como consecuencia de que ahora se dispone de datos reales de consumos históricos”; en tercer punto, por la fijación de las reservas, con las que se ha tenido en cuenta las mejores técnicas disponibles para hacer un “uso eficiente del agua, lo que conlleva exigencias de eficiencias mínimas”; y por último, el documenta cita la expectativa de nuevas demandas futuras que “se ha inferido a partir de la demanda de nuevos usos experimentada en el segundo ciclo de planificación”.

En definitiva, aspectos como las características hidrológicas por ejemplo, grado de irregularidad y estacionalidad, el funcionamiento de la componente subterránea, el tipo de demandas, los retornos, el régimen de caudales ecológicos y la organización de la gestión “influyen de forma muy importante en la capacidad de gestión de un sistema”.

Por ello, las modificaciones entre el segundo y tercer ciclo de planificación se deben a las variaciones, sentencia el borrador, en la estimación de demandas y los distintos horizontes contemplados: 2021 para el plan del segundo ciclo y 2027 para el tercer ciclo. En diversos sistemas y tipo de demanda (caso del sistema Carrión y uso industrial y otras demandas) hay cambios muy significativos derivados de la “no consideración en el tercer ciclo de demandas de refrigeración de centrales térmicas que se encuentran actualmente desmanteladas o en fase de desmantelamiento”, caso de las de Guardo o La Robla.

Principales inversiones

Si se analizan las inversiones por grandes grupos, el documento prevé 1.991,23 millones de euros para el logro de los objetivos ambientales, otros 315,88 para la atención de las demandas de agua, 28,5 millones para fenómenos extremos, 75 para conocimiento y gobernanza y los últimos 332,4 millones para otro tipo de inversiones.

Si se entra más al detalle, los 2.742 millones del borrador se pueden dividir también en casi mil millones para reducir la llamada contaminación difusa, a los que se suman otros 307 para disminuir la de carácter puntual, aquella que sí está identificada. Igualmente, otros 541 millones irán dedicados a reducir la presión por extracción de agua y otros 170 a la mejora de las condiciones morfológicas. Además, se establecen 316 millones para medidas relacionadas con el “incremento de los recursos disponibles” y otros 332 para “satisfacer otros usos asociados al agua”.

Otro tipo de partidas son el mantenimiento de las redes de seguimiento e información hidrológica (27,3 millones), la restauración y conservación del dominio público hidráulico (192,5 millones), la gestión del riesgo de inundaciones (9,8 millones), infraestructuras de saneamiento y depuración (302,25 millones), mantenimiento y conservación de infraestructuras hidráulicas (148,55) y recuperación de acuíferos (17,37 millones), entre otros inversiones.



Asignaciones por sistemas

Como en los dos ciclos anteriores, las asignaciones de volúmenes de reservas varían en función de los sistemas de explotación. En primer lugar, el regadío, que es el principal consumidor de agua de la Comunidad, con un 75 por ciento de los algo más de 4.000 hectómetros cúbicos anuales de la cuenca, sufrirá un recorte del seis por ciento en global. Baja notablemente en el Águeda, un 35 por ciento, en el Riaza-Duratón, un 10 por ciento, en el Carrión, un 21 por ciento, y en el Órbigo, un 17 por ciento. También lo hace, de forma más moderada según las previsiones, en el Esla, un seis por ciento, y el Alto Duero (siete por ciento).

Por contra, se eleva la asignación en el Tera y en el Cega-Eresma-Adaja (uno por ciento en ambos casos), el Támega-Manzanas, en Orense (un cinco por ciento), en el Arlanza (18 por ciento) y el Tormes (dos por ciento). Se mantienen igual que el ciclo anterior en Bajo Duero y Pisuerga.

Mientras, el abastecimiento en el total de la cuenca caerá un 13 por ciento. Destacan las bajadas que se prevén en el Támega (35 por ciento), Águeda (28), Bajo Duero (24 por ciento), Esla (19), Tormes (17 por ciento), Órbigo (13 por ciento), Alto Duero, Riaza-Duratón y Cega-Eresma-Adaja (11 por ciento).

Para terminar, el único tipo de demanda que crecerá, el industrial, que lo hará un 21 por ciento. Entre los incrementos, un dos por ciento en el Águeda, un tres en el Arlanza, un 16 por ciento más en el Órbigo, un 39 en el Támega, un 25 por ciento más en el Alto Duero, un 76 en el Tormes y un 210 por ciento de incremento en el Cega-Eresma-Adaja, es decir, tres veces más, si bien representa en total 7,14 hectómetros cúbicos anuales, cifra muy inferior al resto de sistemas. Entre las que se estima menor consumo de agua industrial, el Bajo Duero, un ocho por ciento menos, el Riaza-Duratón, un dos por ciento, el Esla, un 31 por ciento de bajada, el Pisuerga, un siete por ciento y, sobre todo, el Carrión, con un 92 por ciento menos.