El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, se ha reunido esta mañana con la presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero, Cristina Danés, dentro de las reuniones periódicas que mantienen ambas administraciones, para acercar posturas y coordinar planteamientos de carácter técnico antes de que la Consejería envíe las alegaciones pertinentes al borrador de Plan Hidrológico del Duero (2022-2027).
Siendo la cuenca del Duero la que menor capacidad de regulación tiene, dentro de las grandes cuencas españolas, para la Consejería resulta necesario incrementar esta capacidad para resolver problemas de regulación estructurales en zonas con déficits para, así, atender a las demandas actuales, y permitir el mantenimiento de los regadíos subterráneos en el futuro, sin limitaciones a las actividades actuales.
Por otra parte, también estiman necesario dotar a la cuenca de resistencia frente al cambio climático para garantizar el desarrollo rural en el territorio y el mantenimiento de la actividad socioeconómica, la población y el empleo.
En virtud de lo anterior, el consejero ha señalado que “el Plan Hidrológico actual contempla únicamente dos regulaciones que atienden al primer objetivo señalado, que son las regulaciones de las zonas del Órbigo y el Carrión, si bien esta última, está dotada con unas cantidades de inversión muy escasas para este periodo (5 millones de euros para cada una de las dos presas proyectadas en la zona), que no permitirán poner en marcha estas infraestructuras a lo largo del periodo, como señala el borrador de Plan”.
Además, el segundo de los objetivos, según Carnero, “debe conseguirse incluyendo en el Plan actuaciones como la regulación del Cega, a través de la presa de Lastras de Cuéllar, que figuraba en el Esquema Provisional de Temas importantes de esta planificación y ha desaparecido. Por otro lado, es preciso incrementar la regulación del Tormes para que permita mantener e incluso incrementar las superficies de regadío dependientes de La Armuña que quedan pendientes de transformar y que tienen como objetivo principal sustituir regadíos que actualmente se nutren de recursos subterráneos”.
“Otra medida que debería incluirse en este Plan”, tal y como ha añadido Carnero, “sería incrementar la presa de Santa Teresa, que junto con las actuaciones en el río Cega, darían solución a los problemas de aguas subterráneas en el norte de la provincia de Salamanca, sur de Valladolid y varias zonas de Ávila y Segovia”.
Regadío
En este apartado, Carnero ha reivindicado que “desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural pensamos que no debe renunciarse al incremento de las superficies regables en nuestra Comunidad. Castilla y León alberga un porcentaje de superficie de regadío menor que la media española, y esta actividad es clave para el desarrollo rural. La densidad de población se multiplica por tres en las zonas de regadío respecto a las de secano, se genera un valor añadido bruto 3,5 veces mayor que en las explotaciones de secano, y la realidad es que se incorporan 6,5 veces más de jóvenes respecto a secano”.
Además, Carnero ha reivindicado que “es momento de la transformación de al menos 7.000 hectáreas, a mayores de las contempladas en el borrador del futuro Plan, que afectan a las zonas de Valderas en León, Sector V del Cea Carrión en Palencia o un incremento de la superficie en la zona del Valdavia también en Palencia, además de una consideración correcta de las superficies de La Armuña con el objetivo de aliviar la presión de uso sobre los recursos subterráneos”.
‘Reto demográfico’
En la concepción de la planificación hidrológica ha de tener un peso muy importante, en la cuenca del Duero, el objetivo del ‘reto demográfico’. Este aspecto ni siquiera se cita entre los condicionantes de la planificación, y ello conlleva que el análisis y sobre todo las medidas propuestas, tengan efectos negativos sobre la población y el territorio rural en Castilla y León. Es preciso introducir este aspecto y modificar los preceptos del borrador presentado.