Pascual impulsa el relevo generacional en el campo de Castilla y León con la entrega de becas a hijos de ganaderos, con el objetivo de contribuir a frenar el abandono de las explotaciones ganaderas y agrícolas en la Comunidad. A escala nacional, un total de 12 alumnos se beneficiarán de estas ayudas, de los cuales cuatro pertenecen a Castilla y León, dos de Palencia y otros dos de Zamora.
La fábrica de Calidad Pascual ubicada en Aranda de Duero (Burgos) acogió hoy este acto de entrega de las I becas a alumnos e hijos de ganaderos, que contó con la asistencia de la consejera de Educación, Rocío Lucas, el presidente de Pascual, Tomás Pascual, así como algunos de los alumnos encargados de recibir esta beca, junto a sus padres.
Según explicaron desde Pascual, esta iniciativa privada nace con la idea de luchar contra la despoblación en el medio rural, por medio de un programa de becas para los hijos de ganaderos y agricultores, y promover así el relevo generacional en las granjas locales.
De esta forma, por medio de estas becas, la empresa financia los estudios de aquellos jóvenes ganaderos en disciplinas vinculadas al sector primario. “Esta iniciativa es el último paso que estamos dando para procurar que los jóvenes sigan en las explotaciones”, explicó el director de Compras Agro de Pascual, Joaquín Lorenzo. Estas becas permitirán a estos alumnos seguir estudiando una carrera que luego les ayudará a seguir con el negocio familia.
“Nuestra intención es dotar de continuidad y recorrido a este programa, de manera que se repita en cada curso académico, ampliándolo en próximas ediciones a jóvenes agricultores locales”, apuntó.
Estas becas destinadas a enseñanzas regladas se complementan con un plan formativo de alto rendimiento, impartido por Pascual, para instruir a estos jóvenes una vez que se incorporen a los negocios familiares. “En el momento en que os incorporéis a la granja, tendréis un plan individualizado y una formación multidisciplinar con técnicos de alto nivel en las principales líneas que tenéis que conocer”, explicó, dirigiéndose a los alumnos. Esta formación incluye áreas como sostenibilidad, medioambiente, reproducción, seguridad alimentaria o gestión empresarial.
Según explica Joaquín Lorenzo “las compañías del sector agroalimentario tienen que tomar la iniciativa y comenzar a poner soluciones para garantizar la continuidad de las explotaciones ganaderas y agrícolas en Castilla y León. Las economías rurales necesitan que tanto el sector como la Administración Pública impulsemos recursos para potenciar la industria agroalimentaria, que es un elemento fundamental de vertebración del territorio y fijación de población en el medio rural”. Asimismo, trasladó a los jóvenes la importancia de “dignificar mucho más la profesión”, una “tarea pendiente” del sector ganadero.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el porcentaje de titulares de una explotación agrícola o ganadera con menos de 40 años es de tan solo el 8,6 por ciento, una cifra que se reduce al 7,73 por ciento en el caso de Castilla y León. “El fenómeno de la despoblación no solo es un desastre para la economía y para el equilibrio entre el medio rural y urbano, sino que además supone un grave problema medioambiental. En última instancia, un sector primario más débil supone menos producción local y de proximidad, por lo tanto, mayores importaciones y mayor huella de carbono de la cadena de suministro, por no hablar de la dependencia de terceros países en un sector estratégico como es el de los alimentos. Por otra parte, el abandono de ecosistemas rurales y cultivos también supone la degradación de nuestros terrenos, campos y bosques, que tendrán menos capacidad para absorber CO2”, señaló Lorenzo.
“El futuro de las empresas está en los que vienen detrás, los que tienen que ayudarnos a nosotros a afrontar retos cada vez más complejos. Si sois ejemplares es porque vuestros padres también lo son. Tenéis futuro prometedor, porque hay unas oportunidades tremendas. Sois el origen de un viaje que empieza en vuestra casa y llega hasta las mesas de todos los españoles, tanto en sus hogares como fuera de ellos. En vuestro trabajo, descansa el futuro de esta compañía, y en vuestras manos descansa el futuro del campo español”, completó el presidente de Pascual, Tomás Pascual, en sus palabras a los alumnos becados.
Por su parte, durante su intervención, la consejera de Educación, Rocío Lucas, puso en valor esta iniciativa, ya que no solo “mejora a la empresa y al sector”, sino también a sociedad de Castilla y León. “La educación pretende eso”, añadió. En esta línea, felicitó a Pascual por esta iniciativa privada y aseguró que desde la Junta cogerán ideas y ayudarán en “lo que sea”, pero recordó que se trata de una “iniciativa privada”.
Asimismo recordó algunos de los retos que plantea la educación “del futuro más inmediato”, como son el relevo generacional en el campo español, el rejuvenecimiento de los ganaderos y agricultores, la modernización y mejora de la productividad del sector primario, así como la calidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad o la equidad educativa.
“Estas becas serán un gran impulso para que culminéis con vuestros estudios. Con esfuerzo y trabajo es posible alcanzar las metas que os propongáis”, afirmó, dirigiéndose a los jóvenes hoy reconocidos con estas becas. “La educación es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos, la mejor receta para asegurar un futuro prometedor”, añadió. Por último, resaltó el trabajo de Pascual, una empresa familiar que se caracteriza por ser “un referente de calidad y éxito”.
Relevo generacional
Uno de los jóvenes benefactores de esta beca, David Álvarez, de 23 años, explicó que actualmente se encuentra estudiando una doble ingeniería en Madrid, y su objetivo es continuar al frente de la explotación de su familia, ubicada en Palencia, una vez finalicen sus estudios. “El trabajo en el campo es sacrificado pero gratificante. No es la vida más fácil, ni la que mucha gente escogería, pero desde que tengo uso de razón, continuar con el proyecto me resulta bastante emocionante”, explicó.
“Creo que tenemos un largo y duro camino por delante, desde la digitalización para mejorar la eficiencia hasta la implementación de las tecnologías limpias”, continuó, indicando que mientras la evolución de sus abuelos se centraba en el crecimiento de las empresas, el de su generación irá “más enfocado a la modernización y robotización de la empresa y reducción de la mano de obra”. Por último, quiso hacer un llamamiento a las empresas y poderes públicos para que “protejan y apoyen todo lo que puedan los entornos rurales y conseguir animar a los jóvenes a quedarse”. Animó también a los jóvenes a formarse y “apostar por continuar con los negocios de sus padres”.
Compromisos de Pascual
Además de este programa de becas, Pascual continúa reforzando su compromiso con los productores locales gracias a su estrategia para crear valor en toda la cadena. De esta manera, la compañía tiene en marcha programas de eficiencia productiva para mejorar los resultados de las granjas con las que trabaja, permitiendo el desarrollo de las explotaciones y la mejora de su rentabilidad. Si una ganadería media en España produce unas 800 toneladas al año, una de Pascual, 1.496, un 87 por ciento más.
Además, la compañía ha creado Optilácteo, un proyecto innovador que permite conocer con exactitud, a través de herramientas TIC, las debilidades y fortalezas de cada granja, lo que ayuda a nuestros ganaderos a maximizar sus recursos. Como señala Joaquín Lorenzo, “el futuro del campo pasa por una digitalización que permita a nuestros ganaderos rentabilizar sus explotaciones gracias a información precisa en tiempo real”.
Según indicaron desde la compañía, estas iniciativas han permitido a Pascual establecer relaciones "estables, duraderas y cercanas" con todos sus ganaderos y familias, de manera que el 85 por ciento de sus granjas llevan más de 15 años colaborando con la compañía. "Un compromiso con el sector primario que, además, se refleja en la apuesta por la producción y desarrollo local", indicaron. De hecho, afirman que el cien por cien de la leche que compra la compañía es de origen español, habitualmente procediendo de municipios de menos de 40.000 habitantes, potenciando la actividad en las economías rurales y el impacto socioeconómico positivo de toda la cadena de valor láctea.